Sandra Melgarejo. Madrid
Los especialistas en trastornos del movimiento están de acuerdo a la hora de definir una enfermedad de Parkinson inicial, pero no ocurre lo mismo con el párkinson avanzado. La necesidad de consensuar una definición es lo que ha motivado al Grupo de Estudio de Trastornos de Movimiento (GETM) de la Sociedad Española de Neurología (SEN) a poner en marcha el estudio CEPA (Consenso sobre la definición de Enfermedad de Parkinson Avanzada). Rosario Luquin, coordinadora del grupo y del estudio, afirma que de esta iniciativa se van a beneficiar los neurólogos y, sobre todo, los pacientes. “Es importante que, cuando hablemos de una enfermedad de Parkinson avanzado, todos sepamos que nos referimos a un tipo de pacientes con unas características concretas”.
Rosario Luquin. |
Como hay una falta de unanimidad de criterios a la hora de definir a estos pacientes, el estudio CEPA consiste en “identificar y cuantificar las variables clínicas y los criterios que les caracterizan, y conocer si son subsidiarios o no de los tratamientos disponibles”, detalla Luquin. Así, en la primera etapa del estudio, ya finalizada, una decena de miembros del GETM ha elaborado una definición a partir de una revisión exhaustiva de la literatura. Este documento ha sido enviado a 150 neurólogos que se dedican al tratamiento de la enfermedad de Parkinson en España. Esta segunda etapa del estudio sigue la metodología Delphi para “conseguir llegar a un consenso definitivo”. Luquin confía en tener los resultados de “lo que la SEN entiende por párkinson avanzado” a finales de 2013.
“La idea es que todo neurólogo que vea a un paciente con párkinson avanzado lo identifique de acuerdo a unas características y sea capaz de ofertarle las terapias que están disponibles ahora mismo”, comenta la coordinadora del GETM. Esto último es “más difícil”, ya que “hay grupos de investigadores que son partidarios de una terapia y otros grupos, de otra”. En este sentido, el objetivo del equipo liderado por Luquin es elaborar unas guías para que los especialistas sepan qué manifestaciones clínicas deben tener estos pacientes para ser subsidiarios de una terapia concreta (estimulación cerebral profunda, infusión subcutánea continua de apomorfina e infusión intestinal continua de levodopa/carbidopa).
Según Luquin, “algunos neurólogos entienden el párkinson avanzado como una entidad que no es tratable, pero la literatura dice lo contrario”. La coordinadora del estudio señala que es importante diferenciar dos estadios: pacientes de larga evolución que solo son susceptibles de terapias paliativas; y pacientes con párkinson avanzado que sí es mejorable con terapias. El consenso sobre la definición de enfermedad de Parkinson avanzada “beneficiará a todos los pacientes de España porque serán evaluados de la misma manera y se les ofrecerán las mismas opciones de tratamiento”.