Fotografía del perfil de Twitter de Amyts
Dormir en un
quirófano sin ventilación y
compartiendo sábanas con varios compañeros. Esta es la realidad con la que se encuentran algunos residentes madrileños cuando llega su hora de descanso. Tal y como denuncian a través de la
Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts), las denominadas
'camas calientes' suponen un peligro añadido en época del
Covid-19 ante el riesgo de contagio.
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"Siempre hemos tenido que utilizar camas que habían usado previamente otros
MIR", cuenta Nelson, residente del
Hospital 12 de Octubre a
Redacción Médica. El riesgo de contraer el virus es especialmente "alto", cuando se duerme en las sábanas de alquien que ha estado atendiendo a pacientes Covid-19 hace tan solo unos minutos. Aún así reconoce que en su hospital existe la
posibilidad de cambiar la ropa de cama, utilizando las sábanas de las camillas de los pacientes.
Para el organismo, las 'camas calientes' se han convertido en
"focos de contagio" ante situaciones como la que denunciaban en la fotografía: 4 residentes en las "mismas sábanas", y sin apenas "distancia" entre unos y otros.
"Con una cama por persona nos conformamos"
Al inicio de la crisis, varios internos acudieron a la asociación "preocupados" al ver que varios de los compañeros con los que habían compartido cama, eran
positivos en Covid-19. "Es difícil saber si el contagio se produjo por este motivo pero evidentemente el riesgo es altísimo", afirma Nelson, que opina que lo "ideal" sería contar contar con una habitación por persona. "Visto lo visto, con que nos den una cama por persona nos conformamos".
En total son diez los centros madrileños que según Amyts no cumplen con los requisitos necesarios para garantizar el descanso de sus residentes en las
guardias de 24 horas. El
Hospital Universitario de Getafe, uno de los que aparecen en el listado, se defendía de las acusaciones asegurando que los espacios habilitados son "suficientes y adecuados" ya que cuentan con habitaciones "bien ventiladas y con sábanas limpias a su disposición".
El
Hospital Severa Ochoa reivindica unas condiciones muy parecidas para sus 26 residentes: habitaciones con una o dos camas, tres en algún caso, ventiladas y con sábanas disponibles para ser cambiadas en cada uso. También en Urgencias, donde las cuatro camas existentes tienen que ser compartidas por los siete médicos de guardia.
La situación es muy similar en los hospitales
12 de Octubre y
La Paz, aunque en este caso, las salas no cuentan con ventilación. La organización de este último niega, de hecho, la existencia de 'camas calientes' en el centro y aseguras que, además de limpiar las habitaciones a diario, se cambian las sábanas "más de una vez al día si es necesario".
Resulta irónico, según Sheila, que dos médicos en un mismo domicilio acudan a su puesto de trabajo en coches separados para evitar contagios, y luego descansen en el mismo colchón. "El riesgo se multiplica por tres al
compartir sábanas y secreciones y si es en quirófano cerrado, las probabilidades son el doble".
A mediados de marzo, Amyts alertó de la situación ante la Comisión Central de Salud Laboral. Sin embargo, al no haber "rectificación" alguna, a finales del mes de mayo decidió interponer una
denuncia ante la Inspección de Trabajo. En un
escrito remitido al viceonsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero y a la directora general de Salud Pública, Elena Andradas, piden también que se solucione de manera "inmediata" este conflicto.
"El miedo es importante en estos momentos. No es normal que se trate así a un colectivo", critica Sheila. Desde Amyts, exigen "dignidad en el descanso" y "respuestas urgentes" a la situación de "hacinamiento" que presentan estos espacios.
Los dormitorios médicos en los centros sanitarios han sido motivo de protesta de los residentes desde "hace años", explica Sheila Justo, presidenta del sector de médicos jóvenes y MIR en Amyts. "Cuando yo era residente, a veces, nos tocaba dormir en la camilla de una consulta porque no había camas". La
llegada del coronavirus volvía a poner dicha reivindicación sobre la mesa.
Antes del Covid-19, las 'camas calientes' también supusieron un foco para
chinches y piojos. A ello se suman averías, "falta de camas" y otro tipo de "condicionantes" que revierten en un mal descanso de los sanitarios, durante la "hora o dos" horas que tienen para tumbarse.
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