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10 oct. 2024 19:05H
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MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

Hasta un 10 por ciento de la población sufre trastornos de ansiedad y depresión con la llegada del otoño, una estación que se asocia con el empeoramiento o la aparición de algunos trastornos que afectan a la salud mental debido a factores biológicos y a factores ambientales.

La depresión relacionada con el otoño, denominada trastorno afectivo estacional (TAE), se caracteriza por una alteración en el estado de ánimo que coincide con la reducción de las horas de luz solar, lo que desencadena síntomas depresivos como sentimientos persistentes de tristeza o desesperanza, fatiga y falta de energía, cambios en el apetito, problemas de concentración y dificultades para llevar a cabo tareas cotidianas, irritabilidad o aislamiento social y somnolencia excesiva o alteraciones en los patrones de sueño.

Se sabe que el TAE es mayor en mujeres (aproximadamente el doble) que en hombres y la edad de aparición media ronda los 20-35 años, aunque su incidencia decrece con la edad.

Según señala el jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, Alberto Bullón Sáez, "la reducción de las horas de luz solar, las alteraciones de los ritmos circadianos, las bajas temperaturas y el menor tiempo dedicado a actividades al aire libre o a actividades sociales o los cambios en la dieta o en la actividad física; son algunos ejemplos que pueden afectar al estado de bienestar psicológico".

Sin embargo, el riesgo de padecer estos trastornos no se da igual en todas las personas, sino que aquellas con predisposición genética a trastornos de ansiedad y depresión pueden ser particularmente sensibles a los cambios estacionales. "Los estudios sugieren que la alteración en los transportadores de serotonina y ciertos polimorfismos genéticos relacionados con el sistema dopaminérgico aumentan la susceptibilidad a los síntomas depresivos y ansiosos durante el otoño", ha asegurado el experto.

Para evitar este trastorno y mejorar la salud mental y el estado de ánimo, Bullón ha aludido a la importancia de incrementar en la medida de lo posible las salidas a la luz del día, mantener una rutina de ejercicio regular, seguir una dieta equilibrada, aumentando la ingesta de alimentos ricos en omega-3 y evitando azúcares refinados, mantener el contacto social, mantener una rutina de sueño regular y dividir las tareas en metas pequeñas para mejorar la motivación y combatir la inercia.

"No obstante, si a pesar de todo ello se intensifican los síntomas depresivos, la alternativa nunca es no hacer nada, sino que buscar ayuda profesional puede prevenir el deterioro de la salud mental por estos factores", ha concluido el especialista.

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