Concepción Pérez, jefa de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario La Princesa de Madrid.
El
dolor crónico puede afectar a la respuesta de un tratamiento oncológico, por ello, los expertos advierten de la necesidad de diagnosticarlo y tratarlo adecuadamente. Los avances sanitarios, especialmente los tecnológicos, resultan claves para hacerlo.
Concepción Pérez, jefa de la Unidad del Dolor del
Hospital La Princesa de Madrid, explica en una entrevista con
Redacción Médica cómo se ha avanzado estos años y explica cómo la terapia intratecal ha mejorado la
calidad de vida de los pacientes.
En los últimos años la supervivencia de pacientes con cáncer ha aumentado en gran medida, ¿se están haciendo los mismos esfuerzos por reducir el dolor y, por tanto, que tengan mayor calidad de vida?
Han existido muchos avances en el
abordaje del cáncer. De hecho, el cáncer es hoy en día considerada una enfermedad crónica. Esto es fundamental, en un mundo en que la prevalencia de cáncer va también a aumentar. Sin embargo, paralelamente a esto también ha aumentado la prevalencia de
dolor en cáncer.
Por un lado, no han disminuido las cifras de dolor previas y por otro, han aumentado las cifras de
supervivientes, aumentando de manera considerable el dolor en este grupo de pacientes. En este sentido, aunque existen avances en el
abordaje del dolor oncológico, han sido más modestos y sigue faltando mucha necesidad de abordaje del dolor en el cáncer. Siguen existiendo muchas barreras que se solventarían con una formación adecuada de todos los profesionales implicados y de los
pacientes.
"Es imprescindible concienciar a médicos y pacientes sobre la necesidad de tratar adecuadamente el dolor en el cáncer"
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Se estima que el dolor crónico puede afectar a la respuesta al tratamiento oncológico, ¿de qué forma han observado esta circunstancia?
La causa más frecuente por la que el dolor modifica un tratamiento oncológico es la
neuropatía por quimioterapia, que obliga en ocasiones a disminuir dosis o incluso a
suspender el tratamiento. Además de esto me parece importante resaltar que el dolor sí que cambia la calidad de vida de los pacientes y existen diferentes estudios que demuestran que un adecuado control del dolor
prolonga la supervivencia.
Por ello, es imprescindible concienciar a médicos y pacientes sobre la necesidad de diagnosticar y tratar adecuadamente el
dolor en el cáncer.
La administración farmacológica dirigida directamente al líquido cefalorraquídeo es una realidad, ¿en qué pacientes está indicada principalmente?
Si, la
terapia intratecal consiste en la implantación de un dispositivo que libera fármacos directamente en el líquido cefalorraquídeo. Esto permite tener unas concentraciones elevadas de fármaco en sus receptores, tanto en la médula espinal como en el cerebro, con pequeñas dosis. La ventaja es una
eficacia altísima con pequeñas dosis y por ello con menos
efectos secundarios.
Las principales indicaciones son el
dolor refractario, que no responde a tratamientos convencionales y también la analgesia en pacientes intolerantes a los fármacos, especialmente los opioides, que al no poder dar la dosis adecuada tienen un
mal control del dolor.
¿Cómo es el proceso de administración de fármacos analgésicos mediante esta técnica?
Consiste en la implantación en quirófano de un
catéter en la espalda que se sitúa en el espacio intratecal y que se conecta en el abdomen a un dispositivo electrónico, una bomba de infusión que se coloca internamente debajo de la piel, en el subcutáneo. Esta bomba tiene un reservorio interno que se rellena con fármacos (o
pioides, anestésicos locales, ziconotide…) y que permite una
programación electrónica que libera a través del catéter a la médula espinal la cantidad de fármaco que hemos programado.
Esta programación es individual,
en dosis, en fármacos, etc y el reservorio precisa un relleno cada tiempo determinado. Además, ya desde hace unos años permiten
dosificaciones puntuales (bolos de analgesia controlada por el paciente) para pacientes que tengan dolor irruptivo.
Terapia intratecal: pequeñas dosis y menos efectos secundarios
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¿Qué otras alternativas está explorando ya la tecnología sanitaria para paliar el dolor de pacientes oncológicos?
Pues a nivel de dianas farmacológicas realmente no se están produciendo grandes líneas de investigación en este campo. Algunas dianas están paradas en la actualidad, como los inhibidores del factor de crecimiento nervioso, y otras en fase de ensayo, como
antagonistas del TRPV1.
En la otra vertiente, desde el punto de vista de los
avances en tecnología, aunque el sistema en sí no es novedoso, sí que los sistemas de estimulación tanto cerebral como medular son terapias que en el dolor oncológico no utilizábamos y que en la actualidad han venido a incorporarse al
arsenal terapéutico de los pacientes con cáncer. Son cada vez más utilizados, especialmente en pacientes con dolor neuropático, como los que tiene neuropatía
post quimioterapia.
Por último, y quizás en lo que más vamos a ver avances, es en la aplicación de nuevas tecnologías que nos van a permitir incrementar el conocimiento de los pacientes con
dolor oncológico a través del análisis de datos y mejorar las vías de comunicación con ellos a través de sistemas de
telemedicina.
¿En qué medida estas innovaciones pueden reducir las visitas al médico en pacientes oncológicos?
Es evidente que los avances, especialmente los tecnológicos, mejorarán el
control del dolor y con ello la necesidad de que los pacientes acudan al hospital por dolor o por los
efectos secundarios de la medicación.
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