MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
En un artículo publicado en la revista 'Frontiers in Science', un grupo internacional de microbiólogos clínicos y de salud pública de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ESCMID) ha hecho un llamamiento a la inversión en tecnología, capacidad, experiencia y colaboración para situar la vigilancia genómica de los patógenos a la vanguardia de la preparación para futuras pandemias.
"Las enfermedades infecciosas propensas a las epidemias cruzan las fronteras con la misma rapidez con que las personas y los bienes comerciales viajan por el mundo", ha afirmado el autor principal, el profesor Marc Struelens, de la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica) y antiguo microbiólogo jefe del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC), quien ha añadido que "un brote local hoy puede convertirse mañana en la próxima crisis pandémica mundial".
UNA VENTAJA VITAL
La mayoría de las enfermedades inéditas en el ser humano son zoonosis, es decir, enfermedades de los animales que infectan al ser humano. Muchas enfermedades de los animales también se tratan con antibióticos y otros antimicrobianos que se utilizan para los humanos. Sin embargo, el uso generalizado de antimicrobianos en humanos y animales ha provocado resistencias, ya que los microbios evolucionan para sobrevivir.
Así, existen dos grandes amenazas para la salud pública que se solapan: la de las nuevas enfermedades infecciosas que son zoonosis y la del aumento de la resistencia a los antimicrobianos. Para hacer frente a estas amenazas se requiere un enfoque colaborativo de 'Una sola salud' -promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS)- que reconozca que la salud humana depende de la salud de nuestro ecosistema.
La respuesta, según los científicos, es reutilizar la tecnología y la capacidad de vigilancia genómica mejoradas que aporta Covid-19 para que actúen como centinelas. La vigilancia genómica, que reúne a organismos de salud pública, veterinarios y médicos, debe utilizarse para controlar las enfermedades humanas y animales y la resistencia a los antimicrobianos. Al integrar los datos epidemiológicos y clínicos de todos estos campos, podemos obtener una imagen completa de los patógenos y los riesgos que plantean.
"La vigilancia genómica de patógenos es una herramienta que estudia la interacción entre la presión selectiva antimicrobiana sobre poblaciones de microbios y la evolución adaptativa de esos microbios hacia la farmacorresistencia", ha explicado Struelens.
"Nos permite detectar la aparición y desentrañar la dinámica de transmisión de clones epidémicos superadaptados y multirresistentes a los medicamentos: las superbacterias. La vigilancia genómica puede ayudar a rastrear la transmisión tanto zoonótica como interhumana de variantes víricas, cepas de bacterias y signos de farmacorresistencia", ha comunicado el investigador.
RESPUESTA RÁPIDA
La vigilancia genómica de los patógenos en tiempo real puede permitir detectar rápidamente nuevas cepas de bacterias resistentes y nuevas enfermedades que saltan de los seres humanos a los animales, así como seguir su propagación y evolución.
Esta información puede servir de base para campañas de vacunación, diseñar tratamientos específicos y orientar la respuesta de la sanidad pública. El seguimiento de genomas completos también permitiría estudiar más a fondo nuevas enfermedades y la evolución de enfermedades conocidas, calibrar su peligrosidad e identificar contramedidas. En un mundo globalizado, donde los patógenos viajan con rapidez, la vigilancia genómica permitiría diagnosticar y tratar las infecciones con la misma celeridad.
Struelens y sus colegas destacan cómo las nuevas tecnologías de secuenciación, incluidas la secuenciación genómica de lectura larga, la secuenciación ultrarrápida y la secuenciación unicelular, y la inteligencia artificial están ayudando a impulsar el progreso de la vigilancia en algunas partes del mundo.
"Hay muchos lugares en los que la vigilancia genómica ya está proporcionando una protección crucial contra la propagación de enfermedades. Esto incluye infecciones transmitidas por los alimentos en Europa, Norteamérica y Australia, y enfermedades víricas epidémicas como la gripe aviar en muchos países de todo el mundo", ha afirmado Struelens.
UN MUNDO CONECTADO
"Para que la vigilancia genómica sea eficaz", afirman los científicos, "necesitamos datos mundiales, accesibles y en tiempo real. Para lograrlo, necesitamos una inversión masiva en capacidad y experiencia que tenga en cuenta los diferentes niveles de infraestructura y formación disponibles en todo el mundo".
Para los expertos, durante la pandemia de Covid-19, los países que ya tenían acceso a conocimientos y equipos de vigilancia genómica contaron con una gran ventaja para controlar la pandemia y adaptar su respuesta. En ese sentido, los autores ofrecen un marco para la implantación equitativa de sistemas de vigilancia interconectados a escala mundial que incluyan a los países de ingresos bajos y medios.