Un informe de Fedea aboga por impulsar el acceso a la atención integral en España para mejorar la atención largo plazo

Europa carece de un plan integral a largo plazo para atender a personas con deterioro cognitivo
El gasto anual por paciente con alzhéimer en España varía de los 42.000 a los 70.000 euros.


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Economistas españoles dan un tirón de orejas a Europa por no contar con un plan integral de atención al deterioro cognitivo, teniendo en cuenta el paradigma de envejecimiento poblacional ligado al aumento de la esperanza de vida. Un estudio del think tank Fedea prevé que, de aquí a 2050, la prevalencia de la demencia aumentará en España un 83 por ciento, por lo que se superarán los 1,5 millones de casos. Para hacer frente a esa situación a largo plazo, se proponen “el diagnóstico efectivo, la intervención temprana y el acceso a una atención integral” como retos a alcanzar desde el Sistema Nacional de Salud (SNS).

De acuerdo al informe, titulado Atención a largo plazo y deterioro cognitivo en España y firmado por cinco expertos en Economía -Joan Costa-Font, Sergi Jiménez, Juan Oliva, Cristina Vilaplana Prieto y Analía Viola-, España no sólo es uno de los cinco países con la mayor esperanza de vida del mundo -especialmente entre las mujeres-, sino que verá aumentado su porcentaje de ciudadanos mayores de 65 años del 19,9 por ciento actual al 23,8 por ciento en 2030, y al 30,3 por ciento en 2060.

Los expertos recuerdan que, desde 2007, España cuenta con un “sistema formal y universal” de atención a largo plazo que se financia con dinero público y se regula, a nivel autonómico, dentro de la Ley de Dependencia. Según datos del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud, aproximadamente el 12 por ciento de la población mayor de 65 años recibe servicios de atención a largo plazo. Pero la prevalencia media del deterioro cognitivo entre las personas de ese rango etario es del 18,5 por ciento, aunque se espera que ese índice crezca “de manera drástica” en los próximos años.

Más allá de las causas que contribuyen al riesgo de deterioro cognitivo -principalmente, el nivel educativo y el tipo de convivencia-, en el informe de Fedea se destaca negativamente que, a pesar de la estimación de aumento “alarmante” de la incidencia de este tipo de enfermedades, Europa no cuente con un plan integral para su abordaje. En lo que se refiere a España, se reconoce que existe la Estrategia Española sobre Enfermedades Neurodegenerativas desde 2016 y que, además, se diseño el Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias 2019-2023, pero, sobre este último, se lamenta que aún no se haya evaluado completamente su impacto a largo plazo.

Más colaboración entre sanitarios, cuidadores y políticos


Entre los principales desafíos a abordar en este sentido según los expertos, se halla la mejora del acceso a la atención integral, para lo cual “se requiere una mayor colaboración entre profesionales médicos, cuidadores y responsables políticos” de cara a “aumentar la concienciación, mejorar las herramientas de diagnóstico y garantizar que los recursos estén disponibles tanto para las personas que viven con demencia como para sus familias”. “Se necesita un enfoque amplio que incluya la provisión de apoyo psicológico, la integración social y la creación de entornos amigables con la demencia”, agregan.

En el informe se cita un estudio reciente para estimar que el gasto medio anual en pacientes con alzhéimer oscilaba, en 2021, entre 42.336 y 70.445 euros, cifras que aumentaban a medida que se agravaba el deterioro cognitivo. Del coste total, los gastos sanitarios representaban entre el 5,2 por ciento y el 8,6 por ciento, y, dentro de esos índices, entre el 69 y el 81,4% se correspondían con gastos por atención de familiares o cuidadores no remunerados, frente al 7,7 por ciento y 12,8 por ciento del gasto en atención profesional.

“La gran dependencia del cuidado no remunerado resalta la necesidad de políticas que apoyen a los cuidadores familiares, incluyendo asistencia financiera, servicios de respiro y una mejor capacitación para ayudar a afrontar las exigencias del cuidado”, analizan los expertos, a pesar de que el cuidado informal se da, sobre todo, en los niveles leves de deterioro y, a medida que el grado de deterioro aumenta, la atención brindada por los servicios profesionales “se convierte en el principal factor de coste”.

Apuesta por la teleasistencia y la atención domiciliaria


En cualquier caso, se resalta que, a finales de 2024, casi 1,5 millones de personas recibían en España algún tipo de servicio o prestación económica a través del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD), tras los “avances significativos” alcanzados al respecto 17 años después de su implementación.

“Los recientes cambios en las estrategias gubernamentales de atención a largo plazo buscan promover la atención domiciliaria para personas dependientes y reforzar la teleasistencia, el cuidado a domicilio y los centros de día. Del mismo modo, se han revisado y mejorado los criterios de calidad y los estándares mínimos de personal profesional en los centros y proveedores de servicios, tanto públicos como privados”, se concluye en el informe.
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