El reputado gastroenterólogo Manuel Díaz-Rubio es autor de diversos libros de divulgación.
Pedro Gargantilla y Antonio Bascones.
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La muerte reciente del neurólogo británico
Oliver Sacks, a quien se considera creador de la llamada ‘escritura clínica’, ha realzado esta clase de contribuciones entre los médicos españoles, que han logrado ponerse a su altura y, por lo pronto, llegar a las librerías con notable éxito de ventas, como comprobará cualquiera que se acerque a las cadenas comerciales este sábado, Día del Libro en España.
Esta clase de vocación literaria se caracteriza por introducir la mirada de la experiencia clínica en el arte narrativo intercalada, en ocasiones, con algunas ciencias sociales como la Historia o la Antropología. Sirva de botón de muestra un joven médico internista del Hospital de El Escorial de Madrid,
Pedro Gargantilla, autor de varios libros de ese talante, el último de los cuales ha salido a la venta hace muy poco y lleva por título
Enfermedades que cambiaron la historia.
Tradición vinculada el oficio
Ya el propio
Gregorio Marañón, uno de los mejores clínicos que ha dado el país, llamó la atención sobre la relación entre la vocación médica y la literaria, y, por supuesto, él fue un claro exponente de esa vinculación. Pero al igual que este ilustre erudito y que el propio Sacks, muchos médicos, enfermeros y farmacéuticos de la actualidad han destacado por su afición a la escritura no solo ensayística, sino también creativa.
Carlos Lens y el fallecido Albert Jovell.
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Esta última faceta, la que da rienda suelta a la imaginación, la han cultivado, por poner solo un par de ejemplos del sector, el actual subdirector general de Calidad de Medicamentos y Productos Sanitarios,
Carlos Lens, autor de la novela del género negro
El peor de los venenos, y el presidente del Colegio de Odontólogos de Madrid y editor de la revista
El Dentista,
Antonio Bascones, quien también ha escrito varias fabulaciones como
La Fuerza del Destino y
La Invitación, a medio camino entre la autobiografía, la trama de aventuras y la novela de ideas.
En cuanto a la producción de libros de tono más académico, a menudo divulgativo, sin duda ha resultado más prolífica todavía entre los profesionales españoles de las ciencias de la salud. Desde el historiador de la ciencia
José Manuel Sánchez Ron, físico de formación, del que se puede citar su ensayo
Santiago Ramón y Cajal. Un siglo después del Premio Nobel, hasta el fallecido médico
Albert Jovell, autor de tantas obras amenas para el gran público como
Cáncer: biografía de una supervivencia o incluso un pequeño librito que difundió en sus últimos años de vida,
Te puede pasar a ti, muy ilustrativo de su visión del sistema sanitario público.
Tampoco debería obviarse, entre tantos ejemplos posibles, el de
Manuel Díaz-Rubio, quien ha publicado muchos ensayos de divulgación médica como
Los síntomas que todos padecemos. Y también incontables escritos dirigidos a sus colegas médicos entre los que destacan los dos volúmenes de
Médicos Españoles del Siglo XX, una recopilación exhaustiva de los más destacados clínicos y fisiólogos de la Medicina nacional.
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