El índice de adultos españoles que solicitaron en 2023 consulta un
examen o tratamiento médico fue del 67,4 por ciento. Se trata de una tasa semejante a la
media europea (65,7 por ciento) pero que contrasta con la de países cercanos, como
Francia, donde nueve de cada diez ciudadanos pidieron cita al menos una vez ese año (89,1).
Los franceses, de hecho, copan este particular
ranking de demanda de atención médica elaborado por el Eurostat, la oficina de estadística europea, que sitúa en ‘cola’ a
Países Bajos con un destacado 34,4 por ciento). También presentan cotas elevadas países como
Chipre (86,9),
República Checa (84) o
Noruega (88,1), mientras que la vecina Portugal se sitúa en el 62,4 por ciento. España, con esa tasa del 67,4 por ciento en población mayor de 16 años. En mayores de 65, esta sube hasta el 82,9 por ciento.
Brecha de género en la demanda de atención médica
A nivel comunitario, la oficina de estadística de la Unión Europea detecta una
brecha de género en cuanto a la demanda de atención médica, que es siete puntos porcentuales superior en mujeres que en hombres. Esas diferencias
se van estrechando con el paso de los años, especialmente más allá de los 65, cuando el índice de personas que solicitan un examen o tratamiento durante el año llega a superar el 80 por ciento.
En el conjunto de la ciudadanía europea (mayor de 16 años), según el citado estudio de Eurostat, un
65,7 por ciento de la población acudió al médico para una consulta o tratamiento en 2023, el último ejercicio del que se disponen datos. La tasa es del 62,1 por ciento varones y del 69,1 por ciento en mujeres.
En los últimos años destaca, eso sí, tanto el incremento de la
s consultas solicitadas por ambos sexos. En el caso de los hombres, en 2021 el índice era del 57,2 por ciento. Es decir, 4,9 porcentuales menos. La diferencia entre las mujeres es de 3,9 puntos (del 65,2 por ciento de 2021 al 69,1 por ciento de 2023).
Evidentemente, la demanda de atención médica es
sensiblemente menor entre la población más joven, aquella con edades comprendidas entre los 16 y los 44 años. ‘Solo’ uno de cada dos personas (55,8 por ciento) de este segmento pidió un examen o consulta médica en 2023. De nuevo, el Eurostat releva una mayor proporción de mujeres (60,0 por ciento) que de hombres (51,7).
Estos índices crecen de forma paulatina con el avance de edad en ambos sexos.
Más allá de los 65 años, la tasa global se sitúa en el 80,4 por ciento, con un 79,2 por ciento de hombres y un 81,3 por ciento de mujeres (2,1 puntos más).
La demanda de atención médica en la tercera edad se ha mantenido a grandes rasgos estable desde 2021, en plena pandemia covid, cuando la proporción era del 75,9 por ciento.
Citas médicas y riesgo de pobreza
Si lo que se tiene en cuenta es la
situación económica, lo cierto es que según el Eurostat no hay diferencias entre aquellos que se encuentran en
riesgo de pobreza (el 65,7 por ciento de la población mayor de 16 años pasó por el médico) y los que no (65,8 por ciento). Tampoco se produce una brecha en los segmentos de población más envejecida.
Hace ahora cuatro años, en 2021, estos mismos indicadores eran del 61,7 por ciento en población en riesgo de pobreza y del 63,8 por ciento en la más pudiente.
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