José Manuel Castro Beiras, presidente de la Comisión de Deontología
del Colegio de Médicos de Madrid.
22 dic. 2020 9:10H
SE LEE EN 13 minutos
El claro mandato presidencial que los médicos colegiados dieron hace unos meses a Manuel Martínez-Sellés está transformando el Colegio de Médicos de Madrid (Icomem). Una de esas novedades es la designación de José Manuel Castro Beiras como presidente de la Comisión Deontológica.
Jefe de Servicio en el Ramón y Cajal, abogado, llega a su nueva responsabilidad con muchas ganas, como demuestra en esta entrevista en la que la nueva legislación en torno a la eutanasia centra buena parte de sus críticas a la situación asistencial actual en España.
¿Cómo recibió la oferta del presidente del Colegio de Médicos de Madrid para aceptar la Presidencia de la Comisión de Deontología ?
Me sentí muy honrado y a su vez muy agradecido a Manuel Martínez-Selles Soares por haberme tenido en cuenta para una misión de tan alto nivel e importancia. Sin duda en el colectivo de los médicos de Madrid hay muchísimos médicos que podrían haber sido llamados para esta alta función.
¿Por qué cree que pensó en usted para esta responsabilidad?
Porque negar que tenemos amigos comunes que nos presentaron durante la campaña para presidir el Icomem. Sin embargo, me parece que esto no es suficiente. Sin duda, tuvo mucho que ver, en primer lugar, mi conocimiento de la sanidad tanto en su vertiente pública como en el ejercicio de la medicina privada. Y muy posiblemente en segundo lugar, por ser doctor en Medicina y además por ser abogado colegiado en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, del que soy además soy consejero de la Sección de Derecho Sanitario. En tercer lugar, en especial, por conocer mi inquietud y lucha por los valores preferentes de la profesión médica.
¿Usted es de los médicos que cree que el Sistema Sanitario Español es el mejor del mundo?
Con la que ha caído es difícil sostener esta afirmación. Le puedo asegurar que mire por donde lo mide el Sistema Sanitario Español, si bien es aceptable, no es el mejor del mundo ¿Cómo se puede decir tal cosa? Teniendo a los médicos mal pagados, con tecnología obsoleta, planificación territorial de camas anticuada, listas de espera en cirugía y procesos diagnósticos, asistencia masificada, retracción en el vademécum farmacológico y con una deficiente participación de los facultativos en las decisiones de la sanidad, tanto a nivel de centro sanitario con a nivel central ¿Le parece a usted verosímil?
El poder excesivo de los gestores sanitarios, puestos a dedo, que pueden llegar a ejercer en las carreras profesionales de los médicos que tienen que ganarse palmo a palmo las plazas en los servicios.
Como médico y jefe de Servicio de Medicina Nuclear del Hospital Ramón y Cajal durante muchos años ¿Cree que la gestión sanitaria debería ser una carrera profesional y que su ascenso estuviera jerarquizado?
Este es un gran debate. Por mi parte, creo que, aunque hay gerentes que son excelentes profesionales, también es cierto que, por un otra, hay gestores muy malos y que una decisión de un mal gestor afecta a miles de personas y a la salud de cientos de miles de ciudadanos. En este escenario no puedo decirle más que solo debería poder acceder a gestionar la sanidad los mejores profesionales sanitarios con amplia formación, con pruebas a nivel nacional que garantizasen su mérito y capacidad y con su sistema de reacreditación permanente.
Todos conocemos que las organizaciones complejas y sobre todo las basadas en el conocimiento, como las universidades, están organizadas jerárquicamente y en base a una carrera profesional debidamente ordenada. No tiene sentido que un gerente de un hospital de cien camas puede pasar a serlo de otro de mil camas sin experiencia en uno intermedio o que se pueda ser ocupar un alto cargo en la sanidad pública sin experiencia previa en la Administración en puestos inferiores. A mi me gusta mucho el modelo francés.
Entonces, ¿cómo puede tener tan buen prestigio el sistema sanitario de España?
El prestigio del Sistema Sanitario Español se debe al excelente nivel profesional del médico español y, por descontado, del excelente nivel profesional del resto de profesionales sanitarios lo cual a su vez es consecuencia en primer lugar, del sistema formativo pregrado y postgrado, en segundo lugar, del sistema de especialización en las ciencias de la salud y en tercer lugar, por disponer de un amplia gama de recursos sanitarios, públicos, privados y concertados que atienden a toda la población que reside en España.
El Sistema Sanitario Público, como engranaje normativo y operativo de un enrome dispositivo público de recursos, no funciona todo lo correctamente que debiera, se improvisa mucho y hay poca transparencia, basta ver el resultado de la pandemia. Hay que mejorar en eficiencia, suficiencia financiera, eficacia y calidad, atendiendo a las necesidades de los pacientes tal como ellos esperan recibir dicha atención y retribuyendo justamente a sus profesionales médicos.
¿Cuáles son los retos de la Deontología Médica para el presente y el futuro inmediato?
Esta pregunta no es sencilla. En primer lugar, el mayor reto es que los médicos entiendan a la Deontología no tan solo como unas reglas que obligan al médico, sino que también como un marco para su desarrollo profesional, de tal forma que habrá que arbitrar desde el Icomem un importante esfuerzo para la formación del médico en Deontología y su aplicación.
En segundo lugar, deberemos abordar, desde todas las unidades del Colegio, cuestiones que afectan al desarrollo profesional del médico y a su carrera profesional, sin ir más lejos el Colegio de Médicos debería poder intervenir en todos los procesos de selección aplicada a los médicos y por descontado en la valoración de su carrera profesional.
En tercer lugar, la disciplina de la deontología médica debería estar presenten en las Facultades de Medicina.
En cuarto lugar, la calidad asistencial no puede estar en manos de la Administración Sanitaria, sino que es una cuestión de los médicos y en la que los Colegios profesionales deberían tener su papel.
En quinto lugar, se debe insistir en la libertad de prescripción del facultativo y otro gran reto, no tan solo del Comité de Deontología, es denunciar la legalización de la eutanasia y lo que no menos importante, las deficiencias desde el punto de vista de legislación positiva del texto de la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia, que en algunos supuestos podría incluso entrar en conflicto con la Constitución.
¿Cuál es su opinión sobre la regulación de la eutanasia que ha salido del Congreso de los Diputados?
En primer lugar, tengo que decirle que la Comisión de Deontología es un órgano colegiado y en consecuencia mis comentarios deben entenderse a título personal y no como presidente de dicha comisión. Así pues, como médico ejerciente y como abogado, le digo que estoy en contra de la legalización de la eutanasia y que entiendo que se puede atender a las situaciones que expone el preámbulo de la Ley con otros instrumentos legales y con distintas técnicas médicas.
Sin ir más lejos, los cuidados paliativos dan solución por sí solos a lo que la Ley pretende conseguir, la muerte diga del paciente en situaciones extremas.
En segundo lugar, para hablar de esta Ley le emplazo a otra entrevista pues no quisiera dejarme algo en el tintero, pero puedo adelantarle algunos aspectos. El primer borrador socialista de Ley de Eutanasia se presentó en el parlamento el día 21 de mayo de 2018, el segundo fue el 30 de julio del 2019, el tercer fue el 31 de enero de 2020 y al final se ha aprobado el texto presentado el día 17 de diciembre de 2020.
Tengo que decirle que entre el primer proyecto y el aprobado hay notables diferencias, entre el segundo y tercero no hay ninguna, mientras el cuarto proyecto de ley ha incorporado matices de estilo para solventar graves errores presentes en el tercer borrador.
¿Puede concretarme sobre estos matices a los que usted se refiere?
En primer lugar, esta ley legaliza la eutanasia y el suicidio asistido, pero parece que la ley no lo quiere dejar meridianamente claro, es decir legaliza lo que hasta ahora era un asesinato, tal como la ley entiende la eutanasia, y legaliza lo que el Código penal en su artículo 143 tenía ya previsto. Los tres primeros borradores contenían innumerables errores legales, indefiniciones mal hechas e instituciones jurídicas incorrectamente tratadas, el cuarto borrador sigue con ellos, aunque con una redacción modificada que pretende hacerlos opacos.
El borrador del día 31 de enero de 2020 se inventaba la institución jurídica de la incapacidad de hecho permanente en manos del médico, en el borrador del 17 de diciembre, han suprimido el nombre “incapacidad de hecho permanente”, pero la función persiste. En el ordenamiento jurídico la incapacitación siempre debe ser por sentencia judicial.
Otra figura retocada entre un proyecto y el otro es la figura del médico consultor, que sigue siendo indefinida y su elección o designación confusa. Ya le he comentado que necesitamos mucho tiempo para repasar el texto de la ley, pero entre otros muchos errores está el artículo 16 sobre la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios.
¿Este artículo 16 no responde a la reivindicación de los médicos en cuanto a la objeción de conciencia?
Bajo mi punto de vista, la Ley de eutanasia empeora la situación del médico en esta materia. Esto lo digo en base a estos tres puntos.
En primer lugar, esta ley eutanásica limita un derecho fundamental en tres ocasiones, en una primera ocasión, solo permite la objeción de conciencia anticipadamente manifestada y no la sobrevenida, en una segunda ocasión, solo la permite cuando esta objeción es manifestada por escrito y, en una última ocasión, solo la reconoce a las personas directamente vinculadas y no a las indirectamente vinculadas, es decir, podría obligar por ejemplo a un médico residente a participar de dicho acto en contra de sus intimas convicciones. Es decir, esta ley en contra de la doctrina del Tribunal Constitucional limita un derecho fundamental, el de la objeción de conciencia y lo hace sin tener en cuenta las obligaciones que la Constitución establece a la limitación de un derecho fundamental, el contenido esencial del derecho, entre otras cosas.
En segundo lugar, es inaudito que una norma de carácter especial de una materia concreta que define su artículo 1 sobre el objeto de la ley regule una materia que nada tiene que ver con el objeto de la ley y que además es una materia relativa a un derecho fundamental, sometido a reserva de ley orgánica por la Constitución.
En tercer lugar, la regulación de la objeción de conciencia debe llevarse a cabo mediante una norma singularmente dedicada a la materia y a su objeto.
De esta forma, ¿podemos entender que una vez aprobada esta Ley el médico debería exigir la existencia de una ley propia de la Objeción de Conciencia?
Así es, cualquier persona y en concreto cualquier médico debe tener plena seguridad jurídica a la hora de poder ejercer el derecho fundamental de la objeción de conciencia y no puede haber nada que la limite, impida, dificulte o castigue.
Ya nos ha dicho antes, que sobre la Ley que legaliza la eutanasia hay que dedicar más tiempo y espacio, así pues, para acabar me gustaría que nos resumiera en dos palabras que cree que necesita el médico para su desarrollo profesional. En primer lugar, necesita percibir salarios dignos, tanto en el sector público como en el sector privado. En segundo lugar, no puede estar sometido a la dictadura de los contratos basura, el médico debe exigir contratos dignos. En tercer lugar, los médicos deben poder participar de las decisiones que comprometen su profesión y el ejercicio de la misma, deben ser consultado y escuchados y de forma vinculante por gestores, planificadores, directivos y políticos. Si los médicos deciden irse a trabajar a otros países que no sea porque aquí no se les tiene en cuenta y no se les respeta en su salario y condiciones laborales.
¿Qué cuestiones que se relacionan con la deontología medica necesitan más atención?
Como presidente del Comité de Deontologías del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid no me limitaré a revisar expedientes y organizar que la Comisión los vote, sino que lucharé para que la Comisión, todos sus miembros, tenga un papel activo en la formación de los médicos en cuestiones deontologías y que los médicos vean en notros unos compañeros que lo único que pretendemos, respetando siempre el sagrado valor del paciente, es que el médico no sea tan solo un trabajador de la salud sino un profesional de la medicina con un papel social renovado y al nivel de su importante función.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.