Redacción. Madrid
El Hospital Gregorio Marañón ha desarrollado un protocolo pionero que contempla los diferentes tipos de cirugía a los que puede ser sometido un paciente con parkinson y sugiere alternativas terapéuticas cuando la vía oral se suspende, genera alertas farmacológicas para evitar la prescripción de fármacos contraindicados y sugiere fármacos seguros para el control de diferentes situaciones, como el dolor, entre otras aplicaciones.
Francisco Grandas, jefe del Servicio de Neurología.
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El objetivo de este protocolo es la consecución de un tratamiento óptimo y continuado de la enfermedad de parkinson en los pacientes que van a ser sometidos a un tratamiento quirúrgico, ya sea con carácter programado o urgente.
El protocolo ha sido elaborado por la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología, que es Unidad de Referencia del Sistema Nacional de Salud, en colaboración con los servicios de Neurocirugía, Anestesia, Farmacia y Calidad. En la implantación del protocolo colaboran además los servicios quirúrgicos del hospital, la Unidad de Cuidados Intensivos y el Servicio de Urgencias.
Este protocolo asegura la correcta e inequívoca identificación de estos pacientes y de las estrategias médicas específicamente requeridas en esta patología durante el ingreso, y especialmente en el periodo perioperatorio, hasta que el paciente recupere la plena normalidad en el ritmo de toma de su medicación habitual.
Los pacientes con enfermedad de parkinson precisan un cuidado y valoración muy rigurosa de la medicación que es pautada y controlada por su Neurólogo responsable. Cuando estos pacientes requieren un tratamiento quirúrgico suele conllevar una modificación en la pauta de tratamiento tanto en la fase preoperatoria, por la obligada dieta absoluta en la mayor parte de los procedimientos, como durante el postoperatorio, que puede incluir periodos más o menos prolongados de limitación de la ingesta oral.
A esta circunstancia se suma la posibilidad de que el tratamiento perioperatorio conlleve la inclusión de numerosos medicamentos de uso habitual en los pacientes quirúrgicos que presentan efectos perjudiciales en la enfermedad de Parkinson, información que los profesionales encargados de estos procedimientos quirúrgicos pueden desconocer.
Por último, en el caso particular de los enfermos de Parkinson que van a ser sometidos a una cirugía específica de su enfermedad con Estimulación Cerebral Profunda, el protocolo de actuación debe ser muy específico, y requiere cambios determinados de la medicación con suspensión y reinicio de la misma en momentos concretos, no comparables al resto de pacientes.
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