Antonio Manuel Ojeda, presidente de la Sociedad Española de Electromedicina Clínica (Seeic).
La
tecnología sanitaria de hace 10 años nada tiene que ver con la actual, al igual que los profesionales que se dedican a usarla. La continua evolución de los equipos y las demandas crecientes del sector sanitario hacen que el
técnico superior en electromedicina clínica se haya convertido en un profesional fundamental en el sistema de salud actual, con un rol clave en la
gestión, mantenimiento y seguridad de la tecnología médica. De hecho, la creación oficial de la especialidad de estos técnicos acaba de cumplir una década y se prepara para los siguientes años plagados de retos, donde adquiere gran importancia la
sostenibilidad y la cualificación del personal.
"El perfil del técnico superior de electromedicina clínica ha evolucionado de manera significativa, haciendo frente a los
ingentes avances en la gestión integral de la tecnología sanitaria. Desde su aprobación ha pasado de ser una disciplina emergente para convertirse en uno de los pilares fundamentales en la gestión y el mantenimiento del equipamiento electromédico en el sector", indica Antonio Manuel Ojeda, presidente de la
Sociedad Española de Electromedicina Clínica (Seeic). "Abordando con ello, todo el ciclo de vida de un producto sanitario y especializándose en el montaje, los
programas de mantenimiento y reparación de equipos electromédicos, con un incremento en las funciones de gestión y planificación", añade.
La misma opinión comparte
Pilar Navarro, directora de Innovación de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), quien subraya que a medida que la tecnología sanitaria ha avanzado, la profesión "se ha diversificado, abarcando la
gestión integral de dispositivos médicos, supervisión de tecnologías avanzadas y el soporte técnico a procedimientos diagnósticos y terapéuticos cada vez más digitalizados".
"Ahora desempeñan un
papel esencial en la implementación, calibración y optimización de tecnologías complejas en entornos clínicos. Por ejemplo, un cambio ha sido la digitalización de la salud, lo que requiere habilidades en análisis de datos, ciberseguridad aplicada al ámbito médico y conectividad de dispositivos", expone.
En este sentido, están viviendo que la
creciente complejidad de los sistemas de salud y la dependencia de la tecnología, sugieren una "necesidad creciente de profesionales cualificados en electromedicina clínica". Según especifican, en un entorno asistencial correspondiente a un centro sanitario de 3º nivel, podemos encontrar entre
15.000 y 18.000 dispositivos médicos de diferente complejidad y necesidades de integración en sus respectivos entornos asistenciales. Debido a este volumen y a todas las tecnologías emergentes, cada vez se demandan más técnicos especializados y formados para su atención en el entorno digital. "La
formación y contratación del técnico superior de electromedicina clínica se ha convertido en una prioridad estratégica", expone Ojeda.
No obstante, este ciclo superior
"no está implantado de forma homogénea" en todas las comunidades autónomas. Navarro pone énfasis en la distribución desigual de estos técnicos: "En grandes centros urbanos se han
consolidado equipos técnicos robustos, mientras que en hospitales más pequeños o específicos las oportunidades pueden ser limitados". Donde sí están presentes realizan funciones como formar parte de comités multidisciplinares para la planificación y adquisición de tecnología sanitaria; colaborar en la
creación de documentos de requisitos clínicos y técnicos para la adquisición de nuevos equipos; trabajar en conjunto con el personal clínico para asegurar el uso correcto de los equipos y la formación en su manejo; y participar en la
gestión de riesgos del entorno del paciente.
Una década de la especialidad de electromedicina clínica
¿Cuáles han sido los
principales cambios vividos en esta década? En primer lugar, hubo que
adaptarse a las directivas europeas y nacionales sobre seguridad y calidad. Esto ha implicado la implementación de procedimientos para el aprovechamiento efectivo de los recursos en
condiciones de seguridad, calidad, eficiencia y respeto al medio ambiente.
Además, se ha vivido el gran impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) enfocadas en sanidad, lo cual ha permitido contar con
datos clínicos con independencia de dónde se generen. A lo largo de estos años, tal y como señala Ojeda, la rápida evolución tecnológica del sector ha exigido que los profesionales estuvieran actualizados, a través de la formación continuada para usar y mantener correctamente los equipos. Así como facilitar la
comunicación en un entorno multidisciplinar a nivel asistencial. A lo que se suma que ahora el enfoque de la salud está basado en el valor, por lo tanto, el objetivo del servicio de mantenimiento ha evolucionado de la
"disponibilidad operativa" a la "productividad clínica", buscando maximizar el valor para el paciente.
"La complejidad de las infraestructuras sanitarias crece a un ritmo exponencial y la gestión de los procesos asistenciales pasa ineludiblemente por la
disponibilidad del equipamiento sanitario. Y este equipamiento sanitario precisa de
personal cualificado y formado para su gestión y sostenibilidad en el tiempo", sostienen desde Seeic. Coincide también con ello la directora de Innovación de Fenin: "Son indispensables en un entorno donde el número y la complejidad de los equipos médicos no dejan de crecer. Sin su labor,
muchas tecnologías quedarían subutilizadas o podrían representar riesgos para la atención"
Retos de la especialidad de electromedicina clínica
Pero ahora es el momento de poner la vista en el futuro, ya que esta evolución de la tecnología sanitaria plantea numerosos retos. "Exige una
mayor y mejor interlocución con los diferentes ámbitos de gestión y asistenciales. Esto implica un enfoque proactivo y flexible, dado el ritmo acelerado de la innovación tecnológica y
necesidades de actualización continuas", afirma el presidente de Seeic.
La sociedad enumera que entre estos desafíos está
la falta de financiación y el aumento del coste de la atención médica, que se convertirán en "obstáculos para la adquisición e implementación de nuevas tecnologías" en sanidad. A esto hay que añadir la
propia integración de lo nuevo en los hospitales, que va a necesitar, sin duda, una planificación adecuada.
Mientras que también hay dos aspectos que se introducen en este devenir cada vez más próximo: la
ciberseguridad va a ir adquiriendo cada vez más peso a la hora de proteger la información de los pacientes; y la sostenibilidad, ya que la atención médica navega hacia un mundo cada vez más sostenible que
reduzca el impacto ambiental y la eficiencia de los recursos en todo su ciclo de vida.
Para terminar, Navarro añade la
necesidad de reconocimiento profesional. "Aunque la importancia de estos técnicos es evidente en el sector sanitario, aún existen desafíos relacionados con la creación de plazas suficientes y una adecuada visibilidad de su labor y de su incorporación en las estructuras organizativas de los hospitales", matiza.
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