MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
Siete meses después de comenzar el mayor brote de ébola que ha sufrido en su historia la República Democrática del Congo (RDC), la respuesta al virus "no ha logrado mantener la epidemia bajo control ni ganarse la confianza de la comunidad", según la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).
"Estamos viendo una contradicción tremenda. Por un lado, una respuesta rápida y amplia al brote, con nuevas herramientas médicas, como vacunas y tratamientos que muestran resultados prometedores cuando las personas llegan temprano. Y por otro, personas que están muriendo de ébola en sus comunidades, que no confían en esta respuesta y que por ello no acuden a ella", ha expliado la presidenta internacional de MSF, Joanne Liu, en una rueda de prensa celebrada este jueves en Ginebra para informar sobre la situación del brote.
Según datos de la ONG, desde principios de año, más del 40 por ciento de los nuevos casos registrados son personas que murieron en sus comunidades. Es decir, sin recibir atención médica. Igualmente, detallan que en el epicentro de la epidemia, en Katwa y Butembo (Kivu Norte), el 43 por ciento de los pacientes de las últimas tres semanas se infectaron sin que se haya podido identificar dónde se contagiaron.
La semana pasada, MSF tuvo que suspender sus actividades en Katwa y Butembo después de varios ataques a dos de sus centros de tratamiento de Ébola. Si bien la organización asegura que "no conoce ni los motivos ni las identidades de los atacantes", recuerdan que estos incidentes vienen precedidos por una escalada de tensiones en torno a la respuesta contra el ébola. Solo en febrero hubo decenas de incidentes de seguridad.
Para MSF, han sido varias las cuestiones que han llevado a este clima de tensión: "Desde el despliegue masivo de recursos financieros enfocados solo en el ébola (en una región desatendida que sufre conflictos, violencia y graves necesidades de salud) al aplazamiento de las elecciones debido al brote, lo que alimenta las sospechas de que el virus se está usando como una táctica política".
"El uso de la policía y las fuerzas armadas para obligar a las personas a cumplir con las medidas de salud contra el ébola está aislando a la comunidad y es contraproducente para controlar la epidemia. El uso de la fuerza para que se realicen entierros seguros, el seguimiento de los contactos de las personas infectadas y la admisión a los centros de tratamiento hace que la población no acuda a las instalaciones médicas y permanezca escondida", critica la ONG.
Por ello, apuestan por que la respuesta al ébola "debe dar un cambio". "Los pacientes y las familias deben tener opciones y deben ser consultadas sobre cómo enfrentarse a esta enfermedad. Se necesitan más vacunas para alcanzar a más personas. Se deben atender otras necesidades de salud de las comunidades. Y la coerción no debe usarse como una táctica para realizar el seguimiento y el tratamiento de los pacientes, cumplir con los entierros seguros y descontaminar los hogares", enumeran.
"El ébola es una enfermedad brutal que genera temor y aislamiento para los pacientes, las familias y los proveedores de atención médica. La respuesta debe estar centrada en el paciente y en la comunidad. Los pacientes deben ser tratados como pacientes y no como algún tipo de amenaza biológica", ha concluido Joanne Liu.