Alejandro Vázquez Ramos.
Las
Cortes de Castilla y León ha sido uno de los epicentros desde los que los se han tomado las decisiones para hacer frente a la
pandemia del Covid-19 en la región. Los partidos políticos se han visto en la tesitura de encontrar puntos en común y firmar acuerdos para tratar de frenar el avance del coronavirus y proteger lo máximo posible a todos los ciudadanos que representan.
El portavoz en la Comisión de Sanidad del Partido Popular,
Alejandro Vázquez Ramos, se une al documento ‘
Lecciones del Covid-19’ elaborado por
Redacción Médica para analizar el impacto de la enfermedad en Castilla y León y cómo se ha gestionado la situación para tratar de obtener conclusiones de lo sufrido y que la comunidad autónoma afronte con mayores garantías los desafíos futuros que puedan ser similares.
¿Qué medidas considera que fueron más acertadas en la primera ola ante el Covid-19?
Resulta muy complicado encontrar medidas acertadas en la primera ola del Covid-19 en España, ya que pasamos directamente de la negación del problema al confinamiento. Basta recordar que el 30 de enero la OMS declara que el brote de Covid-19 constituía una emergencia de salud pública de importancia internacional y aquí al día siguiente el Director de Emergencias Sanitarias declaró que España no tendría como mucho más que algún caso diagnosticado y que esperaba que no se produjera transmisión comunitaria y que en tal caso sería muy limitada y controlada.
Esa actitud tuvo como consecuencia la falta de medidas de salud pública lo que llevó a que el 14 de marzo, ante la catástrofe sanitaria en la que se encontraba sumida España, el Gobierno declarase el estado de alarma y el país sufriese el confinamiento más duro de los países de nuestro entorno.
Se puede decir sin temor a equivocarse que el confinamiento disminuyó la transmisión del virus, pero a pesar de su dureza y de las terribles consecuencias económicas y sociales que se derivaron del mismo, nos dejó un número de fallecidos totalmente inasumible y una de las tasas de infectados más elevadas del mundo.
¿Cuáles fueron los mayores errores ante la primera ola, visto con perspectiva?
Si hay una característica que ha marcado la primera oleada de la pandemia es que España, como consecuencia de la actitud de negación de las autoridades ante problema, llegó tarde a todo. Además, en mi opinión se trató a la población como si fuese inmadura. Un buen ejemplo lo tenemos en lo que sucedió con las mascarillas.
"Se puede decir sin temor a equivocarse que el confinamiento disminuyó la transmisión del virus"
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Mientras que en un buen número de países se recomendaba su uso aquí se llegó a decir que era contraproducente utilizarlas porque proporcionaban a las personas una falsa seguridad Y se negó sin argumento alguno su efectividad para disminuir la transmisión. Y esto fue así únicamente porque España no contaba con mascarillas.
No fuimos previsores porque negábamos la evidencia. Llegamos tarde a las mascarillas, como llegamos tarde a los equipos de protección individual o a las pruebas diagnósticas. En el mes de mayo España era el país del mundo en el que había mayor cantidad de profesionales sanitarios infectados debido a la escasez de EPI. Eso sí, no falto una centralización de adquisiciones, mediante un mando único que no pasó de ser mera propaganda, pues ante las dificultades del mercado se mantuvo únicamente 4 días.
¿Qué cree que ha hecho que España se enfrente a una segunda ola de esta naturaleza?
La segunda ola esta siendo muy dura en España y en la mayoría de los países. Incluso países relativamente respetados en la primera ola están sufriendo esta segunda ola con dureza. Es verdad que España ha sufrido antes está segunda ola que el resto de países. Prácticamente de modo simultáneo a la declaración del Presidente Sánchez en la que se recogía que se había vencido a la pandemia y que era el momento de salir a la calle para reactivar la economía, en la provincia de Lérida se asistía a un rebrote de la pandemia que rápidamente se extendió por Aragón, Navarra, La Rioja y el País Vasco.
Pasamos del fin del estado de alarma y de un proceso de desescalada, muy criticado por su rapidez, al rebrote sin solución de continuidad y sin poner en marcha nuevas medidas como los cribados poblacionales, o la intensificación de los rastreos. Tampoco se tuvo en cuenta la movilidad del personal de recolección de la fruta que se fue trasladando desde Cataluña con muy escaso control hacia otros territorios y sobre el que no se ejerció un control exhaustivo. Además, en el verano la movilidad de las personas en nuestro país sin lugar a duda ha favorecido la transmisión del virus, aunque desde luego la temporada turística ha sido muy mala.
¿Qué medidas se deberían tomar para frenar la pandemia en nuestro país?
"Sin intensificar cribados y rastreo, las oleadas de Covid se repetirán una tras otra"
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La pandemia hay que afrontarla desde el liderazgo político y con responsabilidad individual. El primero hace que se tomen medidas a pesar de su dureza y del lógico descontento de determinados sectores, mientras que la responsabilidad individual es imprescindible para garantizar el cumplimiento de esas medidas. En nuestro país se han tomado todo tipo de medidas relativas a la limitación de la movilidad y a favorecer la distancia social, pero el nivel de cribado es muy bajo salvo en contadas Comunidades.
Me parece imprescindible trabajar con un especial empeño en cortar las cadenas de transmisión y para ello no hay nada mejor que intensificar los cribados y trabajar en la mejora de la eficacia del rastreo. En mi opinión sin la conjunción de ambas medidas y basándonos únicamente en las medidas de restricción de la movilidad, repetiremos una oleada tras otra hasta que alcancemos el nivel óptimo de inmunización de grupo.
¿Confía en la vacuna como solución a la situación creada por este coronavirus?
La solución a la transmisión pandémica del virus va a venir cuando se alcance un nivel de inmunización de grupo que dificulte su transmisibilidad. Hasta que no alcancemos un 70 por ciento de personas con inmunidad no es posible pensar en alcanzar la inmunidad de grupo.
A pesar del enorme número de infectados y de los más de 70.000 fallecidos por o con coronavirus nos encontramos con una tasa de seroprotección del 10 por ciento de la población. Por lo tanto, la vacuna es imprescindible para alcanzar ese 70 por ciento. Una vacuna que ha pasado todas las etapas para su aprobación, que cumple con todas las garantías de seguridad y que fruto de un enorme esfuerzo conjunto entre la industria y los gobiernos ha conseguido poner en el mercado vacunas en un tiempo récord.
Ahora bien, nos quedan meses muy duros aún a pesar del inminente comienzo de la vacunación, meses en los que va a ser necesario mantener las medidas de distancia social y de protección individual, y además ahora más que nunca es necesario redoblar los esfuerzos para que la mayor parte de la población pueda llegar a la vacunación.
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