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10 abr. 2024 18:09H
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MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

Algunas mujeres se resisten a tomar terapia hormonal (TH), especialmente después de los 65 años, por temor a un mayor riesgo de padecer diversos tipos de cáncer y enfermedades cardiacas, pero ahora un nuevo estudio publicado en 'Menopause' ha demostrado que esos temores pueden ser infundados, dependiendo del tipo, la vía y la dosis de terapia.

Estos temores han impedido que muchas mujeres menopáusicas obtengan alivio de síntomas como los sofocos, ya que hoy en día se reconoce que la terapia hormonal es la opción terapéutica más eficaz para controlar una serie de síntomas molestos asociados a la transición a la menopausia.

Sin embargo, un nuevo estudio a gran escala basado en los registros de 10 millones de mujeres mayores de Medicare entre 2007 y 2020 sugiere que las implicaciones del uso de terapia hormonal después de los 65 años varían según el tipo, la vía y la dosis. Así, no existe una regla general para interrumpir la terapia hormonal en una mujer basándose únicamente en la edad.

Por tanto, para las mujeres sanas con sofocos persistentes, continuar con la TH más allá de los 65 años es una opción razonable con el asesoramiento adecuado y la evaluación periódica de los riesgos y beneficios. Además, la mitigación de los riesgos mediante la elección de dosis bajas y vías de administración no orales es cada vez más importante a medida que las mujeres envejecen.

Hasta la fecha, uno de los retos ha sido la falta de información sobre los efectos de las distintas formulaciones, dosis y vías de administración de la terapia hormonal. Por este motivo, los investigadores de este último estudio trataron específicamente de evaluar el uso de esta terapia más allá de los 65 años y sus implicaciones para la salud según el tipo de estrógeno y progestágeno, la vía de administración y la dosis.

Basándose en los resultados del estudio, los investigadores llegaron a la conclusión de que, en comparación con la no utilización o la interrupción de la terapia hormonal antes de los 65 años, el uso de la monoterapia con estrógenos después de los 65 años se asociaba a reducciones significativas del riesgo de mortalidad, cáncer de mama, cáncer de pulmón, cáncer colorrectal, insuficiencia cardiaca congestiva, tromboembolismo venoso, fibrilación auricular, infarto agudo de miocardio y demencia.

Se descubrió que el uso de una terapia combinada de estrógenos y progestágenos aumentaba el riesgo de cáncer de mama, pero dicho riesgo puede mitigarse utilizando dosis bajas de progestágeno transdérmico o vaginal. Además, el uso de progestágenos dio lugar a reducciones significativas del riesgo de cáncer de endometrio, cáncer de ovario, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca congestiva y y tromboembolismo venoso.

"Este amplio estudio observacional de mujeres en Medicare ofrece garantías en cuanto a la seguridad del uso de terapia hormonal a más largo plazo e incluso beneficios potenciales, particularmente en mujeres que usan estrógeno solo. También ofrece información importante sobre las variaciones entre las distintas dosis de terapia hormonal, vías de administración y formulaciones que podrían facilitar la individualización del tratamiento", afirma la directora médica de The Menopause Society, la doctora Stephanie Faubion.

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