Alba Vergés, consejera de Salud, durante la presentación del protocolo.
21 jun. 2018 15:45H
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Las embarazadas que presenten un riesgo alto e intermedio tras el cribado bioquímico-ecográfico del primer trimestre podrán realizarse la prueba de ADN fetal en sangre materna en el sistema público de salud catalán. Este análisis se llevará a cabo a partir de septiembre, tras la presentación del nuevo Protocolo de seguimiento del embarazo en Cataluña, "un avance importante que ahorra a las mujeres pruebas invasivas que comportan un riesgo".
Así lo ha explicado la consejera de Salud de la Generalitat, Alba Vergés, que ha destacado que el protocolo actualiza el anterior, de 2005, y que se ha elaborado con la participación de más de 180 profesionales y con el apoyo de la Asociación Catalana de Comadronas (ACLL, en sus siglas en catalán) y la Sociedad Catalana de Obstetricia y Ginecología, presentes en el acto.
El documento se implementará progresivamente, con una dotación de 330.000 euros anuales, e incluirá un cribado sobre salud mental, mejorará la detección de violencia machista y promoverá la corresponsabilidad de las parejas en la crianza, entre otras novedades, han explicado la presidenta de la Sociedad de Obstetricia, Elena Carreras, y la de la ACLL, Gemma falguera.
La consejera ha destacado que se "desmedicalizarán" los embarazos que se dan en circunstancias normales (el 80 por ciento), y en casos de riesgo priorizarán este test de ADN no invasivo que detecta anomalías cromosómicas de forma precoz, como la síndrome de Down, la de Patau o la de Edwards.
Evitará cientos de procedimientos invasivos
Este análisis de células del feto en la sangre de la madre puede evitar anualmente más de 1.200 procedimientos invasivos que se realizan -entre mil biopsias de corion y 200 amniocentesis- cuando se detecta riesgo en el cribado combinado del primer trimestre, además de reducir riesgos y falsos positivos, de un 0,1 por ciento frente al 4 por ciento de falsos positivos de la amniocentesis, que a la vez tiene riesgo de aborto.
Como novedad, el protocolo incluye un cribado de la diabetes en el primer trimestre, con control de la glucemia en gestantes de riesgo, y uno de salud mental, que anteriormente solo se hacía tras el parto.
También se realizará un cribado de violencia machista, que han sistematizado y mejorado la coordinación, y tests sistemáticos de consumo de tabaco, drogas y alcohol, mientras que también sistematiza pruebas para detectar la bacteria Chlamydia trachomatis, el virus Zika y la enfermedad de Changas en algunos casos.
En los embarazos sin riesgo, el protocolo oficializa que la primera visita sea a la semana 10 -que ya se hacía, aunque el protocolo anterior indicaba la 12- y atrasa dos semanas la visita de coordinación con el hospital, hasta la 36-38, para acercarla al parto, a la vez que elimina exploraciones innecesarias durante la gestación -como el tacto vaginal y la pelvimetría- e incluye en la Historia Clínica los hábitos tóxicos y la situación laboral de la madre.
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