El estudio demuestra que es posible eliminar estas células malignas si se bloquea una proteína



8 jun. 2013 18:56H
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Redacción. Madrid
Médicos de la Unidad de Neurooncología del Hospital 12 de Octubre, integrados en el Instituto de Investigación Sanitaria i+12 del mismo centro, en colaboración con profesionales de la Unidad Funcional de Investigación de Enfermedades Crónicas del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), han descubierto una nueva vía de ataque contra los glioblastomas, el tumor cerebral más frecuente y mortal, con un índice de supervivencia en torno a los 12 meses tras el diagnóstico.

Carmen Martínez de Pancorbo, erente del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

La investigación, que se ha publicado en revistas clínicas como Journal of Clinical Investigation, “abre una nueva vía para la búsqueda de tratamientos no tóxicos que pudieran ser utilizados en los pacientes para controlar esta patología, la más agresiva dentro de los tumores cerebrales”. Así, según explica el grupo en un comunicado, el estudio demuestra que es posible eliminar estas células malignas si se bloquea una proteína, DYRK1A. Su inhibición evita que funcione con normalidad otra proteína, EGFR, que se expresa en la superficie celular y es responsable del inicio y crecimiento del tumor en el 50 por ciento de los glioblastomas. Por lo tanto, el estudio demuestra que actuar sobre la primera puede evitar que funcione la segunda y así conseguir que el tumor siga evolucionando.

El punto de partida ha consistido en inhibir la proteína DYRK1A en cultivos primarios derivados de muestras de tejidos de pacientes, enriquecidos con células iniciadoras del tumor -lo que diversos grupos investigadores denominan células madre del cáncer-. De esta forma han podido comprobar, tanto in vitro como in vitro en ratones, que el bloqueo de esta proteína provoca efectos irreversibles en las células tumorales y, como consecuencia, impide que siga creciendo el glioblastoma.

Según subrayan los investigadores, los resultados constituyen un punto de partida muy importante para el diseño de nuevas estrategias terapéuticas en esta patología, que además es resistente a quimioterapia y radioterapia. El descubrimiento es especialmente relevante, ya que los inhibidores utilizados hasta el momento para impedir que funcione con normalidad la proteína EGFR no han proporcionado resultados esperanzadores y la mayoría de los pacientes siguen mostrando resistencia y tumores activos tras el tratamiento con estos compuestos.
Asimismo, el trabajo evidencia por primera vez la importancia de la proteína DYRK1A en tumores sólidos y abre la puerta a investigar su participación en otros tumores que también dependen de EGFR, como son los de pulmón o mama.

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