Aquilino Alonso, consejero de Salud de la Junta de Andalucía.
4 oct. 2016 15:30H
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El III Plan Integral de Salud Mental de Andalucía (PISMA), con horizonte en 2020, prioriza abordar trastornos en la infancia y en los sectores más vulnerables. El consejero de Salud, Aquilino Alonso, ha informado al Consejo de Gobierno sobre esta nueva estrategia que ha puesto en marcha su departamento y que mejorará la accesibilidad a la atención de los menores de 18 años que podrán acudir con mayor facilidad a las unidades de salud mental comunitaria (USMC) más cercanas a su domicilio, tras una primera valoración de su pediatra.
Profesionales sanitarios con competencias específicas se coordinarán con los pediatras de Atención Primaria, ya que éstos juegan un papel fundamental en la detección y atención precoz, el tratamiento y la construcción del proyecto vital de los menores con problemas de salud mental. El plan también plantea que se adapten los espacios para menores y adolescentes en las USMC y en las Unidades de Hospitalización.
Según informa el Gobierno andaluz, el III PISMA, que da continuidad a la estrategia desarrollada desde 2008, presta especial atención a la infancia y a la adolescencia ya que a los 14 años han surgido la mitad de los problemas de salud mental que aparecerán en el curso de la vida. Así, busca mejorar las competencias emocionales, los roles igualitarios de género y las herramientas para el manejo de la vida diaria al introducir la educación emocional en centros educativos de Andalucía. Por tanto, Salud potenciará la colaboración con la Consejería de Educación en programas como `Creciendo en Salud’ en los centros de educación infantil y primaria y ‘Forma Joven en el Ámbito Educativo’ en secundaria. En el ámbito educativo se incidirá también en la promoción y la prevención de, entre otros, el acoso escolar, el ciberacoso y el sexting, las drogodependencias, así como otras situaciones de riesgo.
Cinco líneas de actuación
El PISMA cuenta, en palabras de la Consejería, con cinco líneas estratégicas de actuación, que se apoyan en la experiencia de los planes anteriores y en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de la Comisión Europea. La primera de ellas se centra en la promoción del bienestar emocional y la prevención de problemas de salud mental en poblaciones de riesgo. La segunda se vincula a la detección precoz y la atención de calidad adaptada a las diferentes franjas de edad, con la ampliación de los programas de atención ambulatoria a la infancia y la adolescencia, así como la puesta en marcha de intervenciones específicas para los problemas de la población adulta, desde los más graves a los más prevalentes (como la ansiedad, la depresión y las somatizaciones).
La tercera línea incluye medidas de promoción de la igualdad, respeto a los derechos de las personas con problemas de salud mental y participación efectiva de la ciudadanía y sus organizaciones. La organización de los recursos de soporte, materiales humanos y organizativos se recogen en la cuarta línea estratégica. La quinta, que completa el plan, se dirige a mejorar la gestión del conocimiento, la investigación y la evaluación de la salud mental.
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