Ceciliano Franco Rubio, gerente del SES.
Durante esta sexta ola Extremadura ha destacado por su priorizar los datos de la incidencia frente a los casos puntuales. La nueva variante de ómicron ha llevado a la región a cuidar cada detalle del avance de la pandemia, con vistas a seguir manteniéndose entre las menos afectadas por el virus. Tras lo que parece el pico álgido de esta sexta ola, el director gerente del
Servicio Extremeño de Salud (SES),
Ceciliano Franco, se suma hacer balance junto a
Redacción Médica en
'Lecciones del Covid-19', destacando el trabajo diario que requiere una crisis sanitaria como la vivida.
¿Cuáles cree usted que han sido los puntos más fuertes de la sanidad española a la hora de hacer frente a la pandemia? ¿Y los débiles?
Partiendo de un enfoque global hay que destacar la coordinación entre los servicios de salud en los momentos iniciales, a la que se suma la coordinación en la transmisión de información y en la adopción de protocolos. Lo convertimos en un problema común y lo abordamos como una crisis para todos.
Ya desde la actividad diaria, lo más importante ha sido la profesionalidad y el compromiso de los sanitarios. Es indescriptible el esfuerzo realizado en las unidades de agudos y la adaptación a los imponderables de las distintas formas de relación médico-paciente. Además, también fue importantísima la coordinación entre salud pública y los niveles asistenciales.
Como base de todo el trabajo, entre los puntos más fuertes destaca el desarrollo de los sistemas de información a nivel epidemiológico así como el avance en las fórmulas de comunicación no presencial entre profesionales y pacientes, es decir, las herramientas de gestión.
Y, finalmente, sobre los puntos débiles, destacaría la minusvaloración inicial del alcance de la pandemia y la falta de equipamiento. Ha habido más puntos débiles, muchos de ellos se han superado por la profesionalidad de los sanitarios y, por qué no decirlo, de la profesionalidad de los directivos y cargos intermedios de la sanidad española.
"Sobre los puntos débiles, destacaría la minusvaloración inicial del alcance de la pandemia y la falta de equipamiento"
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¿Cree usted que la sexta ola será la última ‘gran ola’ de la pandemia?
No soy experto, pero es lo que dicen los científicos. La experiencia propia me dice que la pandemia ha tomado caminos que no esperábamos. La sexta ola es un ejemplo. Los beneficios de la vacunación han sido suficientes para evitar el colapso de hospitales, pero no han evitado el colapso en la Atención Primaria.
¿Es el momento de gripalizar el Covid-19? ¿Cómo debe ser el seguimiento de la enfermedad llegado ese punto?
Es el momento de plantearnos una forma de trabajar que haga compatible la vigilancia de la pandemia con una atención sanitaria normalizada. Tenemos que esforzarnos por atender las patologías prevalentes, la atención a los crónicos… Y bastante bien nos está saliendo por el tremendo estrés que hemos sufrido en nuestros centros sanitarios. No me gusta el término gripalizar si eso conlleva disminuir la tensión social de las medidas de control.
¿Qué aprendizaje personal le deja a usted la pandemia del Covid-19?
El valor del sistema sanitario, su importancia como elemento protector de nuestra sociedad y el compromiso de nuestros profesionales. Por último, a pesar de nuestra fortaleza, la necesidad de abordar, con humildad, las crisis de este tipo.
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