El exceso de peso puede deberse a una distribución inapropiada de macronutrientes y escasa actividad física

La Fundación Jiménez Díaz aborda el aumento del sobrepeso y de la obesidad infantil en los niños de entre 7 y 9 años.
Leandro Soriano, jefe del Servicio de Pediatría de la Fundación Jiménez Díaz y Miriam Blanco, pediatra especialista en Gastroenterología y Nutrición de la fundación.


8 jul. 2024 12:20H
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Enmarcado en la prevención y promoción de la salud, y más concretamente en su compromiso con la mejora de la nutrición infantil, el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz organizó recientemente su “IV Curso de Actualización en Nutrición Pediátrica”, dirigido a médicos y enfermeros de Atención Primaria y Especializada, y en la que los profesionales pudieron interactuar en tiempo real con los ponentes, reforzando así los temas expuestos.

Durante el encuentro se abordó el incremento de la obesidad infantil, un problema que va en aumento, a tenor de un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud en Europa, con datos del estudio COSI (Childhood Obesity Surveillance Initiative), según los cuales más del 40 por ciento de los niños de entre 7 y 9 años presentan sobrepeso y obesidad en España, lo que genera una gran preocupación entre los profesionales sanitarios.

A este respecto, Francisco Javier Mejorado, especialista de Endocrinología Infantil en la Fundación Jiménez Díaz, indicó que “el exceso de peso durante la infancia se debe a varios factores, entre los que destacan una nutrición poco variada con exceso de hidratos de carbono y grasas, una ingesta insuficiente de verdura y fruta, una escasa actividad física limitada solo a la realizada en el centro escolar y un aumento progresivo de la exposición a las pantallas”.

En cuanto al abordaje, Leandro Soriano, jefe del Servicio de Pediatría de la Fundación Jiménez Díaz, investigador asociado del Laboratorio de Lípidos de su Instituto de Investigación Sanitaria (IIS-FJD) y uno de los directores del curso, apuntó que “debe comenzarse incidiendo en una alimentación sana y equilibrada basada en la dieta mediterránea, tanto en casa como en el centro escolar, junto con la práctica de ejercicio físico diario”. En los pacientes adolescentes mayores de 12 años que, aun cumpliendo las recomendaciones nutricionales y deportivas, no consiguen disminuir de forma importante un peso que pueda asociar complicaciones metabólicas, “valoramos un tratamiento farmacológico, que ha llegado de forma reciente a los pacientes pediátricos”.

Para atender a estos pacientes, el hospital madrileño cuenta con una consulta específica de obesidad en la que se analiza la composición corporal para comprobar la evolución de la masa grasa y también se realizan estudios genéticos para aquellos que presentan un grado importante y de inicio muy precoz de esta patología. Además, gracias a la ayuda del Laboratorio de Lípidos del IIS-FJD, se realizan otros estudios de investigación que incluyen el papel de diferentes polimorfismos genéticos y la epigenética en el desarrollo de la obesidad.

Control nutricional en prematuros


Otra de las cuestiones tratadas en esta cita fue la nutrición del prematuro en sus primeros meses de vida. Así, Soriano señaló que “se trata de una etapa muy vulnerable de los bebés; por ello, es muy importante realizar una monitorización nutricional intensiva que permita hacer continuos ajustes en los aportes según los cambios fisiológicos y las complicaciones que puedan aparecer”. “Y es que, aportar una adecuada nutrición en este momento tan crítico mejorará el pronóstico a corto y largo plazo de estos pacientes”, insistió.

Por su parte, en el curso se analizaron otras afecciones asociadas a la nutrición que se dan en la infancia, como la esofagitis eosinofílica, una enfermedad crónica del esófago mediada por el sistema inmune que se asocia a síntomas relacionados con la disfunción esofágica y que provoca su inflamación, de predominio eosinofílico. En estos casos, el tratamiento dietético, una de las opciones terapéuticas para abordarla, se ha vuelto menos restrictivo en los últimos años, y hay pacientes que consiguen mantener la remisión con dieta exenta únicamente de uno o dos grupos de alimentos, principalmente las proteínas de la leche de vaca y el gluten.

Asimismo, Miriam Blanco, otra de las directoras de este curso y pediatra especialista en Gastroenterología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz, puso de relieve el reciente y notable aumento del diagnóstico de alergia a las proteínas de la leche de vaca no mediada por IgE. En este sentido, la especialista puntualizó que “hay guías recientes que establecen de forma más concreta los criterios diagnósticos de la misma y recomiendan asegurarlo antes de prescribir fórmulas lácteas especiales”.

Por último, se trató el manejo del síndrome de enterocolitis inducida por la proteína en los alimentos, que se presenta habitualmente antes de los 2 años de edad y el alimento con el que más se relaciona es la leche de vaca. “El diagnóstico es clínico, ya que se diferencia de otros tipos de alergia alimentaria por sus manifestaciones, y en ocasiones, complejo porque puede presentar síntomas muy diversos, que pueden llegar a ser graves y que se asemejan a cuadros como la sepsis, por lo que pueden confundirse con otras alteraciones”, concluyó Blanco.
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