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19 feb. 2020 16:55H
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MADRID, 19 (EUROPA PRESS)

Un estudio del Erasmus University Medical Center (Países Bajos) ha encontrado beneficios significativos en alargar el tiempo entre las pruebas de detección de cáncer de próstata para los hombres.

El cáncer de próstata es uno de los más comunes en los hombres, afectando a uno de cada siete a lo largo de su vida. Un análisis de sangre llamado prueba del antígeno prostático específico (PSA), que mide los niveles de PSA en la sangre, se ha utilizado para detectar el cáncer de próstata durante décadas, porque los niveles de PSA en la sangre pueden ser más altos en los hombres que tienen cáncer de próstata.

Pero los niveles de PSA son más altos en otras condiciones que afectan a la próstata, como ciertos procedimientos médicos y medicamentos, así como en el caso de una próstata agrandada o una infección de próstata. Las investigaciones sobre la eficacia de estos exámenes para identificar y tratar a los hombres con cáncer de próstata no han sido concluyentes hasta ahora.

Estudios previos han demostrado que los hombres con bajos niveles de PSA a edades entre 44 y 60 años tienen un riesgo muy bajo de padecer cáncer de próstata en el futuro. Este nuevo trabajo, publicado en la revista 'Journal of National Cancer Institute', ha investigado los beneficios y daños de las estrategias de detección asociadas con la prolongación del intervalo de detección cuando el PSA está por debajo de 1,0 ng/mL a las edades de 45 o 50 años o la interrupción de la detección cuando está por debajo de 1,0 ng/mL a los 60.

Utilizando técnicas de modelado estadístico, predijeron los daños (medidos en pruebas y sobrediagnósticos) y los beneficios (medidos en vidas salvadas y años de vida ganados) de las estrategias de detección estratificadas de PSA frente a la detección tradicionalmente recomendada para los hombres de entre 45 y 69 años de edad cada dos años.

Los modelos proyectaban que la evaluación de 10.000 hombres de 45 a 69 años de edad cada dos años requeriría más de 110.000 pruebas y resultaría en hasta 348 sobrediagnósticos. Encontraron que alargar el intervalo de revisión de dos a ocho años resultaría en una disminución del sobrediagnóstico de 5 a 24 por ciento, y solo de 3,1 a 3,8 por ciento menos de vidas salvadas.

Además, los modelos predijeron que la interrupción del cribado a los 60 años para todos reduciría enormemente los sobrediagnósticos (en un 79-82%) pero salvaría sustancialmente menos vidas en comparación con el cribado hasta los 69 años.

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