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26 feb. 2024 14:00H
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MADRID, 26 (EUROPA PRESS)

El dolor crónico asociado con la fibromialgia puede afectar negativamente la respuesta sexual, "creando un círculo vicioso en el que el dolor y la disfunción sexual se alimentan mutuamente", señala el doctor François Peinado, jefe de servicio de Urología, Salud en Masculino, de Olympia Quirónsalud, en respuesta a que, según estudios recientes, se ha observado que aproximadamente el 97 por ciento de las mujeres diagnosticadas con fibromialgia experimentan algún grado de disfunción sexual.

"Los factores que contribuyen a esta relación compleja son diversos y multifacéticos", mantiene añadiendo que, además, la medicación como los antidepresivos o psicofármacos; aspectos físicos y psicológicos como el dolor, la fatiga, la ansiedad y depresión, comunes en pacientes con fibromialgia, se identifican como posibles contribuyentes a la disfunción sexual.

La fibromialgia es una enfermedad crónica caracterizada por dolor generalizado, fatiga, trastornos del sueño y otros síntomas cognitivos y físicos, afectando considerablemente a la calidad de vida de la persona. Por ello, ha sido objeto de numerosos estudios debido a sus múltiples manifestaciones.

En cuanto a los beneficios del ejercicio físico, se sabe que la actividad física mejora la disfunción sexual en la población general, por lo que los investigadores decidieron explorar su impacto en la función sexual de las mujeres con fibromialgia. Un total de 170 mujeres españolas participaron en uno de los estudios (88 con fibromialgia, 82 sin fibromialgia) para determinar las tasas de disfunción sexual y el posible impacto de la actividad física.

Los niveles de actividad física, por su parte, se evaluaron según los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A continuación, se utilizaron análisis estadísticos para comparar los grupos y las relaciones entre fibromialgia, disfunción sexual y actividad física.

En este sentido, el doctor François Peinado reconoce que la actividad física tuvo efectos variables en la función sexual de las mujeres con fibromialgia, pero las que realizaban actividad física con regularidad seguían presentando peores puntuaciones en el Índice de Función Sexual Femenina (FSFI) que las mujeres sanas que realizaban actividad física con regularidad e incluso que las que no la realizaban.

Así se desprende de los estudios realizados, que, contrariamente a lo esperado, la actividad física regular no alteró significativamente las puntuaciones totales de disfunción sexual de las mujeres con fibromialgia.

"Tanto las pacientes con fibromialgia activas como las no activas mostraron puntuaciones totales de disfunción sexual similares, lo que sugiere que la actividad física por sí sola puede no ser suficiente para mejorar la salud sexual de estas personas: los procedimientos adicionales, como la fisioterapia especializada del suelo pélvico, pueden ser más eficaces para abordar la disfunción sexual en las mujeres con fibromialgia", precisa el doctor.

Por ello, aconseja el urólogo, las pacientes con fibromialgia deberían plantearse incorporar diversas intervenciones a sus vidas para mejorar su bienestar general. "Un enfoque multidisciplinario que incluya tratamientos para el dolor, la gestión del estrés, así como terapias psicológicas y sexuales, puede ser fundamental para abordar estos problemas de manera efectiva para mejorar la calidad de vida de las pacientes y proporcionarles el apoyo necesario para enfrentar los desafíos asociados con esta condición", concluye Peinado.

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