MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
Una nueva investigación revela que, de las técnicas de cirugía de la obesidad más utilizadas actualmente en el mundo, el 'bypass' gástrico consigue una tasa de éxito más elevada en relación con el objetivo de reducir el colesterol LDL en comparación a la gastrectomía vertical o 'sleeve'.
La presencia de un colesterol LDL elevado, el llamado colesterol malo, se tiene que tener en cuenta a la hora de decidir qué técnica quirúrgica se utiliza en las personas con obesidad candidatas a cirugía bariátrica, así lo asegura un este estudio de la Unidad de Cirugía Bariátrica del Hospital del Mar, publicado en la revista 'Cardiovascular Diabetology' y en el que han participado varios grupos de investigación del CIBER pertenecientes a las áreas de fisiopatología de la nutrición y obesidad (CIBEROBN) y epidemiología y salud pública (CIBERESP).
El jefe de sección de Endocrinología del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital del Mar e investigador del CIBEROBN, David Benaiges, apunta que "la elección entre una técnica u otra es un proceso difícil que tiene implicaciones para el futuro de aquella persona para el resto de su vida". Por lo tanto, vistos los resultados del estudio, "tener un colesterol LDL alto antes de la cirugía tiene que ser un nuevo criterio a tener en cuenta por parte del equipo médico a la hora de decidir qué técnica quirúrgica aplicar".
MEJORES RESULTADOS CON EL 'BYPASS' GÁSTRICO
Se trata de un estudio aleatorizado que incluyó a 36 pacientes con obesidad grave y un colesterol LDL elevado, en el que por azar la mitad de ellos fueron intervenidos con un 'bypass' gástrico y la otra mitad con una gastrectomía vertical. Los autores indican que este tipo de estudios, "considerados los de más calidad científica", son muy escasos en el campo de la cirugía de la obesidad y ninguno hasta ahora se había centrado en el colesterol LDL. Un año después de la operación, el colesterol malo se normalizó en el 67 por ciento de los casos en los cuales se practicó un 'bypass' gástrico, sin medicación. Un porcentaje que cae al 28 por ciento con la otra técnica.
Además, se dio la circunstancia de que el porcentaje de las partículas de colesterol malo más perjudiciales, las más pequeñas y densas, también caía con el 'bypass', mientras que con la gastrectomía vertical no había mejora. En cambio, ambas eran eficaces en la pérdida de peso y para reducir la diabetes y la hipertensión, otras comorbilidades asociadas a la obesidad.
El personal investigador apunta que el hecho que en el 'bypass' gástrico actúe sobre el estómago y sobre el intestino es el factor diferencial respecto a la gastrectomía vertical, donde solo se interviene en el estómago. Reducir la capacidad de absorción del intestino permite minimizar la cantidad de colesterol que llega a la sangre, hecho que se comprueba con una marcada reducción de marcadores de absorción de colesterol en los pacientes que se someten a un 'bypass'.
Benaiges, autor principal del trabajo, apuesta por "cambiar la práctica clínica e incluir los niveles de colesterol LDL en las guías de práctica clínica". Hay que considerar que tener concentraciones elevadas de este tipo de colesterol en la sangre incrementa el riesgo cardiovascular. Por lo tanto, "con el 'bypass' no solo mejoras la obesidad, también proteges al paciente de un factor de riesgo para su salud cardiovascular", añade.
"La epidemia de obesidad está empeorando la salud cardiovascular a escala poblacional. Entre las herramientas disponibles para combatir esta epidemia, se ha demostrado que la cirugía bariátrica es uno de los tratamientos más efectivos no solo para la pérdida de peso en la obesidad grave, sino también por los beneficios cardiovasculares", ha explicado el jefe de sección del Servicio de Endocrinología y Nutrición y autor de trabajo, Juan Pedro-Botet.
A pesar de la falta de datos de ensayos clínicos aleatorizados sobre los resultados cardiovasculares después de la cirugía bariátrica, los estudios de cohortes demuestran que la cirugía bariátrica se asocia con una mortalidad por todas las causas más baja y un menor riesgo de episodios cardiovasculares graves para los pacientes con obesidad de clase III.