MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
Sociólogos de la Universidad del Sur de California y de la Universidad de Chicago (Estados Unidos) han demostrado que un alto porcentaje de madres africanas han experimentado alguna vez la muerte de un hijo. Utilizando datos de 20 países de África subsahariana, los investigadores descubrieron que más de la mitad de las madres de 45 a 49 años de edad han experimentado la muerte de un niño menor de cinco años, y casi dos tercios la de cualquier niño, independientemente de su edad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 1990 a 2018 la tasa mundial de mortalidad infantil disminuyó de una estimación de 65 muertes por cada 1.000 nacidos vivos a 29 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Durante ese mismo período, las muertes anuales de lactantes disminuyeron de 8,7 millones a 4 millones.
Los países del África subsahariana han experimentado una de las reducciones más rápidas de las tasas de mortalidad infantil y de niños menores de 5 años. Este progreso se celebra, pero también oculta el trauma a largo plazo de la pérdida de niños. Las altas tasas de mortalidad infantil, adolescente y de adultos jóvenes significan que las madres siguen experimentando el duelo.
"En las sombras de las altísimas tasas de mortalidad infantil en las que nos centramos, están todos estos padres afligidos que nunca reciben ninguna atención. Estos resultados aumentan nuestro reconocimiento de que el duelo es en sí mismo una amenaza para la salud pública, que se concentra injustamente en las regiones de bajos ingresos del mundo", explica Emily Smith-Greenaway, autora principal del trabajo, que se ha publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
Esta investigación surgió de la idea de que los padres de todas partes sufren inmensamente cuando ven morir a sus hijos. Mientras que otros investigadores han examinado resultados similares en Estados Unidos y Europa, muy pocos han cuantificado la pérdida que sienten las madres en África. "Este estudio nos dice que la carga del duelo es mucho mayor de lo que sabíamos y ofrece una nueva perspectiva sobre la desigualdad mundial", detalla la investigadora.
Aunque las investigaciones sobre la pérdida de hijos en los países en desarrollo son escasas, los estudios en entornos de altos ingresos demuestran que la muerte de un miembro de la familia es una fuente subestimada de desigualdad social. Los padres en duelo corren un mayor riesgo de sufrir problemas psicológicos, deterioro de la salud y tensión en las relaciones.
Utilizando datos que abarcan más de dos décadas, los autores del estudio calcularon la prevalencia para tres categorías: la muerte de un lactante, la muerte de un niño menor de cinco años y la pérdida de cualquier hijo para las madres de múltiples grupos de edad. Basaron sus cálculos en datos de encuestas demográficas y de salud financiadas por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), que realiza encuestas en 90 países.