Enrique Pita / Imagen: Adrián Conde. Madrid
“Exploramos nuevas formas de convertir el talento en riqueza”, ha asegurado el director general de la Fundación Botín, Íñigo Sáenz de Miera, durante la presentación de los tres proyectos de investigación que han sido elegidos para el programa ‘Mind the Gap’ que impulsa la Fundación y que han recibido financiación y apoyo de gestión para convertirse en proyectos empresariales. “Tratamos de ayudar a nuestros científicos e instituciones de investigación para convertir sus productos en riqueza, y que lo hagan aquí y ahora”, ha insistido Sáenz de Miera.
De izquierda a derecha: el investigador del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona, Modesto Orozco; |
Apostar por la transferencia de conocimiento biomédico al tejido productivo es, en definitiva, el objetivo de este programa, algo en lo que la Fundación Botín ha invertido 36 millones de euros desde 2003, según ha recordado Sáenz de Miera. Sin embargo, ha señalado que “es necesario generar un cambio de cultura y de forma de hacer las cosas”. “Hay que convencer a los científicos para que quieran hacerlo”, ha concluido.
En este sentido, la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, ha reconocido que España “no está en su mejor momento, tenemos serios problemas, pero más allá de reconocer un hecho hay momentos como este en el que hay investigadores que han mirado más allá e instituciones como la Fundación Botín que se han creído que la Ciencia es necesaria”.
“Hemos oído tanto hablar de transferencia que es casi tedioso”, ha señalado Vela, que ha reconocido que “la transferencia en línea recta de la academia a la empresa ya no sirve, tiene que ser tridimensional”, es decir, con otro recorrido. “De la academia a la industria, del sector económico al textil”, ha dicho. “Desde esta Secretaría de Estado de I+D+i promovemos que los buenos investigadores se planteen el valor de lo que hacen, que haya colaboración”, ha señalado, y ha explicado que “este concepto de la I+D+i sin cajas estancas es el futuro”. En este sentido, ha asegurado que los planes y la Estrategia Estatal que desarrolla el Gobierno “hacen el recorrido completo de la transferencia”.
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“Al científico le cuesta confiar en el empresario y viceversa”, ha asegurado Sáenz de Miera, que ha explicado que con ‘Mind the Gap’ se ha intentado salvar ese escollo “y colaborar a que estos proyectos mejoren nuestra calidad de vida”. “Estos tres proyectos se convertirán en empresas, o llegarán al mercado o alcanzarán acuerdos para su distribución o atraerán inversión, y probablemente lo harán todo”, ha asegurado.
Luis Ruiz, director general de Janus Development, empresa implicada en REFit, uno de los proyectos seleccionados, ha señalado que “cuando generamos conocimiento creamos piezas de un rompecabezas, pero a la industria le gusta ver el rompecabezas resuelto. Ese es el reto que hay que solventar”. Por su parte, Modesto Orozco, investigador del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona y desarrollador de otro de los proyectos, en su caso Nostrum Drug Discovery, ha reconocido que le cuesta entender que a veces parezca que la investigación es un gasto y no una inversión. “Del pesimismo actual solo nos puede sacar la investigación y programas como ‘Mind the Gap’, sobre todo si sirven para concienciar a otros investigadores privados”, ha señalado.
Proyectos seleccionados
La Fundación Botín va a invertir en estos tres nuevos proyectos 1,5 millones de euros y ofrecerá su apoyo en la gestión para que en dos años se incorporen nuevos inversores o los productos lleguen al mercado.
El primero de ellos es Colostage, que ha desarrollado un test con el que se pueden identificar propiedades del tumor que confieren la capacidad de desarrollar metástasis en el cáncer colorrectal. De este modo, se asegura “qué pacientes tienen que recibir quimioterapia y, por tanto, se eleva su esperanza de vida. A la vez, se evitan tratamientos innecesarios a otros pacientes y se optimiza el uso de los recursos terapéuticos”. Este proyecto ha sido desarrollado por los investigadores Eduard Batlle y Elena Sancho, del Institut de Recerca Biomèdica (IRB Barcelona).
En segundo lugar, Nostrum Drug Discovery, una herramienta bioinformática que ayuda a diseñar fármacos sin la necesidad de hacer ensayos reales. Esta aplicación “podría permitir un ahorro de costes y tiempo equivalente a unos 40 millones de euros por cada nuevo fármaco, lo cual supondría hasta un 10 por ciento del coste total de desarrollo”. Modesto Orozco, también científico del IRB Barcelona, ha sido quien ha desarrollado este proyecto en colaboración con Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS).
Por último, REFit, para el Inmovilizador de emergencia Varstiff, ha desarrollado un material inteligente tipo textil, completamente flexible y ajustable, que pasa de forma instantánea a un estado rígido al aplicarle el vacío. Estas propiedades permiten la inmovilización inmediata de cuello, espalda, tórax,… en víctimas de accidentes de tráfico o laborales, además de en fracturas complejas (en dedos) en las que no se puede emplear la típica escayola. El ámbito de aplicaciones se extiende al deporte, el ocio y la automoción, entre otros. El proyecto empresarial ha sido desarrollado por el equipo de Thierry Keller, de Tecnalia para FIK, en colaboración con la empresa Janus Developments.
A la izquierda, Francesc Subirada, director asociado de Barcelona Supercompunting Center, y la presidenta de la Junta Directiva de Genetrix, Cristina Garmendia. A la derecha, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, María Blasco. |
El rector de la Universidad Autónoma de Madrid, José María Sanz (izq.) y el consejero delegado del Grupo IMQ, José Andrés Gorrichu. |
De izquierda a derecha: el director de la División Salud de Tecnalia, Ignacio Manzanares; el director en Instituto de Formación e Investigación Marqués de Valdecilla (Ifimav), Galo Peralta, y el responsable de Transferencia de Tecnología del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, Xavier Rúbies. |