Carlos Molina revalidó el pasado mes de enero su cargo como presidente del Colegio de Médicos de Cuenca. Repite al frente de la Junta Directiva haciendo un especial énfasis en los aspectos sociales y comunitarios de la Medicina. Poniendo a la profesión como un activo estratégico para fijar población y atraer riqueza a una de las provincias más despobladas de España. Si en su primera legislatura, el objetivo fue conseguir una sede para los médicos de Cuenca “acorde con la categoría que tienen” y en la segunda “abrirse” a la provincia, el nuevo periodo arranca con iniciativas en el campo de la formación y con demandas que van más allá de lo estrictamente profesional.
Carlos Molina, presidente del Colegio de Médicos de Cuenca: "En 7 u 8 años se nos van a jubilar el 30% de los colegiados"
¿Qué programa tiene la directiva que preside para los próximos cuatro años?
En esta tercera legislatura, aparte de seguir abriéndonos a Cuenca, el tema más importante es la formación. Nos parece importantísima la formación de nuestros colegiados, para lo cual tenemos convenios con colegios más grandes y hemos creado una Comisión de Formación. También queremos mejorar la comunicación con los profesionales, para lo que hemos creado una revista online y estamos trabajando en desarrollar una aplicación, una app, para potenciar la relación con nuestros colegiados. En definitiva, vamos a seguir haciendo lo que hacíamos hasta ahora: promocionar y defender la sanidad en Cuenca, así como a los profesionales.
Esa comunicación que menciona del colegio hacia la sociedad, ¿funciona también en la otra dirección?
Claro. No en vano, se dice que Cuenca es una ciudad y una provincia mágica. Hay una corriente cultural y, concretamente, pictórica muy importante, con el Museo Nacional de Arte Abstracto. Nosotros empezamos dejando un área para nuestra sede para hacer exposiciones y ya llevamos siete u ocho, no recuerdo muy bien. Es una manera de abrirnos a la sociedad. Nuestra sede está abierta, igual que lo está nuestra aplicación para smartphones o nuestra revista ‘online’.
Se da la circunstancia de que el colegio de Cuenca preside el Consejo Autonómico de Colegios de Médicos de Castilla-La Mancha, ¿Qué actividades destaca dentro de esta institución supracolegial?
Bueno, en primer lugar, la misión del Consejo es ser cabeza visible para la comunicación con la Administración Sanitaria; y, en segundo lugar, coordinar aspectos que llevamos de manera conjunta, fundamentalmente temas de formación (para los cuales los colegios tenemos un convenio) y el Programa de Atención al Médico Enfermo (Paime).
¿Cuál es el papel que deben tener los colegios dentro de la validación periódica de colegiación y dentro de lo que es la formación continua que sigue a la validación?
El Gobierno nos encargó llevar a cabo la validación a los colegios, a través de un reconocimiento; un informe emitido por la empresa y otro informe del propio colegio diciendo que el médico no tiene ningún problema desde el punto de vista deontológico. Otra cosa es la recertificación, un paso más para garantizar al ciudadano que el médico que le está atendiendo, además de no tener problemas, está bien formado. En ese punto son fundamentales las sociedades científicas.
Carlos Molina cree que, en materia de asistencia sanitaria, no se puede gastar lo mismo por habitante en Madrid que en Cuenca.
¿Qué retos cree que tiene la profesión médica en una provincia como Cuenca?
Cuenca es una provincia extremadamente despoblada y con unas distancias muy grandes. La profesión médica tiene que hacer comprender a las administraciones que no se puede tratar del mismo modo a 215.000 en un área enorme que a esas mismas personas en un barrio de Madrid.
Es decir, que no puede suponer el mismo gasto por habitante.
Por supuesto que no. También tienen que entender que la cantidad de residentes que salen de nuestro único hospital público es insuficiente para mantener el recambio generacional y que en los próximos siete u ocho años se nos van a jubilar algo así como el 30% de los médicos. Somos sólo 800 colegiados. Tienen que ‘ponerse las pilas’, con perdón de la expresión, para ofrecer contratos buenos. No estoy hablando de que se pague más, pero sí que sean contratos generosos en el tiempo, no por días. Nuestro objetivo es garantizar la estabilidad personal y laboral para nuestros colegiados, pero también la correcta asistencia sanitaria para la población y que haya un seguimiento de los pacientes.
¿Habría que relajar un poco las medidas de jubilación forzosa que se han impuesto a raíz del 2012?
En Castilla-La Mancha ya se relajó algo y me pareció una buena noticia. Yo estoy convencido que al final, y está pasando en otras comunidades, se acabará alargando la edad de jubilación por falta de profesionales. Tampoco quiero decir que se deba abrir absolutamente la mano. Deberá haber un seguimiento y valorar las capacidades de ese profesional que, probablemente sea excelente en un determinado puesto y no tan bueno en otros. Quizá uno no vale para estar en una UVI móvil por la Serranía de Cuenca, pero sí para ofrecer sus conocimientos y su materia gris.
¿Cómo valoran las últimas iniciativas de la Consejería en materia de recursos humanos?
El problema no es que haya un déficit global, a nivel nacional, de facultativos sino que probablemente estén mal distribuidos. No se puede hacer un contrato de guardias a un cirujano en Cuenca. Hay que ofrecer algo más serio para que quiera venirse a Cuenca. En cuanto a la OPE, bienvenida sea. Cuanto más población fijemos en Cuenca, mejor. Yo siempre he pedido, y entiéndase bien, una discriminación positiva. Pongo un ejemplo: si nos hace falta un traumatólogo o traumatóloga, y éste tiene un marido o una mujer que es digestivo… quizá nos interesa tener a los dos. Ya le buscaremos acomodo al digestivo. Porque, si no lo hacemos así, al final no vamos a tener a ninguno de los dos.
Últimamente ha cierta polémica entre su colegio y el consejero, Jesús Fernández, por sus declaraciones con respecto a la prescripción enfermera.
Me parece que en estos momentos, y así lo dice la ley, la prescripción está a cargo de los médicos y que el famoso Real Decreto ha sido avalado por los jueces. Y tampoco lo ha echado para atrás el Congreso de los Diputados. Supongo que todo eso querrá decir algo. En relación con las declaraciones del consejero, yo estuve hablando con él personalmente. Pero como no está aquí no voy a profundizar en lo que hablamos.
Estamos hablando de la escasez de personal en la provincia de Cuenca. Pero, ¿a nivel de infraestructuras cómo está la situación?
Tenemos un único hospital público. Se está construyendo segundo hospital que se paró por falta de presupuesto. Ahora se nos dice que se va a retomar, pero las obras van lentas. Pero fundamentalmente lo que más necesitamos en Cuenca es, como que he dicho antes, contenido antes que el continente. Necesitamos profesionales, especialidades… estamos muy acostumbrados a hacer turismo sanitario, ya que, continuamente, hay gente de Cuenca que tiene que ir a otras provincias de Castilla- La Mancha y a otros sitios de España.
"En Cuenca necesitamos contenido antes que continente. Tenemos que atraer nuevas especialidades a nuestro hospital y luchar por la competitividad"
El problema de la provincia, aparte de su despoblación, es cómo está distribuida la población. Al hospital de Cuenca le han quitado los pacientes de la zona de La Mancha, más rica y poblada, pero alejada de la capital provincial, a raíz de la creación de los hospitales de Villarrobledo y La Mancha-Centro, a los que se suma el Hospital de Albacete. No podemos luchar contra la distancia; pero sí que deberíamos poder luchar en competitividad –con mejor lista de espera, por ejemplo– para que ese paciente de La Mancha quiera venir a Cuenca. Algo, por cierto, que con el anterior gobierno se denegó. Tenemos que traer especialidades al hospital. No soy el más adecuado para decir cuáles –ahí que hablen las sociedades científicas–, probablemente aquellas que no tengan un componente urgente, por el asunto de la distancia...
¿Algo parecido a lo que sucede en Toledo con el Hospital Nacional de Parapléjicos?
Efectivamente. A lo mejor podríamos ser centro de referencia para determinados temas del aparato digestivo o de Medicina Nuclear, por ejemplo. Eso a la larga mejora la sanidad en Cuenca, mejora a los profesionales de la provincia, porque les obliga a estar mejor preparados, y mejora nuestra situación económica.
Fuera de la capital provincial, en los núcleos rurales, ¿cuáles son las necesidades específicas que existen?
En una provincia con poca gente en mucho espacio es muy importante la Atención Primaria. Y se necesitan médicos de AP perfectamente motivados y mantenidos en su puesto de trabajo. Es fundamental una asistencia que sea longitudinal en el tiempo y transversal en el momento: que no haya una rotación tan grande que haga que hoy sea un médico y mañana otro. Emepora la calidad, pero tampoco es rentable desde un punto de vista puramente economicista.
¿Que el médico conozca al paciente hace más rentable la asistencia?
Efectivamente. Los médicos en los pueblos conocen las circunstancias de cada paciente. Conocen a cada familia. Esa es la mejor manera en la que hacen su trabajo y además la población se siente más arropada y mejor atendida. Obviamente la calidad mejora. La sanidad probablemente dé pocos votos, pero quita muchos. Como no tengan cuidado las Administraciones, les puede quitar muchos votos. Porque –y no es mirarnos el ombligo– la sanidad española seguramente sea de las mejores del mundo. Desde un punto de vista coste-eficiente, seguro que es la mejor. Los políticos pueden pensar que mejorar la sanidad les dará pocos votos, pero que tengan en cuenta que la gente no está dispuesta a que le quiten la ‘joya de la corona’.
Carlos Molina considera que la gente "no está dispuesta a que le quiten la joya de la corona", es decir, la sanidad.
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