Sede del Ministerio de Sanidad.
La presión asistencial durante la
pandemia de coronavirus y el giro hacia la atención sanitaria personalizada son dos de los factores que, en los últimos años, están marcando la defensa de la
hospitalización domiciliaria en España. Los datos, además, hablan de una clara tendencia al alza al respecto. Según los últimos datos del Registro de Actividad Sanitaria Especializada del
Ministerio de Sanidad, 2023 terminó con 93.166 casos contabilizados de hospitalización a domicilio, lo cual supone un aumento del 39,3 por ciento con respecto a los 66.874 registrados tres años atrás, en 2020 coincidiendo con el estallido del Covid-19.
El
aumento de los ingresos hospitalarios en domicilio no sólo se refleja en ese balance trienal, sino que es progresivo incluso desde antes del
coronavirus. El inicio del registro histórico de Sanidad se remonta a 2016. En aquel año hubo 27.222
hospitalizaciones domiciliarias. Fueron casi 66.000 menos que en 2023. Desde entonces, la cifra siempre ha aumentado de un año a otro. Centrándonos en la etapa más reciente, en 2021 se pasó a 79.155 casos tras los casi 67.000 de 2020. Pero es que en 2022 fueron 89.215. En el último balance anual -entre 2022 y 2023- el dato creció en un 4,43 por ciento. Con respecto a 2021, la cifra fue un 17,7 por ciento mayor.
Más contactos hospitalarios, pero menos coste medio
Más allá aligerar la carga asistencial en los hospitales, otro de los
argumentos de defensa de los ingresos a domicilio es su contribución a la
eficiencia del modelo asistencial hospitalario. En 2023, aumentó un 13,7 por ciento el número de contactos hospitalarios con respecto a 2022: de 30,7 millones a más de 34,9 millones en un año. En ese balance se incluyen hospitalizaciones a domicilio, urgencias y otras modalidades ambulatorias. La tasa de actividad en 2023 fue de 7.241,31 contactos por cada 10.000 habitantes, frente a los 6.437,13 de 2022. Pese a ello, el coste medio de los contactos descendió de los 2.974,63 euros a los 2.835,8 euros.
Si nos centramos sólo en las hospitalizaciones, el balance es similar. Entre 2022 y 2023 aumentaron un 3,9 por ciento, de casi 4,5 millones a más de 4,6 millones -cabe resaltar que en 2023 se superó la cifra de la etapa previa al coronavirus, en 2019, con algo más de 4,5 millones-. La tasa de actividad de 2023 fue de 964,84 ingresos por cada 10.000 habitantes, frente a los 938,64 de 2022. Casi se recuperó el índice previo al coronavirus: en 2019 la tasa fue de 968,55 habitantes. Y, aun así, también descendió el coste medio: de 5.278,28 euros en 2022 a 5.199,44 en 2023.
En cuanto a la
estancia media en hospitales, prácticamente no se ha movido. Fue de 7,11 días en 2022 y de 7,12 días en 2023, lo cual estanca la tendencia progresiva a la baja de la era postcovid. En 2019, año inmediatamente anterior a la pandemia, la estancia media fue de 6,95 días, una cifra que se elevó a 7,54 en 2020. En 2021 se redujo a 7,41 días.
Sí que descendió el tiempo medio de estancia en
UCI: pasó de 4,7 días en 2022 a 4,37 días en 2023. Con ello se superó el dato previo al coronavirus. En 2019, la estancia media en cuidados intensivos fue de 4,46 días. En 2020 se subió a 5,4 días y en 2021 el dato se disparó hasta los 6,65 días de media.
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