Jesús Candel 'Spiriman', médico y activista.
Desde el pasado jueves,
Spiriman es menos superhéroe y más Jesús Candel de carne y hueso que nunca. Ese mediodía mantuvo una reunión con los gerentes del Hospital Virgen de las Nieves y el Hospital Parque Tecnológico de la Salud,
Pilar Espejo y
José Luis Gutiérrez, para pedir explicaciones por la decisión del
traslado de Candel y otros ocho compañeros del Virgen de las Nieves al PTS y seis que debían hacer el camino inverso. “Aquello fue un descalabro: Ver a Pilar Espejo con la sonrisa en la boca diciendo que la decisión estaba tomada”, describe
Enrique Marín, dietista y nutricionista de la ciudad nazarí, miembro de la Junta Directiva de Justicia por la Sanidad y mano derecha y amigo personal de Candel.
Pero eso se lo esperaban, lo que no creían que iban a encontrarse es que cuando bajaron a las puertas del hospital, donde se suponía que una multitud los iba a estar apoyando en su lucha, había 100 personas. Aún así no es el número lo que "machacó" a Candel, fue la ausencia de un colectivo. “¿Dónde están mis compañeros? No hay nadie de blanco fuera”, asegura Marín que dijo Jesús visiblemente decepcionado. En ese momento terminó de venirse abajó y “lloró como un niño”. “No quería ni dirigirse a la gente, me dijo a mí que hablara”, relata Marín. “Abajo había cuatro o cinco enfermeras y personal de cocina. Se derrumbó, nunca lo había visto así”.
Se fue de allí con la intención de no presentarse al día siguiente en el PTS al que según la gerencia debía acudir y volver a exigir sus turnos en el Virgen de las Nieves. No acudió al PTS pero no fue por rebeldía. Su ánimo, lejos de mejorar, “presentaba un cuadro de ansiedad con sudoración y taquicardias” precisa Marín, por el que su médico de cabecera le dio la baja el pasado viernes.
Consecuencia de la batalla
Cree el brazo derecho de Spiriman que esta situación es el cénit del año que lleva. A pesar de ello, Enrique Marín, comprende la falta de apoyo de algunos de sus compañeros “por el miedo” a la
apertura de expedientes. Pero hace una pregunta a sus compañeros y al resto de afectados por los traslados: "¿Qué pasa si los 15 dicen que no se mueven?” En relación a la decisión adoptada por la gerencia que en opinión de la Asociación Justicia Por la Sanidad solo se ha tomado con el ánimo de machacar aún más a Candel.
“Tenemos claro que es un acoso y derribo contra Jesús”, dice su amigo Enrique, que relata algunos de los episodios vividos por el facultativo granadino a lo largo de este año,
como la diana que se pintó en su casa con la foto de uno de sus hijos o las recientes supuestas
denuncias por acoso de 82 mujeres, de las que solo sigue analizándose una.
“No sé cuánto tardará en recuperarse. Dos o tres semanas o quizás después de Navidades. Dice que está bien pero le veo la voz muy baja, está muy machacado. Es lo típico que te pasa cuando luchas tanto y no te echan una mano los tuyos. Pero él es fuerte”, opina Marín.
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