Imagen de la prueba de cribado.
Las pruebas de cribado auditivo neonatal para detectar posibles problemas de audición en recién nacidos llegaron a un total de
9.983 bebés de las Islas durante el 2018, un
97,6 del total de neonatos de la Comunidad.
Así ha informado la
Conselleria de Salud y Consumo en una nota en la que detalla que este cribado ha aumentado casi diez puntos porcentuales respecto a la cobertura de 2012, cuando se hizo el cribado al 88,4 por ciento de los neonatos.
El pasado año ocho niños cribados fueron diagnosticados de sordera
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Según han indicado,
2018 fue el año en que se consiguió llegar a más recién nacidos. Del total de bebés a quienes se hicieron las pruebas para detectar la hipoacusia neonatal, el 90,9 por ciento pasó la primera prueba y hasta el 99,1 por ciento superó el cribado sin detectar ninguna anomalía en la audición.
No obstante, a ocho de los niños cribados finalmente se les diagnosticó sordera, lo cual supone una
incidencia del 0,8 por mil del total. Desde la Conselleria han declarado que la incidencia ha ido
decreciendo con el paso de los años, el primero en que se hizo el cribado (2012) fue del 1,57 por mil, ya que se diagnosticó sordera a quince recién nacidos.
Según han explicado, de los ocho casos de hipoacusia detectados el año pasado por medio del cribado neonatal, en seis se diagnosticó sordera bilateral, mientras que en el resto sordera unilateral moderada.
Detección precoz
La Conselleria ha indicado que el
Programa de Detección Precoz de la Hipoacusia Infantil consta de dos partes, una se dirige a todos los recién nacidos de las Islas en centros sanitarios públicos o privados.
El objetivo es la
identificación temprana de los niños con déficit auditivo para poder iniciar el tratamiento adecuado lo antes posible y, de este modo, evitar o minimizar los graves problemas de adquisición del lenguaje, de comunicación, de aprendizaje y de aislamiento social que la sordera puede producir.
Otoemisiones acústicas
Según han explicado, la prueba de audición consiste en una técnica muy sencilla, llamada otoemisiones acústicas, en la que se coloca un pequeño adaptador en el conducto auditivo del bebé a través del cual se emiten unos sonidos suaves y se recoge la respuesta.
En los casos en que el bebé no pasa esta prueba o tiene determinados factores de riesgo de sordera, se hace otra prueba que consiste en
ponerle unos auriculares a través de los que se envía un estímulo sonoro, mientras unos pequeños electrodos recogen la respuesta auditiva.
La otra parte del programa se lleva a cabo en la etapa escolar, a todos los niños del primer curso de educación primaria de escuelas públicas, concertadas y privadas de Baleares, dado que
el 20 por ciento de las sorderas son tardías y aparecen después del nacimiento.
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