Exteriores de la antigua fábrica de Clesa junto al Hospital Ramón y Cajal.
Al margen de su obra arquitectónica, del pontevedrés
Alejandro de la Sota quedó para el recuerdo aquella célebre oración de
‘dar liebre por gato’, en referencia a la necesidad de ofrecer siempre más de lo que se pide. Bajo esa filosofía levantó en Madrid uno de los edificios modernistas más significativos de la España del siglo XX, la
central lechera Clesa, donde el Ayuntamiento proyectó en 2019 toda una
‘Ciudad de la Medicina’ destinada a ser referente en el impulso de la investigación científica. Lejos de tambalearse tras la decisión del Gobierno autonómico de declarar la planta como Bien de Interés Cultural (BIC), el plan se mantendrá totalmente en firme, tal y como confirman a
Redacción Médica desde el Consistorio:
“Vamos a seguir adelante”.
En este sentido, fuentes del Ayuntamiento de Madrid señalan que el proyecto inicial para la creación de un centro de innovación e investigación
en los aledaños del Hospital Ramón y Cajal “se adaptará” para preservar la fábrica de Clesa, de forma que se cumplan con los requisitos de preservación que le confieren su declaración como Bien de Interés Cultural.
Lo cierto es que hubo dudas sobre el futuro del proyecto en las horas posteriores a que el consejero de Cultura autonómico,
Mariano de Paco, desvelara este jueves ante el pleno de la Asamblea la intención del Ejecutivo de
Isabel Díaz Ayuso de incrementar la
protección de las instalaciones de la antigua fábrica lechera, cuya actividad cesó en 2011. "Los técnicos de la Dirección General de Patrimonio han valorado, tras varias visitas al inmueble y reuniones con el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid y el Ayuntamiento de la capital, la
importancia y singularidad histórica del edificio", concluyó.
“Ser BIC no impide actuar sobre el edificio”
Esa incertidumbre fue alimentada por el silencio institucional del propio Consistorio, que no se ha posicionado públicamente al respecto.La idea de la administración de
José Luis Martínez-Almeida, en cualquier caso, se mantiene invariable. Y la realidad es que no había motivos para dudar de ello, explica a
Redacción Médica Ramón Andrada, responsable de
Estudio Andrada y del Área de Patrimonio del
Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid: “La declaración como BIC
no impide, a priori, actuar sobre el edificio. De ser así, habría muchas instalaciones muertas de la risa”, reflexiona.
En palabras de Andrada, lo importante es que el proyecto que se lleve a cabo en la fábrica de Clesa y sus inmediaciones
“preserve los aspectos arquitectónicos importantes”. En este caso, prima “la misma configuración espacial del edificio”, o, dicho de otra manera, su “atmósfera interior”. Desde las proporciones hasta los materiales y el tratamiento de la luz.
"Ser protegido como BIC no quiere decir que no se pueda hacer nada, ni siquiera en la fachada"
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En esta línea, destaca que el hecho de estar protegido como BIC “
no quiere decir que se no pueda hacer nada”. “Ni siquiera en la fachada. Pero no se deben alterar los valores arquitectónicos característicos”, añade Andrada, que subraya además que cualquier actuación deberá pasar por las correspondientes comisiones de Patrimonio.
“Eso son los valores que no me cabe duda de que se tienen que respetar y que estamos seguros de que el equipo que ganó el proyecto apreció”, señala. En cualquier caso, el arquitecto incide en el hecho de que Clesa no ha recibido esta calificación BIC
“como edificio industrial” sino como monumento, “atendiendo a la
espacialidad arquitectónica del mismo”. “Es una fábrica muy característica que define muy bien el famoso ‘dar liebre por gato’ de De la Sota”, indica.
“Mezcla enriquecedora” de investigación y cultura
Tal y como informó el propio Ayuntamiento, el objetivo es
insuflar “vida” a las instalaciones para convertirlas en un referente de investigación y cultura, de manera que “coexistan diferentes disciplinas en una mezcla enriquecedora”.
“Se creará un ecosistema de innovación e intercambio de conocimiento al servicio de toda la ciudad a través de propuestas de divulgación científica y cultural. El proyecto apuesta por el I+D+I como motor del conjunto", explicó.
Desde sus orígenes, esta ‘Ciudad de la Medicina’ contempla entre otras actuaciones la construcción de una
residencia que albergará tanto a estudiantes de carreras como Medicina o Enfermería, a residentes de las
distintas especialidades del Ramón y Cajal, así como a familiares de pacientes hospitalizados.
El equipo encargado de darle vida al espacio está formado por
Kadans Science Partner -que tiene una enorme experiencia internacional en la puesta en marcha y la gestión de lugares similares a este en diferentes sitios de Europa, como el centro médico Sycamore House de Walsall, al norte de Birmingham en Reino Unido.
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