El segundo
informe del médico forense adscrito al Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid afirma que
"la
hecatombe en España" que ha devenido en la crisis sanitaria por la
pandemia de coronavirus "se veía venir" desde
semanas antes del 8 de marzo y que tanto el
ministro de Sanidad, Salvador Illa, como el
director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, conocían la situación.
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"Un tsunami se prevé, se sabe que va a venir porque ha existido un fenómeno previo, terremoto con epicentro en el fondo del mar, que así lo indica.
La situación de hecatombe en España se veía venir. No sólo porque 'a posteriori' es más fácil de analizar, soy consciente de ello, sino porque quien sabe sobre epidemiología -los profesionales del CCAES- y se dedica a ello domina los parámetros predictivos y no es algo imprevisible, como afirmó una destacada dirigente en una entrevista", explica el forense, sin especificar a qué dirigente se refiere.
Así consta en el segundo informe forense firmado por el
médico forense Julio Lorenzo Rego, con fecha de 8 de junio y al que ha tenido acceso Europa Press, dentro de la investigación dirigida por la titular del Juzgado de instrucción número 51 de Madrid, Carmen Rodríguez-Medel, que investiga un
posible delito de prevaricación por el que ha imputado al delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco.
El documento el médico forense adscrito al Juzgado de instrucción número 51, reprocha a las autoridades que
faltó autoprotección de los ciudadanos que asistieron a manifestaciones como la del Día de la Mujer del 8 de marzo porque no se alertó del "gran riesgo" que existía de contagiar el coronavirus. También recoge que
no se hizo una valoración de riesgos como pidió la OMS el 14 de febrero, ni se atendió a "algunas" de las recomendaciones de la alerta europea del 2 de marzo, lo que habría aminorado "el daño a la salud" y "las consecuencias económicas y sociales".
Cuatro conclusiones
El médico forense ratifica las cuatro conclusiones del informe preliminar, el del 19 de abril, ya que el 28 de febrero desde la Delegación del Gobierno de Madrid "se dispusieron las medidas adecuadas para proteger a las personas que en esa institución trabajan". Ese mismo día, según el informe, "en la Delegación del Gobierno se conocía la situación de epidemia y eran conscientes del riesgo para los ciudadanos".
El documento señala que
haber evitado manifestaciones como la del 8M habría frenado una "amplia difusión" de la Covid-19, "de igual modo que de haberse advertido a la población sobre el gran riesgo de contagio" habría facilitado que los ciudadanos "adoptaran las medidas higiénicas necesarias para su protección en relación a la gravedad de la enfermedad".
En el mismo documento se dice que "no es posible saber si una persona que haya asistido a cualquiera de las manifestaciones" antes del estado de alarma decretado el 14 de marzo y que resultara infectado por el Covid-19 "lo haya sido en esas concentraciones masivas de personas o en otro lugar, transporte público, establecimientos públicos, etc.".
"En cambio", añade el informe,
"no se instó a que quienes comunicaban manifestaciones o concentraciones en la vía pública en el periodo objeto de investigación que dispusieran la evaluación del riesgo sanitario que dichas manifestaciones comportaban, como recomienda la OMS -y además es lógico y natural-- desde que se instauró la epidemia".
Conocimiento de Sanidad y la Comunidad de Madrid
En doce puntos de conclusiones, el médico forense califica de
"elevada" la posibilidad de contagio en manifestaciones donde los "participantes podían estar contagiando la enfermedad sin ser conscientes de ello, aun cuando aún no tuvieran síntomas".
"Entre estas recomendaciones cobra especial interés la medida de
distanciamiento social", continúa el forense en su punto octavo de conclusiones, donde sostiene: "Estas cuestiones previas y el exacto estado en que nos encontrábamos en cada momento eran conocidos por las autoridades sanitarias nacionales y de la Comunidad de Madrid".
El informe del forense Julio Lorenzo comienza con unos párrafos en los que quiere dejar claro que conoce la "especial relevancia" de este procedimiento judicial, que califica de "delicado" por afectar a un "personaje público" como es José Manuel Franco.
Ya desde el principio, el forense introduce valoraciones personales como que es consciente de que el caso se ha tornado muy "mediático" y que existe un "clima de cierta crispación social" y que "se podría pensar que ello influye en algún sentido en la imparcialidad del informante".
Concluye este capítulo afirmando "con alivio" que ni él ni "ninguna persona" de su "amplia familia (madre, suegra, mujer, cuñados, hijos, nietos, hermanos, tíos ni sobrinos) han sufrido ni el más mínimo
síntoma de Covid-19". "Lo digo por si alguien pudiera pensar que podría existir el más remoto conflicto de intereses", apunta.
Más adelante, en el epígrafe denominado 'Consideraciones médico forenses', Lorenzo resume en un índice los apartados a examinar, entre ellos cuestiones relativas a su informe anterior, a "días clave" o a "advertencias de organismos internacionales". Pero el punto 8 está titulado 'El tsunami que viene', apartado que comienza con la expresión "se veía venir".
En este punto, el forense afirma que a finales de febrero
"se notaba la tensión" en el CCAES, una conclusión a la que llega por el "estudio de los correos electrónicos" de personal de este centro. Cita algunos nombres y expresiones supuestamente utilizadas en esos e-mails para hablar de "evolución galopante" de la epidemia". "Imagino los semblantes de preocupación de estos profesionales analizando la situación. Por eso he titulado'el tsunami que viene', añade.
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