Investigador en el laboratorio.
Desde que el nuevo coronavirus irrumpiera en nuestras vidas, notificado por primera vez en diciembre del pasado año, la comunidad científica está inmersa en una carrera a contrarreloj para conocer más de cerca al virus, bautizado como
SARS-CoV-2. Desde los síntomas de la enfermedad, efectos y transmisión, hasta posibles tratamientos y vacunas definitivas. En este sentido, son muchos los componentes y soluciones que se han estudiado para dar con una herramienta útil para frenar el contagio y transmisión del virus. Uno de ellos es un componente químico habitual en los colutorios, el
cloruro de cetilpiridinio (CPC), que precisamente se ha convertido en el objeto de estudio de un nutrido grupo de investigadores de IrsiCaixa.
El cloruro de cetilpiridinio (CPC) tiene efecto antiviral. Esta es la principal conclusión de un estudio preclínico realizado por el personal investigador del grupo PISTA de IrsiCaixa, centro impulsado conjuntamente por la Fundación "la Caixa" y el Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya, en colaboración con científicos del Dentaid Research Center. Según los expertos, este componente químico, presente en algunos colutorios, es capaz de
reducir hasta 1000 veces la capacidad de infección del SARS-CoV-2 en un experimento llevado a cabo en células cultivadas en el laboratorio.
El siguiente paso será probar la eficacia del componente como antiviral en humanos, a través de un nuevo estudio que estará liderado por la Fundación Lucha contra el Sida y las Enfermedades Infecciosas (FLS). En estos momentos, acabar con la pandemia de la Covid-19 es el principal objetivo a nivel mundial, por lo que demostrar el efecto antiviral del CPC en humanos sería
clave para ayudar a
reducir la transmisión del SARS-CoV-2 en cualquier zona geográfica, pues los colutorios son económicos, fácilmente distribuibles y almacenables.
Resultados esperanzadores
“Los resultados que hemos obtenido son prometedores. Que un colutorio con CPC sea capaz de reducir tanto la capacidad de infección del SARS-CoV-2 es una muy buena noticia, ya que
conseguiríamos frenar la rápida transmisión del virus entre personas, que es lo que más preocupa actualmente”, celebra el director de IrsiCaixa, Bonaventura Clotet. El grupo de investigación ha observado que la capacidad de infección del SARS-CoV-2 después de haber estado en contacto con el colutorio se reduce hasta 1000 veces en cultivos celulares. “Hemos comprobado que el CPC es realmente quien tiene un papel antiviral porque, llevando a cabo el mismo experimento con colutorio sin CPC, el virus sigue teniendo una alta capacidad de infectar y destruir células”, afirma la coordinadora del estudio e investigadora principal de IrsiCaixa, Nuria Izquierdo-Useros, quien matiza que para el experimento han utilizado una cantidad de virus más elevada que la que se encuentra en la cavidad bucal de las personas infectadas, y una cantidad menor de colutorio de la que suele utilizar la gente.
“Estos resultados son muy esperanzadores”, apunta la investigadora a la espera de comenzar los ensayos de eficacia.
Potencial herramienta de prevención
Los colutorios llevan en el punto de mira de la comunidad científica desde que se desatara la pandemia. Tanto es así que, el pasado mes de octubre, un estudio de investigación del Colegio de Medicina de Penn State (Estados Unidos), cuyos resultados fueron publicados en la revista
Journal of Medical Virology, determinó que ciertos antisépticos y enjuagues bucales orales podrían ser
útiles para reducir la carga viral en la boca después de la infección, ayudando así a reducir la propagación del SARS-CoV-2. Los investigadores llegaron a esta conclusión después de llevar a cabo una prueba para replicar la interacción del virus en las cavidades nasales y orales con los enjuagues y los colutorios y, más tarde, comprobar que tenían una
gran capacidad para neutralizar el coronavirus humano.
La cavidad bucal juega un papel crucial en la transmisión de cualquier virus, que están presentes en la saliva, por lo que colutorios y enjuagues bucales podrían ser una
potencial herramienta de prevención de contagio del virus por su alta capacidad antiséptica.
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