Antoni Comín, conseller de Salut, en el centro en el acto de presentación de la desprivatización de la Clínica del Vallès.
El conseller de Salut
Antoni Comín lleva casi nueve meses al frente de la sanidad catalana y, en este tiempo, ha tenido una 'obsesion': expulsar de la sanidad pública a los centros sanitarios privados. Esta misma semana sacaba pecho por haber culminado el proceso de “desprivatización más grande de la historia”, según sus propias palabras, tras ser absorbida la actividad de la Clínica del Vallès por los centros públicos de
Parc Taulí de Sabadell y por el Hospital de Terrassa. Sin embargo, ha obviado los efectos negativos que esta medida implica: despidos, costes no justificados y deterioro de la calidad asistencial.
Y es que Comín centra su argumentación en el ahorro que va a suponer dejar de abonar los costes a estos centros privados. Mientras, oculta otros costes, a nivel laboral, económico y asistencial, que puedes tener consecuencias monetarias mayores que las que pretende ahorrar.
Respecto a los
profesionales sanitarios, Comín defendió que de
los 32 trabajadores fijos de la Clínica del Vallès, 22 serían absorbidos por el Taulí y 10 por el Hospital de Terrassa. Sin embargo, las palabras del conseller
no han convencido a los profesionales, que señalan que la
conselleria no está siendo transparente con este proceso de desprivatización y la situación está afectando a los empleados. Según esta versión, 40 trabajadores han sido despedidos por no renovársele su contrato temporal.
Pero no sólo a los sanitarios afecta el proceso, ya que sus bajas también repercuten en los servicios de limpieza, que a su vez han disminuido su plantilla, y en la restauración, ya que la cafetería del centro ha reducido también sus efectivos y tiene en el aire su continuidad.
Ejercicios deficitarios
Además, el supuesto ahorro anunciado del 12 por ciento en los gastos presupuestarios queda en entredicho porque la conselleria no ha aportado datos claros sobre de dónde sale el beneficio. De hecho, los críticos señalan que las cuentas de explotación auditadas de la Corporación Sanitaria Parc Taulí hablan de un
cierre de ejercicio de 2015 con un déficit de casi 13 millones de euros, mientras que en el Hospital de Terrassa las pérdidas se aproximan a los 5 millones de euros.
Por otro lado, fuentes internas de la Clínica del Vallès apuntan a que durante el mes de agosto los enfermos que el Parc Taulí derivaba antes a la clínica han sido ahora enviados al Hospital General de Catalunya, de manera que en total, las derivaciones del Taulí han sido las mismas que antes del proceso.
El aumento de las listas de espera parece que será otra de las consecuencias de esta operación de Comín, cuyo equipo parece que tampoco ha tenido en cuenta el coste que supone el aumento de recursos que implica la sobresaturación a la que se expone a ambos centros públicos.
Falta por detallar, entonces, los costes salariales de los trabajadores cesados en la Clínica del Vallès, los costes derivados de reabrir las unidades nuevas y de los quirófanos, y las inversiones realizadas. Demasiados aspectos en el aire, por tanto, para un proceso que afecta directamente al sistema sanitario, a sus pacientes y profesionales.
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