Magda Campins, José Gómez Rial, Marcos López Hoyos.
La medida francesa de
retirar la mascarilla en interiores solo para aquellos que tengan la pauta de vacunación completa ha cogido por sorpresa a epidemiólogos e inmunólogos españoles. Ambas especialidades entienden que
no tiene justificación científica alguna vincular el uso de mascarilla con la vacunación covid, ya que esta no protege contra la infección. La única lógica que ven es que se busque incentivar la administración de dosis entre los no vacunados.
“Desde el punto de vista epidemiológico
no tiene justificación, sabemos perfectamente, y lo hemos visto recientemente con Ómicron, que
las vacunas que usamos no son esterilizantes, sino que previenen de forma muy efectiva la enfermedad grave.
Frente a la infección su efectividad es más baja y en el caso de Ómicron el escape al efecto preventivo es mayor. Por lo tanto, que una persona esté vacunada
no es garantía de que no pueda coger la infección”, asegura Magda Campins, jefa del grupo de investigación en Epidemiología y Salud Pública del VHIR y de Medicina Preventiva y Epidemiología del Vall d'Hebron.
Una detracción a la media, que
entrará en vigor el próximo 28 de febrero, que también comparte Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI): “Entrar en
un sitio con vacunados no te garantiza que te protejas de la infección, quien te protege de la infección es la mascarilla. Con los datos epidemiológicos actuales no es una buena medida”, detalla. Mientras que, para José Gómez Rial, inmunólogo del Hospital Clínico de Santiago de Compostela, se trata de
“una medida absurda más” de las muchas que se han tomado durante la pandemia en todo el mundo.
¿Tiene sentido vincular el uso de mascarilla y la pauta de vacunación?
Rial tiene claro de que detrás de esta medida
“no hay ninguna justificación científica” puesto que ha quedado claro, ya que los vacunados también contagian. “Podemos entrar en elucubraciones de si contagian más o menos, pero es algo que va a depender de muchos factores: individual y sobre todo tiempo desde la vacunación”, detalla el inmunólogo.
En ese sentido, explica que las vacunas inicialmente confieren cierta inmunidad esterilizante al conseguir producir anticuerpos neutralizantes (Ac) en mucosa, pero estos Ac son los primeros que
se pierden con el tiempo (semanas) y no se volverán a producir hasta que no haya un nuevo encuentro (otra dosis o infección) con el virus.
“Estos Ac neutralizantes en mucosa respiratoria son los únicos que pueden prevenir la infección y, por tanto, el contagio. Por tanto, relacionar la vacunación con la mascarilla
es únicamente una medida de coacción a la vacunación”, reivindica Rial.
Genera una falsa sensación de seguridad
Otra de las vertientes de la medida es el efecto social que provoca en la sociedad. “Restringir el uso de mascarillas a las personas que no están vacunadas
dan una falsa sensación de seguridad. En las zonas donde se ha retirado el pasaporte covid es porque con Ómicron tenemos una efectividad vacunal más baja, con las mascarillas pasaría lo mismo”, explica Campins, quien también cree que el objetivo final es incentivar a la gente para que se vacune.
Para evitar esto, López Hoyos, apela por
aplicar la medida de una manera universal, es decir, se retira su uso para todos o para nadie. En caso contrario, según advierte su compañero Gómez Rial, puede tener el efecto contrario a lo buscado. “Puede crear una sensación de falsa seguridad que haga relajar el uso de las mascarillas en interiores poco ventilados, y creo que ha quedado claro que son
los interiores mal ventilados los más proclives al contagio”.
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