Propone a los gobiernos ser “más selectivos” a la hora de financiar prestaciones e impulsar el consumo de medicamentos menos caros, como los genéricos



24 sept. 2015 17:07H
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Redacción. Madrid
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que el gasto público en salud en España y el resto de países desarrollados se duplique en el próximo medio siglo, es decir, que pase de, alrededor, 6 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) actual al 14 por ciento en 2060.

Gasto sanitario respecto al PIB de los países desarrollados. Fuente: OCDE.

Este incremento hará que la financiación de la sanidad se haga insostenible en las próximas décadas si los gobiernos no acometen las reformas necesarias para atajarlo, ha vaticinado la OCDE en su último informe de sostenibilidad fiscal de los sistemas sanitarios.

En este documento, el organismo internacional alerta de que en la mayoría de los países desarrollados, el presupuesto para este campo sigue siendo insuficiente, por lo que, de cara a mediados de siglo, tendrán muy complicado seguir garantizando la misma salud de los ciudadanos y la adquisición de innovación sin grandes reformas y un trabajo conjunto de los ministerios de Sanidad y Hacienda.

La OCDE recuerda que los fondos públicos siguen representando alrededor de tres cuartas partes del gasto sanitario de cada país, y en muchos de ellos, esta financiación pública sigue dependiendo de los impuestos que pagan los ciudadanos a través de sus nóminas, por lo que se irán disminuyendo a medida que envejezca la población. Y pone el caso de países como Austria, República Checa, Corea, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia, donde más del 70 por ciento de la financiación pública para salud procede de las contribuciones sobre la nómina. Solo en Francia, los impuestos relacionados con el consumo del alcohol, tabaco y alimentos poco saludables apenas sirve para financiar la sanidad.

Recomendaciones

Para solventar esta situación, la OCDE propone a los gobiernos aliviar sus presupuestos sanitarios a través de una serie de directrices. Como por ejemplo, ser “más selectivos” a la hora de financiar prestaciones y fomentar mecanismos de pago a proveedores en función de los resultados obtenidos o impulsar el consumo de medicamentos menos caros, como los genéricos.

Del mismo modo, pone sobre la mesa medidas para monitorizar la financiación con sistemas de alerta para detectar excesos de gasto y que permitan tomar medidas correctoras de forma inmediata, así como invertir más en iniciativas sobre promoción de la salud y prevención de enfermedades.

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