Antoni Comín.
7 may. 2016 17:55H
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En toda legislatura, los 100 primeros días son decisivos para empezar a hacer esquemas de cómo se actuará el resto de la legislatura y balance de los primeras promesas cumplidas. Hace poco, el consejero de Salud de Cataluña, Antoni Comín, acaba de rebasar esa barrera y ahora son los profesionales los que se pronuncian sobre su gestión, que califican de “buenas palabras, pero pocos hechos”.
Los hechos que, según el presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, se han llevado a cabo en el Departamento de Salud (ya que fue él el encargado de explicar las medidas realizadas y pendientes de estos tres primeros meses de Gobierno) se contemplan dentro del Plan de Gobierno, que contempla 18 meses para lograr la independencia y crear un Estado catalán. Según explicó Puigdemont, en materia de Sanidad se contemplan el Plan estratégico de Atención Primaria y Comunitaria; el Plan de Salud 2016-2020; el Plan Integral de Atención e Interacción Social y Sanitaria (Piaiss); y, por último, el Plan Director de Urgencias. Todos ellos aún sin aplicación directa.
Los profesionales hacen balance de la “era Comín”
"La mesura en las declaraciones públicas y la voluntad de evitar conflictos, lo que debería ser la norma en los cargos públicos, sorprende positivamente por contraste directo con la etapa anterior", afirman desde el Colegio de Médicos de Cataluña. Una primera caricia que viene acompañada de una “bofetada”: reprochan que en estos primeros 100 días "no se han tomado medidas políticas que permitan adivinar los macroobjetivos de los nuevos mandatarios". Se refieren después a la salida de los dos hospitales privados del Siscat y la no renovación de los conciertos como únicas medidas efectivas del mandato liderado por Comín.
Según los médicos catalanes, en sintonía con la posición que defienden, "la medida puede afectar algunos profesionales de estas empresas que pueden ver en riesgo su puesto de trabajo”. “En este sentido, para minimizar el impacto, la Administración debería responder con flexibilidad incorporando estos trabajadores a la red sanitaria pública, ya que, además, serán necesarios para recuperar la actividad que se derivaba los centros privados", piden los médicos.
La polémica en torno a la prescripción enfermera
La prescripción enfermera “a la catalana” ha sido otro de los “puntos calientes” del mandato de Comín. Desde el principio se posicionó contra el Real Decreto de prescripción enfermera y anunció su propia norma, que tardó en llegar dos meses y no exenta de polémica. Los médicos tachan de "procupante" la "obcecación" por regular una competencia "claramente definida en la Ley de ordenación de las profesiones sanitarias.
Por el contrario, al sindicato Satse se le queda “corta” la normativa propuesta por Comín. “No vamos a poder prescribir, y no es eso lo que se habló. Con Comín son todo buenas palabras, pero nada de hechos”, afirman, al tiempor que señalan, que el discurso combativo del consejero de los primeros momentos se volvió mucho más laxo según pasaba el tiempo.
“Pedimos una prescripción enfermera como tal, y lo que se nos ha dicho es que se va a regular lo que se hace de toda la vida. Y para hacerlo, necesitamos una acreditación, contra la que estamos en contra porque ya tenemos nuestros estudios universitarios. Se nos exigirá el título, estar colegiado y un aval por parte del Departamento de Salud, que expide el centro de trabajo. ¿Quién avalará a un nuevo enfermero que se acaba de incorporar?”, se preguntan desde Satse.
Listas de espera, presupuestos prorrogados y transporte sanitario
Por otro lado, otra de las prioridades es la de reducir las listas de espera. Comín propuso un plan para el que necesita 100 millones de un presupuesto que aún no se ha aprobado (la CUP bloquea el asunto), pero dice que necesita 1.000 para “ponerlas a cero”. Lo cierto es que las listas no han mejorado en estos meses, cuestión recriminada por toda la oposición en el Parlamento y donde el consejero de Salud ha tenido que reconocer la “grave” situación, y para ello ha anunciado que abrirá camas y quirófanos por las tardes.
Otro de los “polvorines” de Comín es el del transporte sanitario, que, en realidad, se trata de una polémica “heredada” del anterior consejero. Con diferencias de implantación según los territorios, la idea de introducir un “vehículo de intervención rápida” (VIR) no ha funcionado como se esperaba en zonas con una dispersión demográfica mayor que la de Barcelona, como Girona. Comín admitió “incidencias” que serán estudiadas, pero aún queda pendiente si se vuelve al anterior modelo o no (a pesar de que el Parlamento ha aprobado una moción que insta al Departamento de Salud a volver a la casilla de partida y reformar el modelo).
Por delante, 15 meses de futuro, que es lo que se ha fijado este equipo directivo hasta conseguir la independencia y crear su propio gobierno estatal y una nueva Constitución. Un panorama que se antoja escaso para poner en marcha medidas tan ambiciosas como las que Comín tiene en la cabeza, a la cabeza de uno de los departamentos clave en la cuestión secesionista.
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