MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
El equipo de 'Personalidad, Estrés y Salud' de la Facultad Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha analizado el impacto de la COVID-19 en los y las profesionales que trabajan en hospitales, centros de salud y residencias. Los resultados, publicados en 'International Journal of Nursing Studies Advances', muestran que, durante los meses de marzo y abril de este año, la carga laboral, los riesgos, el estrés y la falta de recursos eran altos en estos contextos sanitarios, lo que a su vez predecía un mayor desgaste profesional y estrés traumático secundario.
En su trabajo, el equipo muestra que los niveles de reto de los profesionales sanitarios son altos, lo que vincula con la parte vocacional de estos profesionales, así como una alta motivación por su trabajo y la tarea asistencial que realizan.
"Nuestro equipo está estudiando las consecuencias de los estresores laborales durante la crisis del COVID-19, mostrando qué recursos son necesarios para reducir su impacto en los y las profesionales sanitarios, planteando medidas preventivas organizacionales y laborales para futuras crisis, desde esta perspectiva el estudio conlleva también un seguimiento longitudinal", afirman los autores.
De acuerdo con el estudio, en este momento los profesionales sanitarios desarrollan su trabajo en un contexto de "elevada urgencia, estrés y toma de decisiones rápidas, con un alto sentido de la responsabilidad". "A veces en un lugar restringido, lleno de ruidos y con condiciones inadecuadas de iluminación o la propia falta de camas en los hospitales. Las consecuencias de cometer errores pueden ser irreversibles y por ello pueden sentir una importante presión y deber en su trabajo. Son testigos repetidamente del dolor, sufrimiento y muerte, en no pocas ocasiones de personas que no pueden tener contacto con sus familiares y de los que ellos son su único contacto, así como de las reacciones emocionales intensas de familiares", argumentan.
Igualmente, resaltan que también se han enfrentado a "importantes dilemas éticos como el hecho de priorización en función de edad y de patologías previas, y a la falta de recursos humanos y tecnológicos". "A lo que hay que añadir otros estresores presentes en la profesión, como son el contacto interpersonal constante o la sobrecarga asistencial. La exposición repetida a estos factores pone en riesgo a estos trabajadores de sufrir determinados riesgos psicosociales, como son el estrés laboral, el desgaste profesional o burnout, el estrés traumático secundario o el conflicto trabajo-familia", agregan.
"La presencia de estos riesgos psicosociales tiene consecuencias importantes para su salud y su bienestar, así como para la calidad asistencial y el aumento de la probabilidad de los errores. No obstante, esta relación no siempre será lineal, y la manera en la que los y las profesionales responden ante las demandas de trabajo, así como los recursos que la organización pone a disposición de sus trabajadores y trabajadoras, podrán invertir ese proceso de deterioro", aseguran los autores.
ESTRÉS, PRESIÓN SOCIAL Y MIEDO
Los resultados preliminares de los profesionales socio-sanitarios de las residencias de mayores muestran que están experimentando altos niveles de carga de trabajo, presión social, miedo al contagio, altas dosis de contacto con la muerte y el sufrimiento, y síntomas compatibles con el estrés traumático.
"También encontramos altos niveles de preocupación debido a la falta de recursos de protección. El apoyo social en estas circunstancias es esencial. De hecho, los y las trabajadoras con mayor carga y presión por el trabajo y mayor apoyo de supervisión y compañeros/as experimentaron menos estrés traumático", detallan.
La edad fue una variable significativa en este grupo: profesionales de mayor edad experimentaron más miedo. Con todo ello, de manera simultánea los resultados de este estudio asimismo revelaron niveles muy altos de satisfacción profesional entre trabajadores socio-sanitarios de las residencias durante esta crisis producida por la COVID-19, especialmente por el hecho de poder ayudar a las personas.
"Nuestro equipo ha tratado de contribuir de manera inmediata y urgente para evaluar cómo la crisis producida por la enfermedad COVID-19 está afectando al bienestar psicológico y salud mental de los y las profesionales sanitarios que se encuentran realizando laborales asistenciales en este momento, mediado por una mayor exposición y crudeza de los factores y riesgos laborales psicosociales presentes en esta grave situación", concluyen.