Antonio Portolés, moderador de la sesión, Pedro Cía, Presidente de la Comisión de Deontología del Comz, Belén Lomba, Secretaria del Comz y Salvador Lou, ponente de la sesión.
16 nov. 2017 12:40H
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Salvador Lou, médico de familia en el Centro de Salud de Utebo, ha abordado las aplicaciones Informáticas en AP en la última sesión del foro de deontología, celebrado en el Colegio de Médicos de Zaragoza.
Tal y como ha señalado el ponente, miembro del Grupo de Informática en Atención Primaria en Aragón, la implantación de las nuevas Tecnologías de la Información (TIC), en el sector sanitario, ha experimentado un espectacular despliegue en estos últimos quince años.
En el ámbito de la Atención Primaria, y ciñéndose únicamente a los aspectos asistenciales, Lou ha señalado que “se ha generalizado el uso de la Historia Clínica Electrónica, la e-Receta y la Historia Clínica Digital Común y se están implantando nuevas utilidades de especial relevancia, como la Interconsulta Virtual y los Protocolos de Prescripción”. A lo largo de su presentación en la sesión del foro de deontología médica, Lou ha incidido en lo que han supuesto las TIC para lo que debería ser el objetivo nuclear del trabajo médico, la atención clínica al paciente.
Así, junto al riesgo que por sí mismas suponen para la confidencialidad de la información clínica, Salvador Lou ha señalado que aparecen otros derivados de los posibles errores en su diseño, y las posibles deficiencias en su implantación: paso del paradigma de la "consulta centrada en el paciente" al de la "consulta centrada en el ordenador", reducción paradójica del tiempo de atención clínica, deriva cognitiva, limitaciones en la accesibilidad a la información clínica, trabas a la libertad de prescripción, o potenciales conflictos de responsabilidad entre niveles asistenciales.
Estos aspectos, ha reconocido Lou, han generado no poca controversia y malestar en los profesionales asistenciales, que ven cómo, en el diseño e implantación de estas herramientas, parece que se priorizan más las necesidades del gestor que las necesidades del clínico, “limitando su potencial utilidad para conseguir su objetivo primordial, que no debería ser otro que el de facilitar unas mejores condiciones para realizar una adecua atención clínica a nuestros pacientes” ha concluido.
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