Sede de Muface.
Miedo. La palabra resuena varias veces al otro lado del teléfono. La primera, con timidez. La segunda, con un temblor que se traslada a cientos de kilómetros. Y, la tercera, con una firmeza clara. Mónica Gómez (Ourense, 44 años) es quien repite el sentimiento que, dice, le corroe por dentro desde hace casi cuatro meses. Esta mujer, que pertence al cuerpo de la
Policía Nacional en la ciudad gallega, recuerda que comenzó a seguir la actualidad de la crisis de
Muface, la mutualidad a la que pertenece, el pasado octubre. Aunque con una peculiaridad. "Mi historia es muy compleja..." Así comienza un relato que traslada a redactora y a entrevistada a 2017, hace ya ocho años, cuando Gómez recibió el diagnóstico que le cambió la vida: tenía cáncer de mama.
En el mes de julio de 2017 Mónica Gómez pertenecía a los 'zetas'. Esto, en la jerga policial, se refiere a aquellos funcionarios que se encuentran patrullando las calles en un coche policial. "Empecé a encontrarme mal y decidí ir al médico, a uno de los que estaba presentes en el
cuadro médico de Muface", recuerda. Así, esta mutualista empezó a revisar al oferta de la compañía a la que se encuentra adscrita en la
modalidad de sanidad privada del concierto sanitario.
Pasaron algunos meses hasta que un miércoles de diciembre, como recuerda, le dieron el diagnóstico. "Ese día me dijeron que tenía cáncer de mama, y al lunes siguiente me operaron de urgencia", explica. "Me quitaron un pecho y la vida me cambió por completo. Y, en todo ese proceso, no podía parar de pensar en mis tres hijos. Los tres pequeños.
No me daba miedo morir, pero sí dejarles solos", señala con un hilo de voz asomando por la garganta.
Ahora su situación es distinta. Ya no es 'zeta'. Su puesto de trabajo se ha adaptado y trabaja en un despacho de la Policía Nacional. Y cada seis meses acude a sus revisiones. A cada una de ellas, de nuevo, con
miedo. Pero esta vez el sentimiento ha crecido. "Estoy bien, pero, ¿y si realmente no lo estoy?
El hecho de que la crisis de Muface continúe es peor para todos nosotros. No sabemos nada. No hay información. Solo aumenta el miedo". Otra vez, la palabra.
"Que te digan que tienes cáncer con 37 años te cambia la vida.
Necesitas una asistencia sanitaria constante. Un seguimiento", dice Gómez. Ella conoce bien la sanidad privada de Muface. Su padre, que también fue policía, pertenecía a la mutualidad y, como ella, se encontraba en una de las entidades que dota de sus servicios a los mutualistas. "No he conocido otra cosa que no sea Muface.
Siempre he tenido sanidad privada", destaca Mónica Gómez.
— ¿Cree que la crisis de Muface seguirá?
— Confío en que no, en que se solucionará ya. Pero ya no sé que pensar.
La incertidumbre nos está matando a todos.
"El miedo es peor que la enfermedad. ¿Qué pasa con la gente que está en tratamiento, con aquellos que ahora están pasando por todo lo que pasé yo? Es gravísimo. Vivimos en una duda constante", lanza. Y, a todo ello, remata: "
La sanidad no debería tocarse por nadie. Se está jugando con la salud de la gente. Es un sinvivir".
Aunque el tercer proceso licitador de la mutualidad ya está en marcha, Gómez no las tiene todas consigo de que Muface vaya a salir adelante de la crisis sin precedentes en la que se sumió el pasado octubre. "
Las compañías tienen voluntad de arreglarlo. Ya lo han demostrado".
— ¿Se ha planteado que hará si Muface no sale adelante?
— Llevaré a mis hijos a la
seguridad social.
— ¿Y en su caso?
— Lo mío es mucho más complicado. Con todo lo que tengo... Pagaría un seguro privado.
Casos como el de Mónica Gómez se repiten por toda la cartera de mutualistas que conforman Muface.
Policías, funcionarios de correos, docentes, jubilados... Los perfiles son diversos. Al igual que sus historiales clínicos. Pero, en este momento, como ha podido constatar
Redacción Médica a través de los reportajes publicados en los últimos meses, todos ellos marcados por la crisis, los sentimientos se repiten. El miedo por el qué pasará. Y
la incertidumbre por un futuro desconocido.
En este momento Muface continúa en el 'limbo'. Aunque ahora el tercer proceso licitador de la mutualidad ha arrojado una mínima luz entre las cerca de 1,53 millones de personas adscritas al modelo (entre titulares y beneficiarios). El hecho de que el Gobierno haya incrementado
la nueva prima en un 41,2 por ciento frente al 33,5 por ciento previo, ha provocado que Adeslas, la mayor aseguradora del modelo, haya reabierto la puerta a Muface.
A ella se ha sumado Asisa, que ha valorado positivamente el giro de guion del Ejecutivo.
Los sindicatos, especialmente CSIF, ya han advertido de que el tiempo apremia. La
orden de continuidad emitida por el Gobierno a principios de enero, por la que las aseguradoras Asisa, Adeslas y DKV tendrán que seguir dotando de asistencia sanitaria a los mutualistas,
finaliza el 1 de abril. Un periodo de tres meses. Los nuevos pliegos acaban de publicarse y las
compañías tienen hasta el 4 de marzo para presentarse a la tercera licitación de Muface.
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