Redacción. Madrid
El jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Rafael Herranz Crespo, ha sido premiado con la medalla de la Protección Civil que impone el Ministerio del Interior. Este galardón se ha otorgado en reconocimiento a la labor del servicio como centro de referencia en el tratamiento de personas irradiadas y por la labor formativa dirigida a todo tipo de personal que pueda verse involucrado en un suceso nuclear o radiactivo.
Rafael Herranz, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica del Marañón. |
El galardón para Rafael Herranz se ha justificado, asimismo, por su labor de protección y tratamiento de los pacientes, los trabajadores expuestos, el público en general y el medio ambiente de los riesgos asociados al empleo de las radiaciones ionizantes.
También se ha reconocido el esfuerzo formativo destinado al personal de Protección Civil, ya que Rafael Herranz mantiene una colaboración desde hace más de diez años mediante la que imparten entre dos y cuatro cursos cada año en la Escuela Nacional de Protección Civil y un curso on-line anual para personal sanitario del entorno de instalaciones nucleares.
Herranz ha desarrollado la casi totalidad de su ejercicio profesional en el Gregorio Marañón donde, desde 1987, es jefe del Servicio de Radioterapia. La actividad asistencial que lleva a cabo Herranz está vinculada con la integración de recursos técnicos y humanos parejos a la modernización y aplicación de las radiaciones ionizantes en el tratamiento del cáncer. Una labor que ha llevado a convertir este servicio en una referencia del sector.
En el Marañón, Herranz también ejerce como docente y ha sido tutor de MIR de la especialidad; es profesor de la Escuela de Enfermería y, en la Universidad Complutense, fue fundador de la Escuela de Técnicos Especialistas. Además, en la actualidad es director de la Escuela Técnico Profesional de la Salud de la Comunidad de Madrid.
En el área de la investigación, Herranz ha dirigido gran parte de sus trabajos al estudio de los efectos biológicos de las radiaciones ionizantes y su impacto en la salud de las personas. Esta labor se ha reflejado en múltiples publicaciones en revistas científicas y capítulos de libros, y sus resultados se han presentado en congresos nacionales e internacionales.
Dentro de sus aportaciones, Herranz también creó, en 1983 –y lo dirige en la actualidad– el Centro Nacional de Radiopatología, designado por el Consejo de Seguridad Nuclear para prestar asistencia sanitaria a personas irradiadas o contaminadas por elementos radiactivos, reconocido como tal por el Ministerio de Sanidad. Bajo su cargo también se encuentra el Laboratorio de Dosimetría Biológica.
Nuevos catéteres y sistemas de navegación
Por otra parte, el Servicio de Cardiología del hospital ha organizado el XII curso de “Sistemas de Navegación en Electrofisiología Cardiaca” en el que se han presentado nuevos catéteres y sistemas de navegación para el tratamiento de arritmias complejas y que el centro incorporará a la práctica clínica. En el Gregorio Marañón se realizan alrededor de 200 ablaciones anuales de alta complejidad.
El centro presenta cada año los avances en sistemas de navegación cardiaca. Estos sistemas que reconstruyen la anatomía cardiaca de una forma muy fidedigna, permiten la ablación de arritmias ventriculares y supraventriculares que antes no se podían abordar de una forma tan eficaz. Con estos sistemas se definen mejor el origen de las arritmias y las zonas por tratar gracias a una información precisa en tres dimensiones.
La ablación se realiza mediante un catéter que se introduce en un vaso sanguíneo y se avanza hasta el corazón, y una vez allí se destruyen mediante la aplicación de radiofrecuencia las áreas de tejido cardíaco en las que se originan las arritmias.
Uno de los nuevos tipos de catéteres que se están utilizando son los conocidos como “con sensor de contacto”, que incorporan los citados sensores para permitir al cardiólogo saber cuándo ha establecido contacto con la pared del corazón, la presión que se está ejerciendo y las características del tejido que está tocando. Con toda esta información se puede optimizar tratamientos al aumentar la eficacia de la ablación.
Láser y crioablación
También se han incorporado un tipo de catéteres con múltiples electrodos que permiten cartografíar simultáneamente superficies muy extensas. Éstos se expanden dentro de la cámara cardiaca y registran toda su actividad eléctrica, datos con los que se realizan diagnósticos mucho más rápidos. También se han presentado otros catéteres que permiten ablación circunferencial mediante liberación de energía láser.
Otro de los avances en esta área es la crioablación con balón. Una variante que destruye por congelación el tejido auricular gracias a una especie de pelota que se hincha dentro de la vena pulmonar donde se baja la temperatura por debajo de menos cincuenta grados.
El Servicio de Cardiología del Gregorio Marañón lleva quince años presentando los avances en navegadores e incorporando a la práctica clínica las nuevas tecnologías que permiten tratamientos más precisos y el abordaje de afecciones más complejas.