Redacción. Madrid
“Hay que acabar con el mito y dejar claro que fumar tabaco de liar es tan perjudicial o más que fumar cigarrillos manufacturados”. Así de rotundo se muestra Carlos A. Jiménez Ruiz, director de la Unidad Especializada en Tabaquismo de la Dirección General de Salud Pública (DGSP) de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, ponente en la mesa sobre tabaquismo ‘Otras formas de fumar tabaco’, celebrada en el XX Congreso de Neumomadrid, la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica, que reúne estos días a más de 400 neumólogos, cirujanos torácicos, médicos de Atención Primaria y personal de Enfermería.
Jiménez Ruiz.
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El tabaco es responsable de más de seis millones de muertes anuales en el mundo y la prevalencia en España está en torno al 30 por ciento en adultos de entre 15 y 64 años. Por eso, la Unidad de Tabaquismo de la DGSP ha desarrollado un estudio que compara a los fumadores de tabaco de liar con los consumidores de cigarrillos manufacturados. “Quienes fuman tabaco de liar consumen menos cigarrillos al día, pero, a pesar de ello, tienen unos niveles de monóxido de carbono en su aire espirado más altos que los de los fumadores de cigarrillos manufacturados”, explica Jiménez Ruiz. “Otro dato importante es que los niveles de cotinina también son similares en ambos grupos, aunque los fumadores de tabaco de liar consuman menos cigarrillos al día”, añade.
Otros estudios revelan que la población general española piensa que fumar tabaco de liar es menos tóxico que fumar cigarrillos manufacturados. De hecho, el consumo de tabaco de liar en nuestro país se incrementa progresivamente: “Aumenta casi un 14 por ciento cada año, mientras que el consumo de tabaco manufacturado se reduce”, detalla el especialista. Sin embargo, señala que las marcas de tabaco de liar no cumplen con la normativa vigente, ya que no indican la cantidad de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono que llevan, y que, además, sobrepasan los contenidos máximos.
Fumar a través de pipa de agua
Por otro lado, José Ignacio de Granda Orive, del Servicio de Neumología del Hospital Universitario 12 de Octubre, advierte de que el consumo de tabaco en pipa de agua “se está extendiendo de forma alarmante, afectando sobre todo a jóvenes de todo el mundo”. El neumólogo considera que “las actitudes sociales permisivas favorecen su uso entre niños y mujeres, puede comportarse como factor de iniciación al consumo de cigarrillos y, quizás, otras sustancias, y es capaz de generar adicción”.
“La exposición tóxica es medible, pero la comparación con el cigarrillo depende del protocolo de análisis utilizado. Presenta una exposición mucho mayor de monóxido de carbono, ya que se suma el procedente del tabaco con el del carbón, y presenta una mayor exposición a nicotina y hasta 27 carcinógenos diferentes con una exposición altamente imprevisible y variable”, detalla De Granda Orive. “El consumo de pipa de agua provoca enfermedad coronaria, síntomas respiratorios, deterioro de la función pulmonar y EPOC, aunque dichas evidencias han sido extraídas con algunos estudios con ciertas limitaciones metodológicas”, concluye el especialista.
Tabaco y cannabis
El cannabis es la droga ilegal más consumida en la mayoría de países desarrollados y en torno al 25 por ciento de sus usuarios desarrolla un consumo patológico. Eva de Higes Martínez, del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, señala que “los datos de la última encuesta sobre alcohol y drogas en España muestran un ligero aumento de consumo de tabaco y un ligero descenso de cannabis. Sin embargo, la tendencia en cuanto al inicio de consumo es mayor con cannabis que con tabaco. Además, el cannabis está implicado en el 90 por ciento de los casos de policonsumo. Posiblemente, esto tiene mucho que ver con el bajo riesgo percibido en el consumo de cannabis respecto de otras drogas, incluida el tabaco”.
Así como los efectos nocivos del tabaco son ampliamente conocidos, existen muchos falsos mitos relacionados con la inocuidad del cannabis que, advierte la especialista, “también puede influir en el desarrollo de enfermedades respiratorias crónicas y de otros problemas, sobre todo a nivel psicosocial”.
“El consumo asociado de tabaco y cannabis es frecuente y los fumadores duales tienen mayor riesgo de desarrollar dependencia, problemas de salud y dificultad para el abandono de dichas sustancias. Los escasos estudios realizados, sugieren que el abordaje de los pacientes en programas de deshabituación debe contemplar el tratamiento de ambas adicciones de forma simultánea. A pesar de ello, no existen programas integrados específicos para el abandono conjunto de ambas sustancias, lo que dificulta el manejo de estos pacientes”, explica De Higes Martínez. En su opinión, “el reto de los profesionales sanitarios debe ser ofrecer una atención integral de los pacientes con adicciones, teniendo en cuenta todas las sustancias implicadas en la adicción, y que contemple tanto aspectos terapéuticos como psicosociales”.
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