La directora gerente del Sescam, Regina Leal.
Con el final de la sexta ola de la pandemia cada vez más cercano Castilla-La Mancha ha comenzado a dirigir sus políticas sanitarias a la cobertura de los efectos de la pandemia. Así, a partir de este mes de marzo todas las áreas sanitarias incluirán una consulta de covid persistente en sus servicios. La Atención Primaria continúa de este modo sirviendo de baluarte ante la crisis. Para hacer un balance de todo el trabajo llevado a cabo durante esta última ola de la pandemia de Covid, la directora gerente del
Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Secam),
Regina Leal, ha presentado sus experiencias a
Redacción Médica en
'Lecciones del Covid-19', un punto de vista donde la sanidad pública es la protagonista.
¿Qué balance hace de la gestión de la pandemia tras dos años del primer caso del coronavirus Covid-19 detectado en España?
Resulta complicado hacer un balance de una situación que tanto impacto ha tenido en la sociedad y no sólo en el sistema de salud. Nunca pensábamos que íbamos a pasar por aquí y no olvidaremos nunca que hemos pasado por el momento más difícil de todos. La primera ola vino marcada por la incertidumbre y desconocimiento del comportamiento del virus tanto a nivel epidemiológico como clínico, y por tanto, desbordó el sistema sanitario. Nuestras principales preocupaciones fueron las de incrementar nuestra capacidad asistencial y la de reforzar la asistencia en residencias sociosanitarias coordinando recursos de atención primaria, emergencias y atención hospitalaria.
A partir de ese momento hemos ido aprendiendo muy rápido, desde lo más básico y que más complicado nos resultó al principio, como el aprovisionamiento de materiales, con iniciativas como la que hemos puesto en marcha en Castilla-La Mancha de la Ley de Reserva Estratégica de Productos Sanitarios; a la evolución que se ha producido en los medios diagnósticos y de vigilancia; y sobre todo, a la esperanza que nos dio la llegada de la vacuna y aquel 27 de diciembre de 2021 con las primeras dosis puestas a Araceli y Mónica aquí en Castilla-La Mancha.
¿Cuáles cree usted que han sido los puntos más fuertes de la sanidad española a la hora de hacer frente a la pandemia? ¿Y los débiles?
Sin duda, nuestra principal fortaleza ha sido contar con un robusto sistema de salud pública. Un sistema sanitario público, universal y gratuito, con unos profesionales comprometidos hasta la extenuación y que han tenido que ir aprendiendo a adaptarse a las distintas problemáticas que nos ha ido imponiendo el virus y sus consecuencias.
No quiero pasar por alto también la labor, el compromiso y la entrega de los gestores de la Sanidad. Ser directivo no es fácil, pero en pandemia ha sido todo un desafío. Los directivos de la salud tienen un rol complejo en cualquier organización sanitaria, siempre cuestionados tanto por los profesionales de la sanidad como por los usuarios, pero a la vez fundamental para el funcionamiento de la propia institución.
Por otra parte, creo que con esta pandemia el Sistema Nacional de Salud ha salido más cohesionado. En general, ha habido un alto grado de consenso en las diferentes reuniones del Consejo Interterritorial de Salud, en el que las Comunidades gobernadas por distintos partidos, hemos aprendido unas de otras.
Como debilidades, si puede considerarse como tal, mencionaría la rigidez y poca flexibilidad que sigue imperando en el sistema sanitario en cuestiones relacionadas con la contratación y concursos. Afortunadamente, la declaración del Estado de Alarma nos proporcionó a las administraciones las herramientas que necesitábamos para poder introducir nuevos mecanismos de contratación –abriendo, por ejemplo, la posibilidad de contratar estudiantes--, o en el caso de la compra de equipos, los contratos de emergencia. Cuestiones que nos han permitido conseguir la agilidad que necesitábamos para poder dar la respuesta que el sistema necesitaba.
Tenemos un sistema muy garantista, y esos es bueno en condiciones normales, pero poco flexible a la hora de afrontar situaciones de estas dimensiones.
"Como debilidades, mencionaría la rigidez y poca flexibilidad que sigue imperando en el sistema sanitario en cuestiones relacionadas con la contratación y concursos"
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¿Cree usted que la sexta ola será la última ‘gran ola’ de la pandemia?
Ese es mi deseo. En Castilla-La Mancha estamos constatando esta semana como el ritmo de bajada de la incidencia de esta sexta ola se va acelerando. El pico de esta sexta ola se alcanzó hace unas cinco semanas, iniciándose un descenso más lento al principio y que se ha acelerado en las dos últimas semanas.
¿Es el momento de gripalizar el Covid-19? ¿Cómo debe ser el seguimiento de la enfermedad llegado ese punto?
Desde que empezó la pandemia se han elaborado multitud de protocolos que se han ido actualizando en función al conocimiento que se iba teniendo de la enfermedad.
Esta última ola nada ha tenido que ver con las anteriores, especialmente si la comparamos con la tercera ola en el mismo momento temporal un año atrás. Por lo tanto, ante el descenso consolidado de todos los indicadores epidemiológicos, debemos abrir nuevos escenarios de la mano de la evidencia científica, desde las aportaciones de los expertos de la ponencia de alertas y del Consejo Interterritorial.
¿Qué aprendizaje personal le deja a usted la pandemia del Covid-19?
Si me tengo que quedar con algo, es con el cambio de concepto que se ha producido respecto a la eficiencia del sistema sanitario.
Hasta la irrupción de la pandemia el concepto de un sistema eficiente pasaba por que el cien por cien de los recursos humanos estuvieran destinados totalmente a la actividad o que los almacenes de nuestros centros sanitarios tendieran al famoso stock cero.
Esto ha cambiado radicalmente. Si algo nos ha demostrado esta pandemia es que tenemos que estar lo suficientemente preparados no solo para nuestra actividad habitual sino también para eventuales incrementos que se puedan producir como consecuencia de catástrofes o nuevas pandemias.
Aquí en Castilla-La Mancha, y como ya he mencionado antes hemos aprobado una Ley de Reserva Estratégica de productos sanitarios que nos ha servido para definir las necesidades de los hospitales, según su tamaño, de las residencias de mayores y de los centros de Atención Primaria. Esta Ley nos ha ayudado a decidir en qué términos tenemos que estar siempre para que no nos pasé lo que pasó en la primera ola.
En cuanto a recursos humanos, seguimos manteniendo buena parte de las contrataciones que hicimos al inicio de la pandemia. Necesitamos mejor financiación para ello.
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