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25 nov. 2020 11:06H
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MADRID, 25 (EUROPA PRESS)

El triclosán, un antimicrobiano que se encuentra en muchos jabones y otros artículos de uso doméstico, empeora la enfermedad del hígado graso, según una investigación llevada a cabo por científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) en ratones alimentados con una dieta alta en grasas; lo que podría arrojar luz sobre el desarrollo de posibles terapias para el hígado graso asociado a los tóxicos.

El estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', también detalla los mecanismos moleculares por los que el triclosán interrumpe el metabolismo y el microbioma intestinal, al tiempo que elimina las protecciones naturales de las células hepáticas.

"El uso cada vez más amplio del triclosán en productos de consumo presenta un riesgo de toxicidad hepática para los seres humanos", ha manifestado profesor del Departamento de Farmacología de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego, el doctor Robert H. Tukey. "Nuestro estudio muestra que los factores comunes que encontramos en la vida diaria, como la presencia del triclosán, junto con la prevalencia de un alto consumo de grasa dietética, constituyen una buena receta para el desarrollo de la enfermedad de hígado graso en ratones", ha añadido.

En un estudio con ratones realizado en 2014, el equipo de Tukey encontró que la exposición al triclosán promovía la formación de tumores en el hígado, al interferir con una proteína responsable de eliminar los químicos extraños en el cuerpo.

Así, en este último estudio, los investigadores alimentaron con una dieta alta en grasas a los ratones con diabetes tipo 1. Tal y como habían demostrado estudios anteriores, la dieta alta en grasas condujo a la enfermedad de hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés). En los humanos, dicha patología es una condición cada vez más común que puede llevar a la cirrosis y al cáncer de hígado; además, la diabetes y la obesidad son factores de riesgo para desarrollar la enfermedad, según advierten los expertos.

En este sentido, algunos de los ratones que participaron en el estudio también fueron alimentados con triclosán, lo que dio lugar a concentraciones en la sangre comparables a las encontradas en estudios con humanos. En comparación con los ratones que solo fueron alimentados con una dieta alta en grasas, el triclosán aceleró el desarrollo del hígado graso y la fibrosis.

Así las cosas, de acuerdo con el estudio, comer una dieta alta en grasas normalmente "le dice a las células que produzcan más factor de crecimiento de fibroblastos 21, lo que ayuda a proteger las células del hígado de los daños", ha explicado Tukey. El investigador, junto con su equipo, descubrieron que el triclosán se enreda con dos moléculas, ATF4 y PPARgamma, que las células necesitan para producir el factor de crecimiento protector.

Además, el antimicrobiano también interrumpió una variedad de genes involucrados en el metabolismo. En este sentido, los ratones expuestos al triclosán tenían menos diversidad en sus microbiomas intestinales, esto es, menos tipos de bacterias que vivían en los intestinos y una composición similar a la de los pacientes con enfermedad de hígado graso. La menor diversidad de los microbiomas intestinales se asocia generalmente con una peor salud.

Hasta ahora, estos hallazgos solo han sido observados en ratones que ingirieron triclosán. Pero dado que estos mismos sistemas moleculares también operan en los seres humanos, la nueva información ayudará a los investigadores a comprender mejor los factores de riesgo de la desarrollar dicha patología hepática, y les dará un nuevo punto de partida para diseñar posibles intervenciones para prevenir y mitigar la condición.

"Este mecanismo subyacente nos da ahora una base sobre la cual desarrollar potenciales terapias para el hígado graso asociado a los tóxicos", ha manifestado Tukey, quien también es director del Programa del Superfondo del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de la UC San Diego.

En 2016, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) dictaminó que los productos de lavado de venta libre ya no pueden contener triclosán, dado que no se ha demostrado que sea seguro o más eficaz que el lavado con agua y jabón común. Sin embargo, el antimicrobiano se sigue encontrando en algunos productos de uso doméstico y médico, así como en los ecosistemas acuáticos, incluidas las fuentes de agua potable.

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