Los investigadores Julio Díaz y Cristina Linares.
Los niveles de ruido están directamente relacionados con la incidencia del Covid-19 y las tasas de ingreso en el hospital y en la UCI, si bien no en la mortalidad. Es la conclusión a la que han llegado un grupo de investigadores del Instituto de Salud Carlos III liderados por
Julio Díaz y
Cristina Linares, de la
Escuela Nacional de Sanidad.
La investigación, que se ha publicado en la revista
Environmental Research, ha analizado el
impacto de diferentes factores ambientales en la enfermedad en la provincia de Madrid en el periodo comprendido entre el 1 de febrero y el 31 de mayo de 2020. La diferencia en ruido entre las primeras y las últimas semanas el estudio fue de 3 decibelios de media, llegando a ser de 5,4 decibelios en los momentos más duros del confinamiento.
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La reducción del tráfico automovilístico fue la causa principal de la disminución de los niveles de ruido en la región, por lo que contaminación atmosférica y acústica están relacionadas.
No obstante, controlando la influencia de la polución atmosférica (las partículas PM10 y NO2), comprobaron cómo el ruido se asociaba positivamente con los factores mencionados, si bien con un
retraso de entre 7 y 10 días para la incidencia, de 17 días para la hospitalización, y de 22 días para el ingreso en UCI.
¿Cómo influye el ruido en el sistema inmune?
Los autores de este
trabajo sobre la relación entre el ruido y el Covid-19 consideran que hay varias posibles explicaciones a esta influencia de la contaminación acústica en la acción del SARS-CoV-2. La principal de ellas es que los sonidos fuertes son capaces de influir en el sistema inmune a través de tres factores.
El primero de ellos es la naturaleza estresante del ruido, que muchos estudios han comprobado su impacto en la inmunidad. En segundo lugar,
el ruido provoca alteraciones del sueño, que también influyen en el sistema inmune. Por último, hay un impacto del estrés oxidativo.
Los investigadores señalan, además que el ruido es un indicador indirecto de la actividad humana, que podría asociarse a un mayor riesgo de transmisión del Covid-19, así como un mayor aumento de la incidencia y de los contagios en grupos vulnerables.
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