Los síntomas residuales se asocian a un mayor riesgo de recaída y comorbilidad



13 jun. 2015 11:51H
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Sandra Melgarejo. Ibiza
“La depresión es una enfermedad grave que tiene un alto impacto económico y sociosanitario, pero que no recibe la atención que merece”. Así de rotundo se ha manifestado Manuel Bousoño, profesor titular de Psiquiatría del Departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo, en el XIV Seminario Lundbeck ‘La letra pequeña de la depresión’, celebrado en Ibiza. Según este especialista, el diez por ciento de la población española padecerá un trastorno depresivo a lo largo de su vida, y advierte de que “irá a más si no se toman medidas preventivas”.

Miquel Roca, Guillermo Lahera, Beatriz Rivero (directora de Marketing de Lundbeck Iberia) y Manuel Bousoño.


En nuestro país, la depresión representa una de las principales causas de baja laboral por incapacidad temporal y permanente. Incluso sin baja laboral, esta enfermedad reduce sustancialmente la capacidad de las personas para trabajar de forma afectiva, asociándose a una pérdida significativa de la productividad. Sin embargo, según el estudio La depresión y la ansiedad en el entorno laboral, presentado en la reunión, casi un 90 por ciento de los trabajadores españoles creen que la depresión afectaría a su rendimiento laboral, pero el 64 por ciento permanecería en su puesto. “Una de cada tres personas no comunicaría en el trabajo que sufre depresión”, ha recalcado Miquel Roca, de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Juan March de Mallorca y profesor titular de Psiquiatría en la Universidad de Baleares.

Los especialistas han coincidido en que se necesitan políticas de prevención y contra el estigma. No en vano, de los 92.000 millones de euros de coste estimado de la depresión en la Unión Europea en 2010, el 56 por ciento correspondió a costes indirectos como pérdida de productividad laboral, bajas por enfermedad y jubilación anticipada. De hecho, “el coste en farmacia es de entre el siete y el 15 por ciento, aunque la Administración presiona para que no recetemos antidepresivos porque son caros”, ha matizado Bousoño. 

Así, Roca considera que esta enfermedad, entre otras medidas, requiere “programas de formación para la detección en el ámbito laboral, cambios legislativos que protejan a los empleados y una planificación de los servicios de salud mental adecuada a la demanda, dado que el estudio Impact sugiere un aumento de la prevalencia de estos trastornos durante la crisis económica en Atención Primaria”.

Precisamente, el estudio Depres (desarrollado en Bélgica, Francia, Alemania, Reino Unido y España) revela que, de quienes buscan tratamiento (57 por ciento), la mitad consulta sus síntomas con el médico de Primaria. “Cada vez están más preparados, pero tienen muy poco tiempo en consulta”, ha añadido Roca, quien ha demandado que “la depresión necesita ser equiparada al resto de enfermedades médicas”.

Síntomas residuales

Aunque las investigaciones internacionales detectan una tasa de infradiagnóstico en torno al 50 por ciento, en España desciende hasta el 33 por ciento. No obstante, “queda mucho por mejorar en el tratamiento de la depresión”, ha afirmado Guillermo Lahera, profesor de Psiquiatría y Psicología Médica en la Universidad de Alcalá e investigador del Instituto Ramón y Cajal del Cibersam.

Además de las dificultades en la detección –asociadas a “la falta de tiempo, de concienciación social y a los prejuicios persistentes”, ha indicado Bousoño–, otro reto son los síntomas residuales. La Asociación Americana de Psiquiatría cifra en entre el 20 y el 35 por ciento los pacientes con síntomas residuales persistentes. “Los más frecuentes son insomnio, ansiedad, falta de interés, irritabilidad, fatiga, dolores (de espalda, musculares, de estómago, cefalea tensional), pérdida de libido y dificultades cognitivas (relacionadas con la atención, la memoria, la velocidad psicomotora y la función ejecutiva)”, ha detallado Lahera.

A pesar de que la mayoría de los pacientes responden a los fármacos antidepresivos, solo un tercio alcanza la remisión. “Mantener síntomas residuales se asocia a un mayor riesgo de recaída, comorbilidades (los pacientes con depresión tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes y otros trastornos psiquiátricos) y suicidio (el peligro es 21 veces superior al de la población general). Por eso es importante evaluar la respuesta antidepresiva en las primeras semanas de tratamiento y, luego, buscar activa y continuadamente la remisión clínica y funcional”, ha señalado el investigador del Cibersam. 
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