Los actores implicados consideran que las nuevas tecnologías están eliminando los problemas de ilegibilidad en hospitales y farmacias



12 oct. 2015 13:56H
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David García. Madrid
“Lo de la mala letra es más un mito que una realidad”, asegura a Redacción Médica Antonio Guerrero, número 1 del último MIR y prácticamente recién licenciado en Medicina.

Julio Mayol, director de la Unidad de Innovación del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Al margen de que sea un mito o no, lo cierto es que para la mayoría de la población, los médicos siempre han tenido fama de escribir mal, o de tener mala caligrafía. Y al parecer, se decía, la razón de esa mala escritura se encontraba en las facultades de Medicina, donde la velocidad a la hora de tomar apuntes terminaba provocando esa letra difícil de entender para el resto de la población.

Sin embargo, Julio Mayol, director de la Unidad de Innovación del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, destierra para Redacción Médica esta creencia. “Los apuntes tienen que ver con una metodología, pero lo de la mala letra tiene que ver más con el apresuramiento y la carga de asistencia en el modelo convencional de rellenar hojas pero ahora con los ordenadores y con el sistema de la historia clínica electrónica eso varía, aunque no creo que el problema de nuestra mala letra sea coger apuntes”.

Mayol da en el clavo en dos cuestiones. Una, en que las nuevas tecnologías provocarán que la mala letra del médico sea irrelevante, ya que poco a poco todo se va informatizando; y dos, que a su juicio “los alumnos siguen cogiendo apuntes”, y a este respecto estima que solo en torno al 50 por ciento lo hace a través de un ordenador o un tablet.

“Como no cambiemos el modelo de evaluación, de enseñanza y de aprendizaje, los apuntes van a seguir siendo la herramienta más útil para los estudiantes”, explica Mayol, que apunta en este sentido además que “si queremos conseguir resultados diferentes, sí, hay que cambiar el modelo” aunque dice “no tener claro si socialmente estamos preparados”.

“La letra de los médicos sigue siendo mala en todos los países”, termina asegurando Julio Mayol desde su amplia experiencia internacional.

“La mala letra del médico va a pasar a la historia”

Para Antonio Guerrero, recién licenciado y MIR de primer año en la actualidad, “no es una generalidad que los médicos escriban mal” y apunta que la tendencia a informatizar, “algo muy positivo”, evitará casos en los que por una letra ilegible se den diagnósticos erróneos o se dispense un medicamento equivocado.

Antonio Guerrero, número 1 del MIR.

“Eso de la letra del médico, de que no sé lo que pone o no lo entiendo, yo creo que va a pasar a la historia”, opina Guerrero, que explica que la mayoría de sus clases al menos funcionaban a través de presentaciones de diapositivas, que además los profesores suelen dejar a los alumnos y que éstos simplemente se limitan a completar con anotaciones lo que no está en ellas.

Respecto a los informes que hay que seguir rellenando a mano, apunta que todavía hay centros en los que se debe seguir haciendo pero en general la tendencia es a informatizar y por tanto, a través de herramientas como la receta electrónica o la historia clínica electrónica, la letra del médico será cada vez menos importante.

Muertes por culpa de la mala letra

No es exagerado decir que la mala caligrafía del médico puede causar muertes. De hecho, la revista estadounidense 'Family Pharmacist' cifró en una horquilla de entre 1.500 y 2.000 los muertos por ‘culpa’ de la letra ilegible de los galenos. Explicaba en su momento la publicación que los farmacéuticos no entendían las recetas y suministraban a los pacientes medicamentos equivocados que incluso provocaban su fallecimiento.

Se trata de una circunstancia muy en la línea de lo que cuenta Julio Mayol sobre que la mala letra es ‘patrimonio médico mundial’.

No solo ocurre en Estados Unidos. Según se ha conocido este verano, las autoridades sanitarias de la región italiana del Lazio (donde se encuentra Roma) han pedido a sus profesionales médicos que escriban todo en mayúsculas para intentar que las prescripciones dejen de ser poco claras o confusas. La recomendación surgió tras conocerse a través de un estudio que cada año se dan en Italia como media 320.000 errores relacionados con la prescripción. De momento, el aquella región transalpina no es obligatorio el uso de ordenador para completar una historia clínica o hacer una receta.

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