Redacción. Madrid
Los efectos de la crisis y sus consecuencias en la investigación han centrado la intervención del presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Alfredo Rodríguez-Antigüedad, ha realizado durante el último acto institucional de la sociedad. En él ha asegurado que “los cambios pueden representar una amenaza, pero también una oportunidad de adaptarse a nuevos escenarios”.
Alfredo Rodríguez Antigüedad, presidente de la SEN.
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El máximo mandatario de la SEN ha puesto en valor el papel que las sociedades científicas tienen en una coyuntura como al actual. “Son, cada vez más, referencia imprescindible para otros ámbitos como la Administración y la sociedad en general” ha asegurado añadiendo que “los especialistas somos los que mejor conocemos la situación de todo lo relativo a la neurología “y que “no existe ningún otro especialista con mayor capacidad para ofrecer una atención sanitaria de calidad o para ser más eficiente”.
Uno de los principales problemas derivados de la crisis está siendo los problemas de financiación, que han incidido de forma negativa tanto en el modelo asistencial como en otros ámbitos, como el de la investigación. En este sentido, Rodríguez Antigüedad se ha mostrado tajante, declarando que “dejar e invertir en investigación nos devalúa para el futuro”. “Fomentar la investigación clínica, diagnóstica y terapéutica sigue siendo crucial para luchar contra las enfermedades neurológicas”, ha añadido destacando que este tipo de patologías serán las que experimenten un mayor aumento de su incidencia en los próximos años.
“La investigación genera actividad económica, riqueza y progreso social”, ha detallado el presidente de la SEN, que a su vez ha abogado por “una adecuada distribución de los recursos para investigación” que la haga eficiente y produzca retornos en las inversiones.
El Dr. Alfredo Rodriguez-Antigüedad también quiso hacer mención a la preocupación de la SEN por el cambio del modelo formativo de especialistas que plantea la troncalidad: “La formación en neurología debe incardinarse dentro de las neurociencias y no en el marco de la medicina, como sucedía en el siglo pasado. Nos preocupa que el proyecto de troncalidad suponga un retroceso en todo lo que se ha conseguido y una hipoteca para el futuro de la neurología. El desarrollo de las neurociencias es sin duda uno de los puntales de los países avanzados que afronten el futuro con ambición de triunfo”.
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