Hacienda reclama miles de euros a la plantilla del 'hospital ideal europeo'

El Hospital de Cerdanya se alza entre las cumbres nevadas de los Pirineos. La moderna instalacicataón se ubica en el término municipal de Puigcerdà (Girona), a escasos kilómetros de la frontera con Francia. Precisamente, sus trabajadores reciben pacientes de ambos lados del linde, lo que convierte al centro en el primero de su especie en suelo europeo: un enclave sanitario transfronterizo. Durante su década de existencia, en sus pasillos han resonado voces en catalán y español, pero también en francés. Una alternativa para facilitar la asistencia en una región de complicada orografía y evitar a los pacientes galos los trayectos de casi dos horas hasta el complejo hospitalario de Perpiñán. Un hito de la cooperación bilateral que, sin embargo, ha derivado en serios problemas con Hacienda al personal que labora en este. Y es que casi el 35 por ciento de sus empleados podría deber cantidades entre 60.000 y 80.000 euros al organismo tributario. En concreto, aquellos que fijaron su residencia fuera de Cataluña.

Y es que parte de la plantilla decidió situar su hogar en la parte francesa del valle de la Cerdanya. Es el caso de Maite Angulo, traumatóloga del mencionado hospital. La facultativa paga sus impuestos en Francia, pese a laborar en el centro catalán. Una posibilidad contemplada por la legislación europea respecto a las áreas transfronterizas. En el caso del límite pirenaico, se establece que los trabajadores que viven a 10 kilómetros de la separación entre ambos países no tienen la obligación de ser contratados y tributar en el mismo lado. Precisamente, para evitar la doble imposición se señala que solo aportarán a las arcas públicas del estado en el que residan.

Como ella, otros 80 sanitarios se acogían al régimen tributario trasfronterizo marcado por la Unión Europea para conservar su vivienda y rutina en Francia. Una calma rota a partir de la recepción de una carta de la Agencia Tributaria Española. En su interior, un requerimiento que pide el ingreso de la cantidad monetaria unida al impuesto sobre la Renta de no residentes de los últimos años, que, obviamente, no han pagado, guarecidos por la normativa de los Veintisiete. "Estados muy fastidiados", ha lamentado Angulo a Redacción Médica.

Deudas que rozan los 20.000 euros

La institución fiscal grava a las personas no residentes en España con una tasa impositiva que puede llegar 24 por ciento de los ingresos, según el país en el que se encuentre el individuo. En el caso de Francia, la carga es del 19 por ciento. Este porcentaje es el que demanda a los sanitarios del Hospital de Cerdanya con vivienda en tierras galas. Cada carta que reciben los afectados corresponde con un año. Las primeras hacen referencia a 2020.

Las cantidades reclamadas dependen del salario del empleado. Así, Angulo, traumatóloga y una de las primeras en tener noticias de la autoridad fiscal, debe a Hacienda 17.000 euros solo del año 2020. Cifra que puede ascender hasta los 68.000 si se suman todos los ejercicios hasta el último. "No hablamos de cuatro euros", ha recalcado la médica. Al concordar con el sueldo, la aportación solicitada es menor en el caso de enfermeras o técnicos sanitarios. Roser Bel pertenece a la plantilla de Enfermería del centro catalán y residente en Francia. En su caso, la deuda asciende a los 12.000 euros, 48.000 entre 2020 y 2023.

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"Igual tengo que pedir un crédito para pagar esta reclamación", ha comentado Biel

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No obstante, la suma puede ser todavía mayor. Y es que la Agencia Tributaria ofrece un plazo de 40 días para llevar a cabo el reembolso. El incumplimiento de este intervalo de tiempo acarrea multas de 3.000 euros. Así, un médico podría llegar a pagar 20.000 euros anuales, 80.000 con el acumulado de los cuatro ejercicios. Por su parte, una enfermera se vería abocada a ingresar 15.000 euros, 60.000 por el total. "Igual tengo que pedir un crédito para poder pagar", ha revelado Bel a este diario.

Un importe que si no se abona se recortará del salario en los años siguientes. Una medida que reduce la capacidad económica de las plantillas y por ende dificulta el pago de las facturas del día a día. "Hay parejas enteras afectadas, por lo que esto hace tambalear los ahorros de todo un hogar", ha lamentado Angulo.

En búsqueda de una solución

Los empleados del Hospital de Cerdanya se niegan a aceptar la petición del organismo español. Los trabajadores se acogen a la legislación europea en materia impositiva existente para las zonas fronterizas. Una normativa consensuada también desde Madrid, por lo que los sanitarios no entienden dicha petición. Es más, las cartas puntualizan que estos trabajan en un centro público -pese a no ser funcionarios-, por lo que entienden que deberían reclamar a la entidad. "El Departamento de No Residentes indica nuestro hospital es público, porque está en la lista de instituciones de titularidad estatal. Entonces, que pidan el dinero a ellos", ha afirmado la traumatóloga.

De momento, el Comité de Empresa de la institución catalana -formado por Satse, CCOO, Metges de Catalunya e IAC-Catac- ha presentado una reclamación ante el Tribunal Económico Administrativo Central, además de intentar contactar con la Agencia Tributaria. De momento, no tienen respuesta, mientras no dejan de llegar las misivas. Por su parte, la directiva del Hospital de Cerdanya ha contactado con los encargados de impuestos en su comunidad autónoma. Incluso, ha contratado un bufete de abogados para tratar dicho asunto. Además, según confirmar desde la agrupación sindical, delegaciones de España y Francia se han reunido para el abordaje de este escenario.

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"Si se considera un hospital público, la Agencia Tributaría debería pedirle el dinero al centro y no a los trabajadores", ha dicho Angulo

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"Creemos que la situación se va a resolver a nuestro favor", ha dicho esperanzada Biel. En caso de darse este escenario, la Administración tendría que devolver las cantidades ya ingresadas por parte de algunos profesionales. Un trámite que se puede prolongar durante cinco años o más.

Pese a un resultado favorables, hay trabajadores que ponen en duda el funcionamiento de los organismos encargados de orquestar los impuestos.  El miedo a que esta situación se prolongue en el tiempo o se vuelva repetir hace que varios sanitarios se planteen cambiar su residencia a España y dejar atrás su vida al otro lado de la frontera. "Es tu casa, el colegio de tus hijos… Son una serie de cosas que tendrías que dejar atrás", ha remarcado la enfermera.

Un caso especial

Más allá del asunto fiscal, el carácter transfronterizo del Hospital de Cerdanya provoca más de un quebradero de cabeza a sus trabajadores. Las sanitarias consultadas comentan problemas con la nacionalidad de los niños franceses nacidos en el centro, que obtenían la española por nacer en el país. "Cada poco tienen que estar yendo a Barcelona para renovarla", ha explicado Biel. También con el fallecimiento de ciudadanos de Francia, ya que tenían que repatriar el cadáver, lo que suponía importantes gastos para la familia. Un proceso para rebasar los escasos dos kilómetros que hay entre Puigcerdà y la localidad gala más cercana, Bourg Madame. "Los políticos no pensaron en el día a día de las personas, ni de los trabajadores", ha afirmado Biel.

El primer hospital transfronterizo de Europa está financiado en un 60 por ciento por la Generalitat de Catalunya y en un 40 por ciento por el Estado francés. Un adalid de la cooperación sanitaria entre países que diez años después de su apertura sobrevive entre fallos burocráticos e incógnitas fiscales para sus empleados. "La verdad es que, para funcionar así, Europa se tendría que plantear seriamente abrir centros de este tipo", ha sentenciado la enfermera. De momento, su brillo radica en el reflejo de la montaña en sus grandes cristaleras.

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"Para funcionar así, Europa se tendría que plantear abrir más centros de este tipo", ha sentenciado Biel

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