Un informe de The Lancet alerta de que el SNS se enfrentará a la peor versión del calor extremo

España será epicentro del aumento de las muertes por el cambio climático
Mapa de riesgo de muerte por calor extremo elaborado por The Lancet.


26 oct. 2022 11:25H
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El Sistema Nacional de Salud (SNS) acaba de atravesar la que, probablemente, haya sido su mayor crisis: la producida por la pandemia del Covid-19. Si bien poco a poco se ha ido recuperando la normalidad, lo cierto es que los peligros no dejan de acechar a la sanidad española y, también, de todo el planeta. El mayor reto al que se debe enfrentar el SNS también es mundial, pero afecta a España muy particularmente, y ese no es otro que el calentamiento global, que, en nuestro país, duplicará las muertes a causa del calor extremo en tan solo 34 años.

Así se desprende del último informe elaborado por The Lancet, titulado ‘The Lancet Countdown on Health and Climate Change’, y que alerta de los peligros para salud y el impacto en los sistemas sanitarios del cambio climático. En este contexto, los países mediterráneo, y en concreto España, destacan como uno de los epicentros del calentamiento global. Nuestro país, no solo está viviendo un incremento de los termómetros por encima de la media sino que, además, está cada vez más expuesta a las temperaturas extremas. De hecho, es el país europeo más afectado por estos episodios climáticos.

En el conjunto de los países europeos, los científicos que han participado en la investigación calculan que las muertes por calor extremo han aumentado un 95 por ciento en las últimas dos décadas. De media, en los últimos diez años las temperaturas se relacionan con la muerte de 15 personas por cada millón de habitantes. Una cifra que, en España, es el doble: 30 muertes por cada millón.


Aumento de las enfermedades infecciosas


El calor extremo afecta, sobre todo, a colectivos vulnerables como niños menores de un año, a las personas con más de 65 años, a quienes sufren enfermedades crónicas o a quienes padecen un estado delicado de salud. Además, el calor multiplica la aparición de enfermedades infecciosas.

El cambio climático afecta a la propagación de enfermedades; el tiempo para la transmisión de la malaria aumentó un 32,1 por ciento en las zonas altas de América y un 14,9 por ciento en África entre 2012-2021, en comparación con el período 1951-1960. Así, se espera que “los brotes de enfermedades infecciosas se vuelvan más comunes a medida que continúe el cambio climático y la degradación ambiental, lo que hará que los esfuerzos de control de enfermedades sean cada vez más difíciles”.

En concreto, los científicos aglutinados por The Lancet advierten del “incremento de las condiciones climáticas favorables para la diseminación de enfermedades infecciosas como el dengue, la malaria o el virus del Nilo occidental”.

Los científicos alertan del incremento de las condiciones climáticas favorables para la diseminación de enfermedades infecciosas



Ya en España, en 2020 hubo un brote del virus del Nilo Occidental. Se certificaron 77 casos y ocho muertes. Lo transmiten mosquitos autóctonos, pero la subida global de las temperaturas –también en el invierno– favorece sus poblaciones. Hay más mosquitos capaces de transmitir el virus si aparece en una persona.

La investigación también alerta de la expansión de la bacteria del Vibrio, que causa la cólera, una enfermedad que puede provocar infecciones gastrointestinales graves, infecciones de la piel y los oídos, y resultados de salud más graves, como fascitis necrosante, amputación, sepsis y muerte.

“En Europa, los casos han aumentado constantemente a lo largo de los años”, sobre todo debido al incremento de la temperatura de las aguas salobres. No obstante, en el caso de España, el estudio destaca que los valores de presencia de la bacteria en nuestro país “fueron bajos” en comparación a la media europea “debido a la mayor salinidad superficial en el Mediterráneo”.


Muertes por contaminación del aire


Por otro lado, El 'Lancet Countdown' calcula que, solo en 2020, 117.000 personas fallecieron por haber respirado las micropartículas que desprende la combustión de combustibles fósiles –que liberan al mismo tiempo los gases de efecto invernadero que causan la alteración del clima–. “El transporte es la principal fuente” de estas partículas finísimas: PM 2,5. El trabajo estima que en el mundo el peaje vital se disparó a 1,3 millones de muertes.

El daño que están causando las partículas que viajan en los gases invernadero no hace más que acumular evidencias. Hace poco más de un año, una revisión de las universidades de Harvard, Birmingham y el London College, calculó que el 20 por ciento de las muertes prematuras a nivel mundial estaba relacionado con estas PM 2,5 que expulsan, sobre todo, los tubos de escape de los vehículos. Las zonas más afectadas son, precisamente, los países de la Europa Occidental, así como Estados Unidos y el sureste de Asia.


Un rayo de esperanza


La investigación sostiene que, a pesar de estos profundos impactos en la salud, los esfuerzos de mitigación siguen siendo inadecuados para evitar un aumento catastrófico de la temperatura. Así, alerta de que las emisiones de CO 2 derivadas de la combustión de combustibles aumentaron un 6 por ciento en 2021 y las emisiones de gases de efecto invernadero agrícolas aumentaron un 31 por ciento desde el año 2000.

Sin embargo, algunos indicadores brindan un rayo de esperanza, como el aumento del consumo y generación de energías renovables. Mientras tanto, el sector de la salud “se está preparando cada vez más para enfrentar los peligros climáticos, con 60 países, entre ellos España, “comprometiéndose a desarrollar sistemas de salud resilientes al clima y/o con bajas emisiones de carbono o cero emisiones netas de carbono en la COP26”.
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