Francisco Fernández-Avilés, jefe del servicio de Cardiología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.
26 ago. 2021 13:30H
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El Servicio de Cardiología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, que dirige Francisco Fernández-Avilés, ha realizado la primera litotripsia con catéter sobre dos válvulas cardiacas gravemente enfermas. Esta intervención, mínimamente invasiva, es la primera de este tipo que se ha realizado en el mundo, para tratar a una paciente de 79 años que presentaba una obstrucción o “estenosis” de las válvulas mitral y aórtica, que estaban severamente calcificadas y que, debido a las múltiples patologías asociadas, fue considerada inoperable con cirugía convencional de manera conjunta por los servicios de Cardiología y Cirugía Cardiaca, por su altísimo riesgo quirúrgico.
“Con este primer caso, hemos comprobado que en pacientes inoperables y con estructuras valvulares muy calcificadas, la litotripsia es clave para fragmentar el tejido calcificado del aparato valvular mitral. De una manera segura, se pueden mejorar los resultados funcionales del intervencionismo valvular si se aplica antes del tratamiento definitivo”, afirma Ricardo Sanz-Ruiz, cardiólogo intervencionista del Servicio de Cardiología del Marañón.
La litotripsia es un procedimiento basado en la emisión de ondas de choque que se viene utilizando desde hace décadas para facilitar la fragmentación y eliminación de las “piedras” o cálculos del riñón. Con los últimos avances tecnológicos, su aplicación está ganando terreno rápidamente en el tratamiento con catéter de lesiones cardiacas calcificadas o “petrificadas”, ya que permite fragmentar los depósitos de calcio acumulados en las válvulas cardíacas para preparar y optimizar su reparación o reemplazo, como se hace también en las arterias coronarias o en otras del organismo.
Para llevar a cabo este tratamiento, realizado por cardiólogos intervencionistas con el apoyo de cardiólogos expertos en imagen cardíaca, se utilizó litotricia para tratar la obstrucción calcificada de la válvula mitral y, en el mismo acto, se sustituyó también con catéter la válvula aórtica. La intervención resolvió la obstrucción de las dos válvulas con un funcionamiento post-intervención normal de ambas. Unos meses después de recibir el alta, en la revisión de la paciente se ha constatado que las válvulas siguen funcionando normalmente, con buen estado general y normalización de su calidad de vida.
“A través de balones que se introducen en las válvulas cardiacas, se logra romper de manera controlada el calcio sin afectar a los tejidos blandos, lo que mejora los resultados anatómicos y clínicos con los tratamientos posteriores, ya sean mediante dilatación valvular o mediante implante de una prótesis”, añade Ricardo Sanz.
Con el paso de los años, las válvulas cardíacas, como cualquier otra parte del sistema cardiovascular, pueden acumular depósitos de calcio (“petrificarse”). Un proceso favorecido por la edad, la hipertensión, el tabaquismo, la diabetes o los niveles altos de colesterol. Por tanto, las estenosis relacionadas con la acumulación de depósitos de calcio son más frecuente en personas mayores. Debido al progresivo envejecimiento de la población, se espera que el número de casos de enfermedades valvulares muy calcificadas, como el resuelto por el Marañón, vayan en aumento en los próximos años.
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