Investigadores trabajan en la ingeniería de tejidos óseos.
“El hueso es uno de los pocos tejidos del organismo que tiene capacidad de autoreparación”, cuenta la doctora
Lorena García Lamas, del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología del
Hospital 12 de Octubre y aunque no suponga una novedad, explica que hay “ciertos límites a esa reparación”. Es justamente ahí donde surge la
ingeniería de tejidos que no tiene otro fin que “crear sustitutivos óseos sintéticos” capaces de suplir las actuales técnicas de autoinjerto y aloinjerto.
García Lamas junto a
Antonio Salinas, químico e investigador de la facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, han comprobado que los
vidrios mesoporosos son un material “muy optimizado” -tal como sostiene Salinas- que, enriquecidos con la sustancia osteoestatina “ayuda a formar hueso y además a formar hueso de mayor densidad”. Sin embargo, explican que el resultado “todavía no es comparable al autoinjerto”, por lo que se necesita de más estudios.
Lorena García, cirujana e investigadora del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
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“Nos falta un poco para conseguir esas características, así que, en este momento, con esta información obtenida en esta investigación,
estamos optimizando estos materiales y ya estamos a punto de empezar la siguiente fase de nuestro estudio”, indica Lorena García.
Características del estudio
El estudio consiste en “crear un defecto crítico”, es decir, que no tiene “potencial de autoreparación” para observar cómo se comporta el material. En esta etapa, dividida en 12 semanas de evaluación, los investigadores realizan prácticas en el
antebrazo de un conejo, en donde analizan su evolución.
Antonio Salinas, químico e investigador de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
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Se trata de
rellenar un trozo de hueso faltante del antebrazo del animal con los vidrios enriquecidos con la sustancia osteoestatina. “A lo largo de las semanas vamos a ir viendo cómo se forma ese nuevo hueso”, explica García detalladamente junto a una de las más de 600 radiografía que retratan el desarrollo del caso.
Lorena García y Antonio Salinas nos explican el proyecto de investigación.
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Además, resalta la importancia del
diseño de los biomateriales y que se reabsorban “a la vez que se va formando un nuevo hueso” porque “lo que no queremos es que se genere un cuerpo extraño dentro de ese hueso que impediría que se formara”. En ese sentido, precisa que el estudio está en la fase de optimización del tiempo en el que se consigue que se genere una arquitectura tridimensional de generación de vasos, células y reabsorción.
“Estamos trabajando en que esa estructura tridimensional dure un poco más para permitirnos tanto el
soporte estructural que también es importante, que ese defecto se rellene de forma fuerte, mientras se va formando un nuevo hueso y, además, que esa estructura permita todo ese crecimiento de vasos sanguíneos”, asegura la doctora.
Componentes biomateriales que revolucionan el tratamiento de los defectos óseos.
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Los investigadores han utilizado un
periodo de 12 semanas, según detalla
Salinas,
para evaluar la evolución del material en el conejo, teniendo en cuenta que el tiempo de consolidación de una fractura en este animal es entre seis y siete semanas, “muy parecido al del humano”, dice
Lorena García.
Beneficios en los pacientes
Esta investigación persigue grandes
beneficios para los pacientes que tienen que recurrir al autoinjerto o al aloinjerto. Lorena García explica que en primer lugar las ventajas podrían verse en la morbilidad, el tiempo de cirugía, el tiempo de obtención del autoinjerto, entre otros. En el caso del aloinjerto, la transmisibilidad de enfermedades, sobre todo víricas.
Con esta técnica no se añadiría morbilidad al paciente, no habría riesgo de transmisión de enfermedades víricas, lo que disminuye daños al paciente en el tratamiento de defectos óseos e incluso disminuiría el “
dolor postoperatorio para el paciente, la necesidad de analgésicos posoperatorios”, entre otros.
Antonio Salinas y Lorena nos muestran los beneficios que tienen estos biomateriales en las operaciones que harán los médicos.
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Aplicaciones médicas
En el caso de las
prácticas médicas, los beneficios se podrán ver reflejados en la “reducción de tiempo intraoperatorio y la reducción de pérdida sanguínea”, además de poder tener
biomateriales impresos en 3D, que se ajusten al defecto que tiene el paciente y se pueda actuar con mucha mayor precisión.
Instantes de la entrevista a Antonio Salinas y Lorena García
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